Hacia las 8 de la noche del domingo 8 de noviembre, los rostros de los expositores del 8º Salón Internacional de GastronomÃÂa eran muy expresivos: cansancio, ganas de regresar a casa, de tomarse un descanso, pero también de satisfacción, deseos de compartir las últimas copas y canapés, de intercambiar las últimas opiniones. Porque hubo de todo, de aquày de más allá. Bajo el concepto vecindad y lejanÃÂa, tuvimos en cuatro dÃÂas intensos una visión global y a la vez especÃÂfica de la culinaria contemporánea y la sensualidad de siempre. La presencia del inglés Heston Blumenthal, verdadera estrella fugaz, el indio radicado en Londres Vineet Bhalia, el mexicano Enrique Olvera, el peruano japonés Hajime Kasuga y la enóloga española MarÃÂa Isabel Mijares, ya una constante del SIG caraqueño, fortalecieron la programación de conferencias, catas y degustaciones que se repartieron entre cinco salones abiertos desde las 11:30 de la mañana. Pero si estos profesionales internacionales ofrecieron relieve al encuentro, un buen número de artÃÂfices venezolanos desplegaron la amplia variedad de propuestas, hallazgos y reafirmaciones contenidas en los fogones locales. Carlos GarcÃÂa, ElÃÂas Murciano, Francisco Abenante, Mercedes Oropeza, José Luis ÃÂlvarez, VÃÂctor Moreno, Nelson Méndez, Sumito Estévez, Eduardo Moreno, Reison Frioni, Federico Tichler, Ana Belén Myerston, Paul Launois, Tamara RodrÃÂguez y Wendoly López dieron la cara por la creatividad de la vecindad.
Como en las ediciones anteriores, el SIG 2009 se dividió, en la práctica, en dos grandes áreas. Por una parte se desarrollaron los encuentros profesionales, con los nombres referidos en el párrafo anterior, que funcionaron como sustento medular del encuentro, con los aportes de distintos patrocinadores y expositores que colmaron la programación de los cinco salones que atrajeron la atención y participación de los aficionados más exigentes. Por la otra, hubo un público más amplio que prefirió disfrutar las degustaciones de vinos, rones, piscos, patés, aceites de oliva, embutidos, chocolates, quesos, caviar, canapés criollos, panes y toda suerte de productos que se encuentran en el mercado nacional. Cocinas profesionales, cuchillerÃÂa, copas, utensilios, electrodomésticos y otros adminÃÂculos acompañaron la muestra. La oferta fue amplia y variada, para todos los gustos.
Sólo dos comentarios negativos escuché durante mis visitas al SIG 2009. El primero se refirió al precio de la entrada que esta vez se ubicó en los 165 bolÃÂvares por dÃÂa, notablemente más cara que en la edición anterior, aunque es justo referir que hubo una preventa más económica. Conozco varias personas que dejaron de asistir por este motivo. Dos personas por dÃÂa sumaban 330 bolÃÂvares y ambas por dos dÃÂas, mÃÂnimo, totalizaban 660 bolÃÂvares. Tal vez por ello no vi tanta gente como en ediciones anteriores. El otro comentario negativo se refirió a la poca puntualidad de algunos eventos, conferencias y catas. Algunas actividades se realizaron a la hora convenida, otras no. Pero tales apreciaciones no descalifican la calidad del SIG 2009. Simplemente son aspectos a mejorar.