Especial para Ideas de Babel. El pueblo venezolano, de una manera general, tiene la idea de que los Estados Unidos es un imperio enemigo del que hay que desconfiar y rechazar. Esto generalmente lo hacen de la boca para fuera, ya que internamente, se copian de todo lo que viene de allá, viajan de vacaciones, van a universidades y a clÃÂnicas importantes cuando lo necesitan solo a ese paÃÂs. Esta condición ha sido sembrada por los polÃÂticos de izquierda, envidiosos del progreso norteamericano, incapaces de hacer algo por su propio paÃÂs, siendo más fácil, echarle la culpa al gigante del Norte.
Hay que recordar que los Estados Unidos no le pidieron ayuda a nadie para llegar a ser lo que son hoy en dÃÂa. Lo hicieron ellos mismos con su trabajo. Cuando hablamos de imperios, nos olvidamos de Rusia, que se apodero de todos los paÃÂses que lo rodearon para esclavizarlos, igual como lo hace China o como lo hicieron en el pasado Inglaterra y España, por poner solo unos ejemplos. Los norteamericanos no se quedaron con ningun pais en donde intervinieron, solo para liberarlos de una tirania.
Pero volviendo al tema principal: la contribución que hicieron las compañÃÂas petroleras privadas al progreso de Venezuela es un tema largo.
Voy a empezar por decir que toda mi vida vivàen dos mundos: el venezolano criollo y el norteamericano de los campos petroleros y conozco muy bien lo que ocurrÃÂa en ambos escenarios.
Al contrario de lo que se pueda pensar (y solo nosotros los petroleros sabemos la verdad) la explotación petrolera no era solamente sacar petróleo y ganar dinero.
En primer lugar, las empresas empleaban personal venezolano de distintos niveles educativos y los entrenaba para trabajar en forma ordenada, disciplinada y honesta. Y les suministraban salud y educación, los cuales les permitÃÂan escalar en las empresas por méritos y no por amiguismo. Era la meritocracia. Cuando estos venezolanos dejaban la industria, estaban preparados para trabajar en cualquier otra actividad. Y eran buscados por su honradez y confiabilidad. Estos valores morales se extendÃÂan al resto de la familia del individuo y en la comunidad donde residÃÂa.
En segundo lugar, la familia del empleado recibÃÂa una atención especial. Siempre habÃÂa planes médicos y hospitales habilitados o propios para la atención de los familiares. Y los hijos recibÃÂan una educación superior al que habÃÂa en los pueblos circunvecinos, con los mejores profesores, traÃÂdos de otras partes del paÃÂs (de Caracas, por ejemplo) con buena preparación académica y cursos de mejoramiento profesional continuo. Los textos escolares de las escuelas petroleras eran gratis y solo se nos pedÃÂa que los cuidáramos para entregárselos a los alumnos que venÃÂan detrás de nosotros. Los cuadernos y lápices también eran suministrados en forma gratuita. En estas escuelas también aprendÃÂamos a ser buenos ciudadanos, amantes de la patria y la conservación de la naturaleza.
Cuando a los trece años fui a Caracas, las escuelas publicas de la ciudad estaban por debajo del nivel de las de los campos petroleros norteamericanos.
En tercer lugar, sin que nadie se los exigiera, habÃÂa una cierta cooperación con las autoridades locales para resolver problemas menores, como arreglos de calles, alumbrado publico, acueductos, manejo de aguas negras y cloacales, etcétera. ExistÃÂan plantas para procesar las aguas cloacales.
En cuarto lugar, podemos afirmar con conocimiento, que las empresas estimularon el deporte en sus diversas formas como béisbol, basketball, vollyball, atletismo, etcétera. Y construyeron canchas deportivas para ese fin.
Hay que recordar que en la Venezuela de los años cuarenta y cincuenta no existÃÂan muchos de los servicios públicos que hoy en dÃÂa consideramos como normales y las empresas que venÃÂan de un mundo más desarrollado los consideraban importantes para mantener una población sana y entretenida.
En quinto y último lugar ponemos la diversión. Los campos petroleros tenÃÂan un club social con numerosos eventos culturales y sociales además de cine gratis, dos o tres veces por semana.
Todas las cosas enumeradas anteriormente, contribuyeron a modernizar a Venezuela y a Caracas y a elevar el nivel cultural de la población.
Por otra parte, y que me corrija alguien que tenga evidencia, Estados Unidos nunca han agredido a Venezuela. Nosotros fuimos su paÃÂs mimado por muchos años. Los mal pensados dirán que fue por el petróleo, pero ese petróleo era comprado y pagado a buen precio como siempre, dentro de una actividad legÃÂtima, honesta y de acuerdo con las leyes venezolanas.
Finalmente, cuando le dijimos que querÃÂamos manejar el petróleo nosotros mismos, negociaron con nosotros una transición pacifica, y los empleados venezolanos que estábamos ya preparados por ellos, tomamos el mando y creamos la gran Pdvsa. ¿Dónde esta el daño que nos hicieron? ¿Por qué los odiamos? DeberÃÂamos reconocer el gran beneficio colateral que significó tener en el paÃÂs a un grupo de personas que no solo vinieron a explotar el petróleo sino que, además, contribuyeron a mejorar el nivel cultural del venezolano. Muchos norteamericanos inclusive se casaron con venezolanas y tuvieron sus hijos venezolanos que estudiaron en el paÃÂs. Este aspecto de la evolución cultural de Venezuela nunca ha sido mencionado. Venezuela fue un mejor paÃÂs gracias a los norteamericanos. Por eso, en un tiempo, fuimos el mejor paÃÂs de América Latina.
*Geólogo petrolero