Alejo Felipe 1
Te vamos a extrañar, te vamos a añorar y mucho.

¡Cónchale, Alejo Felipe, pero tú tienes unas cosas!

¡Irte ahora cuando más necesitamos de personas humanas como tú! ¡Porque esto parece estar cada vez más lleno de personas inhumanas, no hombre!

La vida, que ya se nos había vuelto un cerepe, llevará ahora tu ausencia.

Se nos va tu voz honda y tronante; tu alma y tu hacer de artista; tu mal genio y tus risas; tus irreverencias y tus invitaciones permanentes al cuestionamiento; las lecciones histriónicas que, proponiéndotelo o no, siempre nos diste desde el teatro, desde el cine, desde el Pedagógico de Caracas y hasta desde la televisión. Lecciones de vida, lecciones del buen decir, del buen actuar con las que muchos seguiremos trabajando y defendiendo este gesto civil de la escena y por lo que te doy las gracias.

Tu presencia entre nosotros quedará por siempre y seguirá insuflando imaginaciones y pensamientos secretos del alma, colocando figuras en el teatro, con vivo y general aplauso del público. Compondremos veinte, treinta, cuarenta tragedias y cincuenta comedias y hasta más, que todas se recitarán, sin que cuando se representen arroje el público escombros, ni otras cosas que manifiesten su desagrado; estas comedias seguirán su curso, sin silbidos, gritos ni pendencias ¡Pero agitando y mucho! ¡Nuestro trabajo será hecho con una imaginación tan fecunda, un carácter tan vivo y jovial, un entendimiento tan elevado, un gusto tan puro que con nuestros extensos conocimientos del teatro alcanzaremos hasta una cauta poética nacional y planetaria con la que alcanzaremos alabanzas que nos tributarán por singular talento al hacer obras maestras ¡nada menos!¡Y seguiremos ensayando, montando y demostrando, haciendo ver cómo sí es posible convertir al país en una obra de arte! ¡Y así, a su imagen y semejanza, laudaremos a diosas y dioses! ¡Y así, así, así hasta ponderar que el arte será nuestra última e imperecedera religión donde nos miraremos las almas no más viéndonos a las caras, con honestidad, valentía, gracia y gallardía!

¡Y es así como agradezco también a las diosas y los dioses por haberme permitido compartir contigo, buen hombre!

Es una pena que te vayas.

José Ignacio, Isaac, Bertha Moncayo y todos los otros grandes te recibirán para seguir echando luces con un drama y cuatro tablas.

Te vamos a extrañar.

Te vamos a añorar y mucho.

Y, para seguir empinados, te seguiremos llevando en nuestros corazones y así nos echarás tu capote en el amable esfuerzo de ser mejores intérpretes, mejores personas.

¡Hasta siempre, Maestro y Amigo!

About The Author

Deja una respuesta