“Se lee como si uno estuviera escuchando el silencio, donde él hace una indagación de sà mismo, de su ánima, mediante una poesÃa confesional que la convierte en muy auténtica, en un testimonio del yo donde cualquier lector puede sentir que hablan de él. La poesÃa de su libro es muy despojada, clara y explÃcita, y al mismo tiempo, cargada de una fortÃsima emocionalidadâ€, sintetizó JoaquÃn Marta Sosa, en sus cautivantes palabras de presentación del poemario.
Hay un paralelismo expresivo potente que hermana a la poesÃa con las matemáticas, revela Miguel Génova, autor de Encuentros con el silencio, su primer poemario, que ha salido ya a las librerÃas literarias de Caracas y algunas del interior, bajo la producción de Fundavag Ediciones, el ala cultural de la Fundación Rossa y Giuseppe Vagnoni.
Siempre este ingeniero de telecomunicaciones se ha hecho acompañar por los versos, incluso de joven, “porque la poesÃa es una forma muy penetrante de conocerte a ti mismo y de comprender la vida, las personas, las relaciones… la poesÃa ha estado conmigo en todos los momentos de mi vidaâ€, cuenta Génova.
«Mi amor por la poesÃa tal vez tenga que ver con mi amor por las matemáticas, por la capacidad que tienen ambas de encerrar en tan poco, cosas muy complejas y profundas».
En su poesÃa se percibe una entrega y entrada por distintas ventanas, a sentimientos como el dolor, el amor, los misterios, las ausencias o la calma para asumir los caminos de la vida. Sus poemas parecen secuencias, escenas en cada página, casi todas escuetamente dichas pero siempre abrasadoras.
Hace unos dÃas se bautizó su poemario en la librerÃa Kalathos, sumergida en una calidez de amigos, y también de gentes nuevas, celebradores de la serenidad y las sorpresas del escritor. Introdujo el momento el editor Filippo Vagnoni, y redondeó la palabra descriptiva de JoaquÃn Marta Sosa quien dio esas vueltas narrativas suyas, para trazar un mapa espiritual del libro que ahora le parece “mucho mejor que la primera vez que lo leÃâ€.
«Es una poesÃa inocente, donde se entrega Miguel en toda la intimidad de su alma, pero no con esa inocencia del que no sabe, sino de quien ha hecho ya un concienzudo recorrido. Él nos da una gran alegrÃa, porque se incorpora a esta ‘tribu’ de pocos, que somos los poetas», dijo Marta Sosa en su paseo hablado, también lleno de humor, por la valÃa de esta obra precisa y honda de Miguel Génova.
Son más de cien los poemas, ordenados en cinco apartes, dibujantes de una intimidad suya transparentada, siempre con fuertes dosis de emoción y belleza.
Gran compañera
Los misterios que descorre, en un amplio sentido, del amor que lleva dentro, son para él como la explicación de los “continuos ciclos de presencias y ausencias que es la vidaâ€. Y las utiliza para aprender otras cosas que conducen a llenarla de nuevo.
«Desde muy joven me interesó la poesÃa como una forma penetrante, incisiva de conocer al ser humano, y por lo tanto a mà mismo. Y conocer su devenir, sus sensaciones, las raÃces más profundas del dolor, del placer, de la amistad, del amor, de la soledad. La poesÃa me ha acompañado en mis lecturas, reflexiones, en mis relaciones personales, en mi quehacer profesional. Siempre he tenido la poesÃa a mi lado, pues es un lente extraordinario para entender y crear. Además es una excelente compañera», aduce Génova.
Dentro de toda la poesÃa que le ha interesado hay una especial, la japonesa y los haikus, “breve andamiaje, de tres versos y diecisiete sÃlabas, que obliga a expresar sintéticamente los sentimientos, el paisaje, las circunstancias personales, y transformarlos en un presente perenne, en un instante de futuro, en un paisaje interior. Quizás este interés provenga de mi amor por las matemáticas con su capacidad de hacernos ver de manera sencilla ideas abstractas muy complejas, y muchas veces con altos niveles poéticos. De ahÃ, la búsqueda en todos mis poemas de la sencillez y claridad, para expresar sentimientos profundos, sensaciones impactantes, reflexiones vitalesâ€.
Cinco capÃtulos, una vida
«Este libro está signado por la búsqueda del silencio, como alegorÃa de la ausencia, del vacÃo. De ese algo que estuvo lleno, de música, de presencia, de calor, de materia, y ahora no lo está. Pero este silencio buscado, está lleno de la presencia de lo que fue, de lo que construimos y ahora presenciamos en ruinas. Es precisamente esta relación ausencia-presencia lo que nos permite seguir en pos de otros silencios con el mismo ahÃnco y esperanza. Pues asà es la vida, una eterna cadena de ausencias, de silencios, de amores, desamores, que empiezan por azar, por necesidad. El azar necesario, origen de la vida, del amor, esa unión de contrarios que nos lleva por el transcurrir de la existencia, tiempo breve, que solo la intensidad de un instante nos hace presentir su infinitud», dice Génova.
Ciencias y uniones
Percibe Marta Sosa aquà “un poemario poco usual. De la edad madura de una persona cuya formación es tecnocientÃfica, un ingeniero, que empieza a ocuparse en serio en el mundo del arte y se ha convertido en un artista del collage estupendo, que por la vÃa de las artes plásticas llegó a ese libroâ€.
Parafraseando a Miguel Génova y su reflexión sobre los vasos comunicantes de las ciencias y las artes, en los griegos la cultura se entrelazaba: la filosofÃa, con la matemática, con la literatura y la biologÃa… Se separaron cada una con sus necesidades y criterios, pero el siglo XX las ha visto reunirse de nuevo, “porque cada una es complemento de las otras para explicar toda la complejidad, para responder las eternas preguntas de la vidaâ€.
Compartimientos de sentimientos
«Los dos primeros capÃtulos, Poemas de la cercanÃa y Poemas de la distancia, son representativos de la construcción de la presencia, que llena vacÃos antiguos, dando pasos hacia nuevas ausencias, que a su vez anuncian novedades en el horizonte», explica.
El tercer capÃtulo, Poemas húngaros, es una sÃntesis de todo lo mencionado a través de la lectura de un libro extraordinario, La mujer justa, de Sandor Marai, donde el tema del silencio y la soledad son tratados por tres personajes totalmente diferentes e imbricados por esta red de ausencias y presencias que es la vida.
«El cuarto capÃtulo, Historietas», continúa, «se lo debo a mi amigo el pintor Federico Vegas Chumaceiro, por una exposición que hizo en Caracas hace unos cuatro años, la cual me permitió trabajar la relación de la pintura con la poesÃa, componiendo relaciones casuales de imágenes dispares».
Y el último capÃtulo, Haikus, es una selección de algunos poemas japoneses que he estado haciendo y me han servido de instrumento para armar mi poesÃa, además de profundizar en el conocimiento de mà mismo.
PoesÃa luminosa
Para el escritor JoaquÃn Marta Sosa, la de Génova es una poesÃa muy despojada, muy clara y explÃcita, y al mismo tiempo cargada de una fortÃsima emocionalidad. “Creo que eso es lo central del tono de sus poemas. Muy breve y concentrada, es una poesÃa luminosa y trabaja con esa clásica forma del poema oriental, del haiku, tan difÃcil, muy exigente en cuanto a la condensación del lenguaje: el estar centrado en una emoción o visión predominante, como una cámara inmóvil.
«El tema del tiempo y el espacio cobran mucho significado, porque la voz poética suya se enuncia siempre desde un tiempo determinado: o el pasado o el presente o el futro; y luego al espacio, porque trabaja mucho el tema de lo lejano o lo cercano, lo que está aquà o lo que está en otro lugar. Las dimensiones donde se mueve toda biografÃa humana: una poesÃa biográficamente muy nutrida.
«Es una poesÃa recorrida por el sentimiento plural de lo amoroso –certifica– por un intenso sentimiento, amalgamado por la tarea de los sentidos. Una voz que dialoga permanentemente con el propio poeta, con el lector y los personajes y hechos de los poemas».
ENCUENTROS CON EL SILENCIO, poesÃa de Miguel Génova. Fundavag Ediiones, Caracas, 2015.