Gorila 1
«La corrupción es señal de abundancia, ha sido y es propia de las grandes economías de los países pujantes».

Voy a escribir hoy desde la terraza de mi nuevo pent-house, al borde de la piscina infinitum que estamos estrenando ahora en estos días de asueto de Semana Santa cuando se ha decretado, con toda justicia, que nadie trabaje en toda la semana ¡Y después dicen que la justicia no funciona aquí!

Echado acá en mi campechana, a la que mi esposa le ha dejado el enorme lazo fucsia con el que me la regaló, aquí voy cavilando mientras meneo con el dedo un whisquicito Macallan 1926 que me dejó entera mi compadre antier en su botella al que le he agregado un chorrito de agua Perrier ¡antenoche fue! después del paquete de parrilla con sello de origen que nos metimos con carne de Monagas ¡para que no digan que aquí ya ni carne se produce! ¡Ese compadre mío tiene unas cosas! ¡Unos detallazos! Aquí, alejado del bullicio mortal, bien lejos de los huecos y la basura, de la chusma que se pierde en las colas, voy a pensar y a escribir, a ver cómo me sale… Dicen que la escritura es un ejercicio intelectual propio de los burgueses y quiero entonces probar con este escrito eso que llaman el gusto por la literatura, el gusto por la escritura y el buen gusto de este whisquicito, siendo que vamos perteneciendo al selecto grupo de neoburgueses actuales en que nos hemos convertido casi, casi, casi de manera natural, digamos.

Discurrir para comentar una noticia encontrada en un pasquín de escasa circulación nacional muy poco leído porque cada vez tiene menos páginas ¡y porque siempre ha habido pocos lectores, dicen! Hay un señor que vive y trabaja en un mentado Instituto Internacional para la Recuperación de Activos —en Basilea— que dice que aquí en nuestro país dizque se han robado más de 350 millardos de dólares ¡Abrase visto! Ya la procedencia del anunciador de este robo le resta seriedad y veracidad a esta información. Porque no se puede creer en nadie que provenga de un lugar llamado Basilea. Por cierto, ¿dónde queda Basilea? Nadie sabe. Para mí que ni existe en el mapa ¡Vacié, cará! Dice el fulano, pues, que la lista de la corrupción en el planeta la encabezamos ahora nosotros por semejante, nimia, insignificante y ridícula cifra de 350 millardos de dólares ¡y digo nimia porque se queda corto! ¡Por parca! ¡No sabe nada!… ha sido más. El monto en cuestión en el que este sujeto repara ha sido desaparecido por la podredura que nos acogota, así dicen algunos que son viajados y estudiados, leídos y escribidos. ¿De dónde saca ese señor semejante afirmación? ¿¡Ah!? Muy inveraz e inoportuna, por cierto, esa información. ¡Menos mal que la tal ‘noticia’ pasará debajo de la mesa porque como estamos de asueto!

¡Ay, sí, la corrupción, la corrupción! Ni que fuera una enfermedad la corrupción, una erisipela, un microbio o una virosis. La corrupción es señal de abundancia, ha sido y es propia de las grandes economías de los países pujantes ¡Y aquí también se puja y se seguirá pujando hasta que salga para afuera lo que tenga que salir y nos enrumbemos muy pronto con nuestros propios motores vernáculos! ¿O no es así? Quien tenga cabeza que piense y aproveche para peinarse o que se peine primero y piense después, si le da el cacumen.

Seguramente, el señor no está bien informado porque vive muy lejos y tampoco es de Basilea. Si usted me dijera que es de aquí, yo le diría Basirruque no monta en coche. Pero no se lo digo, porque no entendería el dicho. El señor, además es peruano y dicen que abogado ¿Cómo es eso? ¡Mosca, águilas! No se les puede creer a los abogados ¡y capaz hasta está tratando de meternos un paquete peruano! ¡Porque los paquetes no son solamente chilenos! Los hay también argentinos, brasileros y de otros países de la región. Va, sí, lea. ¿Cómo se escribe eso, Nick? ¡Tú debes saber! No, hombre ¿cómo? ¿Qué vas a saber tú? ¡Si tú ni lees tampoco! ¡A ti te soplan!

Bueno, no me quiero distraer de mis objetivos ¡Nunca nos henos distraído de nuestros objetivos! Ponle tú que sí, que sean, como afirma este perencejo, 350 millardos de dólares ¡o más! ¿Qué hay con eso? ¿Qué hay con eso? ¡Más se llevaron los piratas, corsarios y bucaneros ingleses, franceses y hasta holandeses que bastante navegaron y saquearon por el Caribe! ¡Así lo he visto yo en las películas de Disney que son las favoritas de mi bella familia! ¿O no es así? ¿Y dónde me dejas tú a los españoles de la colonia? ¡Gente que no era de aquí y se llevó todo un platal para adornar su reinado! ¡Ah, por eso es que nosotros les tenemos tanta rabia a esos gachupines! Gente que no era aborigen, que no era patria ¡Tan malas que ni prójimos! ¡Gente que no era gente! ¡Personas inhumanas, pues! Y esas gentes saquearon a nuestro país nacional, que de no haber sido por nuestros antepasados héroes todavía estuviéranos mal porque andarían robándonos.

Ahora, que unos compatriotas —a quienes vamos a proteger, por supuesto— se hayan llevado más de 350 millardos de dólares ¿Qué hay con eso? ¿Ah? ¿Qué hay con eso? No se puede olvidar que son de aquí ¡ahora menos se puede olvidar, cuando henos conquistado nuestra independencia! Es decir, que si es cierto eso de que se desaparecieron —¡ay, sí!— más de 350 millardos de dólares robados, saqueados y desaparecidos por la corrupción y los infectos decisores que nunca antes había tenido la historia nacional, esa, esa, esa… ¡Esa es una cuestión de soberanía! ¡Ah, sí! Al fin y al fallo podríamos decir que es hasta un derecho adquerido en los años recientes próximos pasados, porque si robaron esa pequeña cantidad, seguro fue por necesidad ¡Y cuando la necesidad apremia, agarre y lleve!

Además, si se llevaron más de 350 millardos de dólares —veámoslo por el lado moral: ¡Moral y luces son nuestras primeras necesidades, no se nos olvide, compatrioticas!— es hasta una manera más de iluminarnos y de aprender ¡de una buena vez y para siempre! a desprendernos de lo material. Lo material hace daño. Así lo dice la Biblia, señores ¡Y estamos en la Semana Mayor! No lo estoy inventando yo. Es que después vienen y dicen que si uno esto, que si uno aquello, que uno inventa y que uno hasta justifica. La codicia es mala consejera, señores, y además es, junto a la avaricia y otras lavativas de esas, uno de los siete pecados capitales con los que se han visto condenadas las personas y hasta pueblos enteros y los pueblos quebrados ¡esos pecados capitales pueden conducir además a la simonía que es cosa fea!

Aprenderemos, aprendamos, qué diga, a vivir en la austeridad, pues, como lo hicieron nuestros antepasados. Sin tanto lujo, sin tantas necesidades falsamente creadas por el consumismo contemporáneo ¡Que se robaron más de 350 millardos de dólares, pues… ¡que les aproveche…! ¡Que con su pan se lo coman! A nosotros no nos hacen falta. A nosotros eso no nos hace falta eso. No ¿para qué? ¡Si ahora es cuando nos quedan millardos para tirar para arriba! Es más, ahorita mismo, yo, por ejemplo, hablando en sentido figurado, yo podría tirar desde esta terraza pa’bajo hasta más de 350 millardos de dólares en billetes de a cien dólares ¡Es mucho el que se resuelve! ¿O no? ¿O no? Y si los cambio primero a bolívares, ¡más menudo todavía y más gente contenta como hasta ahora! ¡Ah, que será alegría de tísico, pan para hoy y hambre para mañana, ya saldrán diciéndome! ¡Qué hay con eso! ¿Qué hay con eso? ¡Se lo guarda quien se lo encuentre en un bolsillito de la cartera como pitador y de seguro a la vuelta se consigue más! ¡Si ahora es cuando tenemos para seguir haciendo fiesta con lo que nada nos cuesta!

Que se llevaron más de 350 millardos de dólares, allá ellos, allá ellos los que se fueron porque nosotros seguiremos aquí, acumulando records mundiales, siendo ahora el primer país más robado en el planeta, viviendo la mayor estafa cometida contra todo un país y sus conciudadanos. Allá ellos, tranquilos, en Andorra, en las Islas Caimán, en Suiza ¡gran cosota! ¡Gran vaina, si! ¡Como si allá van a conseguir robarse tan fácilmente más de 350 millardos de dólares! ¡Que no son conchas de ajo! ¿Verdad? No.

Basilea, Basilea, qué falta de seriedad ese nombre, vale ¡Eso es nombre de feria, chico! ¡Es que hay gente que tiene unas cosas como de loco! ¿A quién se le habrá ocurrido ponerle ese nombre a una ciudad?

¡Salud, pues, voy a que me sirvan otro whisquicito porque este ya se acabó! ¡Chico! ¿Y dónde se habrá metido el gato de Andorra de mi hijita, vale? Por aquí dejó tirada la camisetica de Gucci que le compramos… ¿Se habrá caído en la piscina? ¿O se habrá caído del pent-house para abajo? ¡Impune, Impune, misu, misu, misu, ven! ¡Ven, Impune!

Hasta luego, pues y hasta una próxima oportunidac. We will come back. No, we never left.

¡Vente, mujer! ¡Vámonos a dormir, que ya es muy tarde y mañana hay que madrugar para agarrar el minijet! De aquí nos vamos ¡Ay, no! ¡Fó!…

*Tomado del libro Crónicas feas y noctámbulas. Compilación y notas a cargo de Armando Terrova, de pronta publicación.

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