Artritis 1
Luz Marina no sabía que la crisis de psoriasis con la que convivía desde hace diez años podía tornarse más peligrosa a su salud hasta el día en que descubrió que los espasmos musculares que afectaban su espalda y no la dejaban dormir estaban relacionados.

«Yo tenía los síntomas de la picazón y las marcas rojas que identifican la psoriasis, pero de allí a que esta enfermedad se prolongaran y explicaran por qué de noche sentía como si fueran puñales atravesando mi piel, ya era otra cosa», señala esta economista de 48 años, con una larga experiencia en visitar dermatólogos y reumatólogos, hasta que un evento científico le dio respuesta a su mal.

La psoriasis, enfermedad del sistema inmunológico, no es más que la unión de las lesiones en la piel (parches rojos o rosados con escamas blancas), y a la cual se suman dolores, rigidez e hinchazón en las articulaciones. Es más frecuente entre los 30 y 55 años (aunque puede ocurrir a cualquier otra edad) y si no es tratada a tiempo se corre el riesgo de ocasionar un daño permanente en las articulaciones.

ArtritisAlerta a los síntomas

La artritis psoriásica puede afectar la espina dorsal, los hombros, codos, las manos, rodillas, los tobillos y pies. Por ello hay que estar alerta a los siguientes síntomas: hinchazón de todo un dedo de las manos o los pies, lo que puede causar que los dedos parezcan salchichas.

Dolor y rigidez en las articulaciones. Hinchazón en las articulaciones. Dolor y rigidez en la espalda (parte baja de la espalda, cuello, parte superior de la espalda). Parches rojos, elevados, a menudo con escamas (conocidas como lesiones psoriásicas en la piel).Cambios en las uñas.

La doctora Erika Páez, dermatóloga y jefa de la Unidad de Psoriasis del Hospital Vargas en Caracas, señala que en 70% de los casos el paciente con psoriasis llega a presentar artritis. «Por supuesto, el paciente acude al médico por lo primero que ve: las afecciones en la piel; y es importante que los colegas dermatólogos detecten las lesiones articulares. Hay casos en los que el paciente con artritis reumatoide tiene manifestaciones cutáneas que deben ser reconocidas por su reumatólogo». La doctora Páez insiste en la necesidad de que ambas especialidades trabajen en conjunto y los médicos estén de acuerdo para tratar a un mismo paciente que ve afectada su calidad de vida.

«Sobre todo porque la experiencia en el manejo de ciertas medicaciones que solo se usan en psoriasis no la tiene el reumatólogo, y viceversa».

Lamentablemente, en el país no hay estadísticas confiables sobre esta enfermedad, pero sí se puede asegurar que la sufre 5% de la población y que se debe tratar a tiempo porque se deteriora la calidad de vida de las personas que la padecen.

La doctora Páez estima que 70% de las personas va al consultorio directamente con psoriasis y solo 30% de ellas presentan tanto psoriasis como dolores en sus articulaciones.

No obstante, llama la atención el carácter de esta enfermedad crítica, razón por la cual indica que cuando el paciente comienza con enfermedades en la piel es muy importante que después de ser visto por un dermatólogo, lo vea un reumatólogo, con la finalidad de ser detectado a tiempo y no sufra artritis en un futuro cercano.

Cuando me acuesto me duele

Uno de los síntomas fijos de la artritis psoriásica es el dolor constante en la parte baja de la espalda o en los hombros, o inclusive en la región glútea, que empeora en las noches y madrugadas, y extrañamente mejora durante el día, gracias a los movimientos.

«Esto es típico en los pacientes que tienen espondiloartritis, un grupo de enfermedades que afectan las articulaciones en la columna vertebral, pelvis y, en ocasiones, articulaciones de las extremidades inferiores, como rodillas, tobillos y dedos de los pies».

El doctor Rubén Burgos, reumatólogo e investigador en el Hospital General de México DF, explica que si bien el dolor en la parte baja de la espalda es común en la población general, se trata de un malestar agudo, de corta duración, que reduce la movilidad y empeora con los movimientos, mientras que en las espondiloartritis ocurre lo contrario.

«El otro síntoma es la rigidez: mientras pasa el tiempo, el paciente tiene menor facilidad para hacer sus actividades personales, porque no puede agacharse, su rango de movimiento disminuye, se siente tieso».

Se sabe que en Europa los pacientes podrían tardar entre ocho y diez años en ser diagnosticados correctamente. «Se ha logrado disminuir esto a tres y cuatro años, pero sigue siendo mucho tiempo, de allí la importancia de acudir al especialista adecuado ante una inflamación, dolor y rigidez».

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