Del 13 al 24 de abril se realizará el 18° Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici). En la selección oficial sólo participa un cineasta venezolano: Andrés Duque, radicado en España. Presentará fuera de competencia Oleg y las raras artes (2016), un documental sobre el excéntrico pianista ruso Oleg Karavaychuk. Duque es un realizador que comenzó a destacarse con Iván Z (2004), acerca del cineasta español Iván Zulueta, director del filme de culto Arrebato (1979). En su filmografÃÂÂÂa hay una pelÃÂÂÂcula autobiográfica en la que figura Venezuela: Color perro que huye (2011).
Donde hay varios venezolanos, como todos los años, es en Talents Buenos Aires, el campamento de talento del Bafici, que se realiza con la colaboración de la Berlinale. Participarán la directora de fotografÃÂÂÂa Wilssa Esser, el crÃÂÂÂtico Humberto González, el director Michael Labarca y la guionista Teresa Pérez.
La pelÃÂÂÂcula de apertura será Le films de Joseph (Francia-Bélgica, 2016) de Eugéne Green, una pelÃÂÂÂcula sobre un adolescente que vive con su madre soltera, sin conocer la identidad de su padre, según la sinopsis del festival. Green, quien nació en Estados Unidos, es un director conocido del Bafici. Ha participado con Le monde vivant (2003), A religiosa portuguesa (2009) y La Sapienza (2014).
El Bafici es uno de los festivales de América Latina de mayor relevancia internacional por su perfil, aunque no sea clase A, como el de Mar del Plata. Ha seguido el modelo del Festival de Rotterdam, por lo que respecta a ser plataforma para los realizadores de cine independiente de todo el mundo.
Una nueva competencia
Lo más llamativo del Bafici de este año es la competencia latinoamericana, que se realiza por primera vez. Reúne 11 pelÃÂÂÂculas; dos de ellas se estrenan en el festival, ocho aún no tienen entrada en Internet Movie Data Base (IMBD). La selección es una toma de posición con respecto al cine de la región que vale la pena conocer, en un evento cuyo recién nombrado director, Javier Porta Fouz, declaró su intención de que «el concepto de ‘pelÃÂÂÂcula de festival’ se amplÃÂÂÂe y resulte tan variado como lo es el cine independiente que se hace y se hizo en el mundo».
Las plantas de Roberto Doveris (Chile, 2015) es el tÃÂÂÂtulo más conocido de la selección. La pelÃÂÂÂcula, que trata de la relación de una muchacha con su hermano adolescente en estado vegetativo, recibió el Gran Premio del Jurado y una mención del Oso de Cristal en la sección Generation 14 Plus del Festival de BerlÃÂÂÂn. También compite una realizadora destacada en el campo del documental experimental: la ecuatoriana Alexandra Cuesta, que ha hecho carrera en Estados Unidos. Presentará Territorio (2015). El tÃÂÂÂtulo hace referencia a un tema considerado emblemático de su cine: la geografÃÂÂÂa. Es la primera vez, además, que Cuesta filma en su paÃÂÂÂs natal. En Venezuela se conoce a Adriano Salgado por La utilidad de un revistero (2013), que estuvo en el Festival de Caracas. Competirá en el Bafici con Romántico italiano (Argentina, 2015). Pero lo más interesante son las pelÃÂÂÂculas de las que no se ha escuchado hablar hasta ahora, como pueden ser Inmortal (Colombia, 2016), del realizador iranàque ha hecho cine en España y en Colombia Homer Etminiani; Las calles (Argentina, 2016) de MarÃÂÂÂa Aparicio, y WIK (Perú, 2016) de Rodrigo Moreno del Valle.
También es clave en el Bafici la competencia nacional, debido a la trascendencia que ha tenido el cine argentino desde los años noventa. ¿Quiénes serán los próximos directores destacados de ese paÃÂÂÂs? Esa es la pregunta que deberÃÂÂÂa tener respuesta en algunos de los tÃÂÂÂtulos de la selección, lo cual no ocurrió en 2015, cuando se premió al ampliamente conocido MatÃÂÂÂas Piñeiro por La princesa de Francia (2014). Este año hay 11 óperas primas en esta sección, entre ellas Solar de Manuel Abramovich, realizador del cortometraje La reina (2013). Los cineastas de más trayectoria que compiten son Raúl Perrone, con Hierba (2015); Marco Berger, que codirigió Taekwondo (2016) con MartÃÂÂÂn Farina, y Santiago Giralt, correalizador de las sátiras UPA – Una pelÃÂÂÂcula argentina (2007) y UPA 2 – El regreso (2015), que estrenará Primavera.
La competencia latinoamericana puede ser una manera de recuperar la relevancia que ha ido perdiendo en el Bafici la sección internacional. En el pasado el festival galardonó a cineastas como Hirokazu Kore-Eda, Jia Zhangke, Abderrahmane Sissako y Apichatpong Weerasethakul. Pero en las más recientes ediciones no ha logrado tener el mismo poder de convocar a figuras como esas, y la respuesta parece haber sido ampliar la diversidad geográfica de los tÃÂÂÂtulos.
Oleg y las raras artes forma parte de la sección internacional este año, fuera de competencia. El único estreno mundial extranjero que hay allàes The People Garden (Canadá, 2016) de Nadia Litz. Los otros tres son argentinos: La larga noche de Francisco Sanctis de Andrea Testa y Francisco Márquez, la ópera prima La noche de Edgardo Castro y Viviré con tu recuerdo de Sergio Wolf.  Entre los filmes que parecen más interesantes están Rosa Chumbe (Perú, 2015); In the Last Days of the City (Egipto, 2016), a la que describen como un intento de realizar una pelÃÂÂÂcula sobre El Cairo antes de las revueltas de 2011, y Paradise!, Paradise! (Austria, 2016), donde la directora acompaña a su padre al paÃÂÂÂs del que huyeron en 1991: Irak. También hay un documental senegalés sobre raperos que luchan por un cambio polÃÂÂÂtico en su nación: The Revolution Won’t Be Televised (2015), de la realizadora Rama Thiaw.
El corazón creativo del Bafici sigue siendo la competencia de vanguardia y cine de género. Es la sección que mejor se presta para el objetivo de cuestionar lo que se entiende por ‘pelÃÂÂÂcula de festival’, y le tocará hacerlo con filmes que van desde el terror hasta las artes marciales, y también la acción. Nunca faltan en esta sección las pelÃÂÂÂculas insólitas del Bafici, como este año el thriller sobrenatural iranàA Dragon Arrives! (2016) de Mani Haghighi. El punto es que parece acentuarse la diferencia entre los dos tipos de cine que compiten aquÃÂÂÂ, donde por otro lado están filmes como Boi neon (Brasil-Uruguay-Holanda, 2015) de Gabriel Mascaro, Cinzas e brasas (Portugal, 2015) de Manuel Mozos y Stand By For Tape Back-Up (Reino Unido, 2015) de Ross Sutherland. Esa es la parte de la ‘vanguardia’, otro concepto que siempre debe estar en discusión.
Figuras históricas
Afectado por recortes presupuestarios, en particular desde 2013, cuando se canceló la visita del realizador coreano Hong Sang-soo, este año el Bafici tendrá como invitados al crÃÂÂÂtico y cineasta Peter Bogdanovich, al compositor Michel Legrand y al productor Paulo Branco. Son personalidades de relevancia para la historia del cine, pero no figuras destacadas de la actualidad. Esa es otra cosa que se ha venido echando de menos en el Bafici.
La falta de recursos es también la causa de otra queja en Argentina: que aunque se mantiene la cifra de más de 400 pelÃÂÂÂculas, faltan tÃÂÂÂtulos que deberÃÂÂÂa tener el Bafici, por haber cobrado relevancia en otros festivales internacionales. Este año, sin embargo, la programación incluye Francofonia (Rusia-Francia-Holanda, 2015) de Alekxandr Sokurov, Sangue del mio sangue (Italia-Francia-Suiza, 2015) de Marco Bellocchio, L’avenir (Francia-Alemania, 2016) de Mia Hansen-Love y Cosmos (Francia-Portugal, 2015) de Andrzej Zulawski y La calle de la amargura (México-España, 2015) de Arturo Ripstein, por ejemplo.
Pero lo que realmente da relevancia a un festival son las competencias. En ese sentido, los cambios introducidos este año son una señal de reorientación en la que parece ser una dirección correcta, luego del criticado intento de hacer un festival más accesible al público del anterior director, Marcelo Panozzo. Si bien 2016 será un año de transición hacia la forma de entender el Bafici de Javier Porta Fouz, por lo que se ha visto el festival al menos parece haber recuperado la ambición de marcar el rumbo, ahora en el ámbito latinoamericano.
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