Poupee menina 1Especial para Ideas de Babel. Minicomedia musical pornofantástica. Acto único.

Escenario y efectos especiales

El escenario puede ser de cualquier espacio.

Los personajes y su apariencia

Nigromante. Preferiblemente, un actor enano con registro de bajo. Viste como mago.

Muñeca. Actriz cantante joven y bonita, bien hecha, con buena dotación pectoral. Su vestuario comprende los siguientes elementos: peluca rubia espléndida, dos trajes superpuestos y un postizo según se describen a continuación.

Traje exterior: de muñeca victoriana, con numerosas abotonaduras, lacitos, etcétera.

Ropa interior: corsé y pantaleta  de estilo victoriano.

Postizo: una piel de muñeca, esto es, un pantalón ceñido de tela rígida y brillante que debe dar la idea de una superficie  de porcelana o  material plástico;  aparecerá como si fuera la piel de la actriz cuando esta se despoje de la pantaleta en el  striptease que debe realizar. Muy importante: en esta piel postiza no ha de sugerirse ningún atributo sexual, por cuanto con la misma se pretende poner en evidencia que el personaje, como todas las muñecas, carece de ellos, lo cual es la clave de la acción dramática.

 

ACTO UNICO

Oscuro. Entra música incidental: una introducción lúgubre, misteriosa. Súbitamente, luz cenital sobre el Nigromante que hace gestos cabalísticos.

Música de la introducción liga con los primeros compases de la

                                                     Canción del Conjuro

Nigromante:

Gracias a mis esfuerzos sobrehumanos

al fin he descubierto los arcanos,

los misterios ocultos, los secretos

guardados en los libros más discretos.

¡Toda una vida de indagación,

de búsquedas… de experimentación!

Llevado por mi anhelo de saber

he recorrido el mundo por doquier:

desde las cumbres de altivas montañas,

hasta las cuevas sombrías y extrañas,

y ¡al fin!

¡He descubierto el conjuro imposible,

la fórmula maléfica, la receta increíble,

que me permitirá hacer presente

la más hermosa muñeca existente!

Una muñeca igual a una mujer,

idéntica en sus formas, en su ser,

pero sin voluntad ni arrogancia,

sometida a la entera dominancia

que quien ha sido su vero creador

y será su marido, su amo, su señor.

¡La esclava que todo  hombre añora,

humilde y consecuente servidora!

Víctima he sido de la hembra cruel,

¡jamás ninguna, me ha sido fiel!

Enamorado, a ellas me he rendido

y a cambio, sólo he sido escarnecido,

y, cual si fuera un infeliz cabrón,

cuernos me han puesto, sin compasión.

Yo, de los cuernos, soy el campeón…

¡No puede haber mayor humillación!

¡Ah, pero ese vituperio se acabó!

Llegó a su fin, para siempre terminó.

De ahora en adelante, seré el amo:

caerá de rodillas, me besará la mano,

esa muñeca igual a una mujer:

idéntica en sus formas, en su ser,

pero sin voluntad ni arrogancia,

sometida a la completa dominancia

de quien ha sido su vero creador

y será su marido, su amo, su señor.

¡La  esclava que todo hombre añora,

humilde y consecuente servidora!

El Nigromante arroja unos polvos brillantes o hace cualquier cosa que sugiera que ha completado el encantamiento.

Oscuro y efecto especial de aparición de la Muñeca acompañado por un efecto de sonido coherente con la situación.

Nigromante:

¡Oh, portento! ¡Se ha cumplido el sortilegio!

La Muñeca camina como un robot hasta situarse en primer plano. El Nigromante la ronda maravillado.

Nigromante:

¡Caramelo, capullo, botón de rosa! ¡Así te soñaba: bella y primorosa!

La Muñeca hace un gesto obsceno hacia el público, que no es percibido por el Nigromante.

Nigromante:

¿Qué sabes hacer, corazón? ¡Anda, muéstrale tus gracias a papaíto!

El Nigromante explora la Muñeca: la observa de cerca, le levanta un brazo, la toca por aquí, por allá…

Nigromante:

Vamos a ver, vamos a ver… ¿Qué pasa si te toco aquí?

El Nigromante toca la punta de uno de los pechos de la Muñeca. Entra música, como  un valse de evocaciones infantiles; la Muñeca baila a su compás, sin perder sus movimientos robóticos. Cesa la música, se detiene.

Nigromante:

¡Qué maravilla!… ¿Y si te toco aquí?

Toca la punta del otro pecho.

Muñeca (con voz robótica):

La raíz cuadrada de trescientos cuarenta y ocho es igual a la hipotenusa del círculo equivalente al cubo de una ecuación diferencial derivada del cateto del triángulo equilátero, multiplicado por Pi, menos el logaritmo neperiano.

El Nigromante la toca en el mismo sitio, la Muñeca se calla.

Nigromante:

¡Qué maravilla! ¡Es calculadora! (Al público🙂 Bueno, ¡es una mujer! ¿No?… ¿Y si te toco aquí, mi vida, qué haces? (La toca a la altura del pubis).

Con la acción acotada, efecto visual y sonoro violento: luces extrañas, estruendo, alaridos desgarradores, cosa de vidrio que se rompen, etc. El Nigromante retrocede, asustado.

Nigromante:

Pero no te pongas así, mi vida… Vamos a ver… un poquito más arriba… aquí… (La toca a la altura del ombligo).

Entra música del siguiente cantable que interpreta la Muñeca siguiendo una coreografía sencilla y sin perder su hieratismo robótico.

Soy menina, soy poupée

Muñeca:

Soy muñeca, soy menina,

soy una damita elegante y fina.

Soy muñeca, soy poupée,

canto mil canciones en do, fa y re.

Soy muñeca, soy menina,

soy de porcelana fina de la china.

Soy muñeca, soy poupée

y brinco la cuerda en un solo pie.

Soy muñeca, soy menina,

me visten de seda, tisú y crinolina.

Soy muñeca, soy poupée,

bailo desde un mambo hasta un minué.

Soy muñeca, soy menina,

soy una cosita que canta y camina.

Soy menina, soy poupée,

Brinco, canto,  y bailo, como usted lo ve.

Cesa la música, la Muñeca queda  inmóvil.

Nigromante: (al público):

Es calculadora, brinca, canta y baila… Todo eso está muy bien, pero. ¿y las demás cosas que se supone hacen las mujeres? Vamos a ver, vamos a ver…(La toca por la espalda).

Muñeca (estirándose, como quien sale de un sueño; habla con enfático acento de porteña argentina, hasta que se indique lo contrario):

¡Uhhhh!… ¡Ahhhh!… ¡Al fin! ¡Al fin encontraste el punto que me libera totalmente! ¡Qué torpe sos, ché! ¡Mirá que sos boludo!

Nigromante:

¡Argentina! ¡Es una muñeca argentina! (Elevando los ojos al cielo🙂 ¡Oh, fuerzas sobrenaturales!

¡Oh, arcanos del más allá!, ¿por qué me han mandado una muñeca argentina?

Muñeca:

¿Es que no te gustan las argentinas, ché? ¿Acaso esperabas una muñeca sueca? ¿Tú se lo especificaste, a los arcanos, digo?: “Quiero una muñeca sueca”, ¿lo hiciste?

Nigromante:

No, no… Argentina está bien… Supongo que las argentinas tienen lo mismo que todas las demás muñecas…

Muñeca:

¿¡Lo mismo!? ¡Pero que boludo! ¡Lo mismo y mucho más! Yo, en la Argentina, era una muñeca de porcelana de Sevres, con una corona y bordados de piedras preciosas en mi vestido… ¡Era una muñeca de museo, pibe! (Al público🙂 ¡Y mire usted en lo que he venido a parar!… ¡Phuaaa!… ¡Qué miseria! Yo, convertida en muñeca de enano.

Nigromante:

¡Pero tu no puedes hablarme de esa forma, Muñeca! ¡Yo soy tu amo y señor! ¡Ante mí, tienes que ser humilde! ¡Humilde!

Muñeca:

¡Tienes razón, mi amo! ¡Perdóname!, pero es que siendo argentina, ¿comprendés?… Te estoy

muy agradecida por excitarme…

Nigromante:

¿Cómo? ¿Así que yo te excito, mi vida?

Muñeca (a partir de este parlamento habla normalmente):

Quiero decir activarme, prenderme… Utilicé el verbo excitar en ese sentido… Estoy dotada de amplia capacidad semántica, mi amo. Puedo hablar de literatura, escribir poesía…

Nigromante (interrumpiéndola):

Ya veo, ya veo… Eres una muñeca erudita: puedes hablar como un letrado, escribir, calcular, bailar, cantar…  Tienes muchas habilidades, muñeca, pero, ¿sabes hacer también esas cosas que hacen todas las mujeres?… Tú sabes… Quiero decir… er… ¡Esas cosas que hacen feliz al hombre!, ¿comprendes?

Muñeca:

¿Quieres decir cocinar, planchar camisas y eso?

Nigromante:

¡No, no me refiero a esas cosas!… Quiero decir… (Hace gestos lascivos).

Muñeca (ruborosa):

¡Oh, mi amo!

Nigromante:

(Al público:) ¡Qué encantadora! ¡Es tan ingenua!… (A la Muñeca🙂 ¡Algo sabrás de esas cosillas! ¿Verdad, mi niña? Aunque sea un poquito así…

Muñeca:

Bueno, “un poquito así», si sé.

Nigromante:

¿De verdad?

Muñeca:

¿Lo dudas? ¡Ponme a prueba!

Nigromante:

Vamos a ver qué sabes del arte de besar…

Entran los primeros compases del siguiente cantable, en el cual el Nigromante pregunta y la Muñeca responde.

                                                                Quiz del beso

¿Cuál es el beso más deseado?

¡Aquel beso que es negado!

¿Cuál es el beso más apasionado?

¡El que se da estando enamorado!

¿Cuál es el beso más inquietante?

¡Ese que da la oculta amante!

¿Cuál es el beso que parte el corazón?

¡El que lleva veneno de traición!

¿Cuál es el beso más desosegado?

¡Ese es el beso hurtado o robado!

¿Cuál es el beso de las cortesanas?

¡Es el beso ese, que se da sin ganas!

¿Cuál es el beso más torpe y malvado?

¡Es el beso que se da forzado!

¿Cuál es el beso propio de Cupido?

¡Aquel de verdad correspondido!

¿Cuál es el beso que no es ni existe?

¡Es aquel beso que tú no me diste?

¿Cuál es el beso dado sin pasión?

¡El que da la mujer por compasión1

¿Cuál es el beso raudo y elusivo?

¡El que se da a escondidas, el furtivo!

¿Cuál es el beso que el dolor mitiga?

¡El beso que te da la buena amiga!

¿Cuál es el beso más dulce y goloso?

¡El beso florentino o voluptuoso!

¿Cuál es el beso que más es añorado?

¡Ese es el beso que no ha sido dado!

¿Cuál es el beso más tierno y chiquito?

¡El besito, el besito, el besito!

Nigromante:

¡Es suficiente! Apruebas con honores… Pero eso es teoría… Vamos a la práctica (inicia una aproximación lasciva).

Muñeca (pudorosa):

¡Oh, mi amo!…

Nigromante:

Para esa parte del examen tienes que ponerte cómoda… Primero, quitemos este precioso vestido… (Con delicadeza empieza a desabrochar y soltar lazos del vestido de la Muñeca aquí y allá).

Muñeca:

¡Jí, jí, jí! (El Nigromante, excitado,  mete mano.) ¡No, amo, no!… ¡Amo, no seas malo!

Nigromante:

¡Anda, mi amor, compláceme!

Muñeca:

¡No, mi amo!… ¡Ay, me da una vergüenza!

Entra la música del siguiente cantable interpretado a dúo.

Canción de la Virginidad Amenazada

Muñeca y Nigromante:

La modestia es una prenda,

el recato, puro oro,

la prudencia es una joya,

la castidad, un tesoro.

Nigromante:

¡Quiero partirte en dos con mi mandoble!

Muñeca:

¡Aguarda a que escuches un redoble!

Muñeca y Nigromante:

Sufre mucho la mujer

al guardar su castidad:

todos pretenden que pierda

su dulce virginidad.

Nigromante:

¡Quiero anidar mi pájaro de fuego!

Muñeca:

Hable con Stravinsky, se lo ruego.

Muñeca y Nigromante:

¿Cómo puede una doncella

ser virtuosa e impoluta,

si los hombres se lo piden

con actitud disoluta?

Nigromante:

¡Quiero ensartar esta soberbia lanza!

Muñeca:

¡Hágalo usted, pero en su propia panza!

Muñeca y Nigromante:

Cuando una niña pretende

seguir por la buena ruta

todo el mundo la compulsa

para que se meta a puta.

Nigromante:

¡Quiero ensartar esta verga increíble!

Muñeca:

Querrás decir: ese apéndice risible.

Muñeca y Nigromante:

Si la niña es virtuosa

y ni lo da ni se deja,

¡todo el mundo dice de ella

que es una niña pendeja!

Nigromante:

¡Quiero meterlo en tu bello trasero!

Muñeca:

¡Mejor lo mete en un hueco hormiguero!

Muñeca y Nigromante:

No le atiendas, dulce nena,

no le pongas atención:

siempre es maligno y artero

el reclamo del varón.

Nigromante:

¡Quiero aplacar mi paloma engrifada!

Muñeca:

¿Y que tal si la baña de agua helada?

Nigromante:

¡Muñeca, otra vez has vuelto a ser rebelde! ¿Acaso debo recordarte a cada paso que soy tu amo y señor por mandato de los arcanos?

Muñeca:

¡Perdón, mi amo!

Nigromante:

Vas a ser severamente castigada… ¡Venga acá!

La Muñeca atiende al llamado; se pone en popa; el Nigromante le levanta la falda: queda extasiado: la mira, se estremece, la olfatea, suspira; finalmente, le da unas nalgadas.

Muñeca:

¡Ay, ay! (Hace pucheros).

Nigromante:

¡Que no vuelva a repetirse!

Muñeca:

¡No, lo prometo!

Nigromante:

Y ahora, basta de dilaciones… ¡Desvístase, que la voy a coger!

Cambio de iluminación para crear la atmósfera del striptease y con esto entra la música del número que ejecuta la Muñeca, en tanto el Nigromante ronda en torno a ella. Al terminar de desnudarse la Muñeca exhibe el postizo mencionado en las acotaciones preliminares y se queda inmóvil, en medio del escenario, de frente al público. Cesa la música y cambio de iluminación, que se hace intensa.

Nigromante:

Pero, ¿qué es esto? ¡No puede ser! (Ronda a la muñeca, la observa por delante y por detrás)…

No tiene nada por aquí!…  ¡ni por aquí!… ¡El encantamiento ha salido mal! ¡Sin agujeros, no sirve! ¡Es absolutamente inútil!… ¿Por dónde va uno a…? ¡Maldita sea! ¡Ay, ay!

Cambio de iluminación y entra la música del siguiente cantable que interpreta la Muñeca con acento perverso.

                                                 Tango  de la Muñeca Engañadora

Muñeca (otra vez con acento argentino):

Las muñecas somos encantadoras:

frágiles, bonitas, ¡tan seductoras!

¡Pero corrés un riesgo, si te enamoras,

porque también somos engañadoras!

¡Hombre!

Podrás tenerme entre tus brazos

y romper mi vestido en mil pedazos;

se encenderá de la pasión la llama

al tenerme, impúdica, en tu cama.

Podrás besarme, lamerme, acariciarme

y en raras posiciones colocarme;

porque, eso sí, estoy articulada

y puedo estar abierta, o cerrada.

Podrás bañarme, peinarme, perfumarme,

y si te gusta, olerme y apretarme…

¡Pero jamás gozarás de las delicias

de la culminación de esas caricias!

Porque no tengo, hombre, un agujero,

ni entre las piernas ni el trasero.

Y es que toda muñeca es una engañadora,

igual que la sirena, artera y seductora:

Hacen que al hombre se le ponga engrifado

¡y así lo dejan, ansioso y frustrado!

 

               TELÓN

 

 

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