Un sabia combinación de cocina francesa con aportes ecuatorianos

Cuando vayan a la bella Quito, por placer o negocios, pueden probar los platos de Alma o La Choza, dos de los mejores restaurantes de la capital ecuatoriana, pero no pueden dejar de ir a Rumiloma, en las afueras de la ciudad. Se trata de una muy bella hacienda de 40 hectáreas de bosque primario andino, dotada de muy cómodas cabañas y amplios espacios de un verdor envidiable, al lado del volcán Pichincha, que alberga uno de los mejores restaurantes que he probado en los últimos meses. Se llama Rumiloma y ofrece un repertorio de platos inspirados en la culinaria francesa con algunos toques locales que le van muy bien. Allí probé unas alcachofas servidas en el fondo de un pan redondo y gratinado con tres quesos y unas costillas de cordero al oporto que permanecen invictas en mi memoria gustativa. Bien vale el viaje.

Rumiloma Hacienda o Rumiloma Lodge, como también se le conoce, está regentada por Amber, una norteamericana diseñadora de interiores y aficionada a la alta cocina que vivió en Irlanda, donde fue dueña de caballos de carreras y dirigió un centro benéfico para niños. En Ecuador, mientras escalaba el volcán Cotopaxi, conoció a su esposo actual Oswaldo, un hotelero y notable montañista, cuya familia es duela de Miloma. Oswaldo y Amber decidieron crear esa especie de paraíso perdido en las montañas.

Al frente de la cocina se encuentra Cristina Carrión, cocinera ecuatoriana formada en Francia, quien ha sabido rendir tributo a los platos clásicos utilizando ingredientes ecuatorianos. Este tipo de fusión funciona muy bien porque no se inclina por las extravagancias sino por la armonía de sabores, texturas y olores.

Una de sus mejores entradas es el locro de la casa, una sopa tradicional andina elaborada con cremosas papas y aderezadas con aguacate y queso. Otra opción es el ceviche costeño, que reúne pescado blanco y camarones marinados en jugo de limón y pimienta servidos con canguil (cotufas) y chifles (tostones) en una combinación muy singular. Desde luego, no faltan la sopa de cebolla a la francesa. Y recuerden las alcachofas andinas, deliciosas.

Al momento de los platos centrales probamos el cordero La Cantera, uno de los clásicos de la casa, que es marinado durante tres días en una sangría especial y servido con papas, chaucha (vainitas o judías verdes) y choclo (jojotos o mazorcas). El cordero es asado a la parrilla de carbón.

En el campo de los pescados está el delicioso lomo atún a la Rumi, con salsa de frutas cítricas y soya, pero si prefiere las carnes puede optar por el bife angosto uruguayo con la clásica mantequilla Maitre d’Hotel, acompañado por papas salteadas con tocineta y vegetales al limón. Y les insisto con las costillas de cordero al Oporto, servidos con papas salteadas con salsa de mortiños, que no son otra cosa que arándanos o grosellas o como usted quiera llamarlas.

A la hora de los postres destacaron el crumble de manzanas caramelizadas, la sopa de chocolate blanco con parchita y la selección de helados de paila o cacerola, hechos artesanalmente y servidos con galletas de avena y suspiro quiteño.

Para llegar a Rumiloma Hacienda deben ir hacia el Oeste de Quito y subir por la ruta Obispo Díaz de La Madrid hasta un poco más allá de le represa. Allí la encontrarán. Pueden llamar por el +593-2 2548-206 o al celular 593-9 9703-130. También pueden escribir a info@rumiloma.com o ingresar a la página www.rumiloma.com. De nada.

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