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Cruz-Diez propone una interpretación del espacio sobre la interacción de luz y color.

En su autobiografía Vivir en arte, subtitulada Recuerdos de lo que me acuerdo, el maestro Carlos Cruz-Diez concluye en su última página: «Desde muy joven supe que un artista debe asumir el arte y la vida como una y la misma cosa. De allí que estructuré mi vida con el objetivo de que mi pensamiento fuese eficaz, una cosa no iba sin la otra». A sus 91 años esa eficacia vital y artística se sigue expresando a través de sus distintas vertientes creativas, tanto en el trabajo cotidiano en su estudio denominado La Boucherie —donde antes, cuando se mudó a París, estaba efectivamente una carnicería— como en los diferentes espacios expositivos. El más reciente de éstos se encuentra en la galería Gimpel & Müller, ubicada en el número 12 de la rue Guénégaud de la ciudad de la luminosidad, precisamente, donde acaba de inaugurar Rouge, vert, bleue, les couleurs du siècle —Rojo, verde, azul, los colores del siglo— que a primera vista propone una exploración de nuevas imágenes luminosas a partir de los colores básicos de la pantalla de televisión. Confiesa:

Antes de que apareciera la televisión en color, todas la imágenes que veíamos impresas se obtenían gracias a los colores amarillo, azul, rojo y negro. Eran colores químicos aplicados sobre un soporte opaco como el papel. La televisión y los artefactos numéricos generan imágenes luminosas, por lo tanto son colores físicos, es decir, los colores del prisma: rojo, verde, azul y la oscuridad”.

Esta propuesta, sin duda innovadora en su trayectoria, constituye una etapa reciente de las investigaciones sobre el color y la luz que ha venido desarrollando desde 1954. El artista franco-venezolano se fundamenta en tres condiciones cromáticas —sustractiva, aditiva y refleja— que han aportado una forma nueva de abordar el fenómeno del color, para ampliar y potenciar de forma notable su percepción. Este trabajo de exploración y conocimiento cromático lo ha venido desarrollando en la capital francesa desde los años sesenta, como miembro del movimiento cinético que transformó la plástica universal, hasta nuestros días. Se trata de una vertiente continua que propone el color como una realidad autónoma que es percibida por el espectador como si fuese el frío, la humedad, los sabores, es decir, como una experiencia sensorial.

El propio Cruz-Diez condujo la visita guiada de RVB, los colores del siglo con un entusiasmo sorprendente y una vitalidad insaciable. Su arte es su vida. Y su concepción cromática se convierte en una propuesta que va de lo teórico a lo práctico y se convierte en obra.

En los últimos cincuenta años he insistido en llevar el color al espacio, sin soporte y sin anécdota, revelándolo en su ambigüedad, como circunstancia efímera en continua mutación. El espectador descubre que puede hacer y desaparecer el color con sus propios medios perceptivos, convirtiéndolo en una experiencia vital”.

Para apreciar mejor Rojo, verde, azul, los colores del siglo, es preciso recordar que Cruz-Diez —una de las grandes figuras del arte óptico cinético— ha propuesto una reflexión del color a través de ocho investigaciones de largo aliento: Couleur Additive, Physichromie, Induction Chromatique, Chromointerférence, Transchromie, Chromosaturation, Chromoscope y Couleur dans l’espace. Cada una, lejos de agotarse, amplía las fronteras de las otras.

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El público se siente envuelto por una propuesta global de planos cromáticos donde el espacio y la luz se transforman.

Formalmente RVB, les couleurs du siècle  se presenta con obras bidimensionales —de sus investigaciones de Induction Chromatique y de Couleur Additive— y obras tridimensionales —de sus exploraciones Couleur à l’espace y de Physichromie— pero su percepción global es envolvente y libera las fronteras de las dimensiones dobles o triples. La exposición se encuentra basada sólo sobre cuatro de sus ocho líneas de investigación.

Mi primera impresión fue con la Chromosaturation, que da la bienvenida al público en una de las salas de la galería con una situación monocroma dominante. Su condición tridimensional rodea al espectador y prácticamente lo integra a la obra. Lo sumerge. Luego viene lo demás de esta experiencia que se revela prácticamente como infinita. En realidad, la obra trabaja el espacio más allá de la luz y el color y exige la participación de los visitantes en ese espacio.

Sus Additions chromatiques  se fundamentan en la yuxtaposición de dos, tres o más planos de color que a su vez generan nuevas gamas cromáticas, cambiantes e inestables, condicionadas por la distancia y la ubicación del espectador y la luz. Es una suma de líneas que transforman la apreciación de la obra y el público puede elegir cómo verla. También demanda la participación activa de los espectadores.

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El propio Cruz-Diez condujo la visita guiada por su exposición.

En cambio, las  Inductions Chromatiques  se relacionan con el fenómeno de la imagen a posteriori, juego de tiempo y espacio en el que la visión es inducida a registrar los colores complementarios de los que están en el plano. Tales complementos son virtuales, pero resultan tan reales como los pigmentos utilizados. Mentiras visuales que se convierte en verdades ópticas.

Las Physichromies son trampas de luz donde interaccionan una serie de tramas de color que se transforman entre sí para generar nuevas gamas cromáticas y para invadir el espacio circunscrito entre las láminas verticales que cubren toda la obra. En ellas, además, el desplazamiento del espectador o de la fuente luminosa crean una serie de variaciones cromáticas.

Finalmente, Couleur dans l’espace evidencia la experiencia vital del color haciéndose y deshaciéndose en el espacio, donde el espectador puede crear con sus medios perceptivos un espectro de colores que no está químicamente presente en el soporte. Es una experiencia interesantísima.

Toda esta propuesta de Cruz-Diez es producto de su concepción artística y vital. Para él arte y vida están en un mismo plano. Eso lo comprendió cuando eligió a París para hacerla su ciudad, su hábitat, su espacio personal. Allí donde forjó su familia, desarrolló sus indagaciones, creó una referencia estética  y marcó un rumbo para el arte óptico cinético.

Sus obras figuran, entre otros, en las colecciones permanentes del Museum of Modern Art, en Nueva York, la Tate Modern, en Londres, el Centre Georges Pompidou, en París, el Museum of Fine Arts, en Houston, Wallraf-Richartz Museum, en Colonia y el Musée d’Art Moderne de la Ville de París. Entre sus exposiciones individuales y colectivas destacan Bewogen Beweging, Stedelijk Museum, Amsterdam, 1961; Mouvement 2, Galerie Denise René, París, 1964; The Responsive Eye, Museum of Modern Art, Nueva York, 1965; Lumière et Mouvement, Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris, 1967; Cruz-Diez: Cinq propositions sur la couleur, Galerie Denise René, París, 1969; Pabellón de Venezuela, XXXV Biennale di Venezia, Venecia, 1970; Carlos Cruz-Diez: Die Autonomie der Farbe, Josef Albers Museum, Bottrop, Alemania, 1988; Une Tour Eiffel haute en couleurs, Centre Georges Pompidou, París, 2003; Inverted Utopias: Avant-garde Art in Latin America, Museum of Fine Arts, Houston, EE. UU. 2004; Lo(s) Cinético(s), Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2007; In(formed) by Color, The Americas Society, Nueva York, 2008; Carlos Cruz-Diez: El color sucede, Museu d’Art Espanyol Contemporani, Palma de Mallorca; Cuenca, 2009; Carlos Cruz Diez: The Embodied experience of Color, Miami Art Museum, Miami, EE.UU., 2010; Carlos Cruz-Diez: Color in Space and Time, The Museum of Fine Arts, Houston, EE.UU., 2011; Environment Chromatic-Interferences: Interactive Space by Carlos Cruz-Diez, Guangdong Museum of Art, Guangzhou, China, 2010; Carlos Cruz-Diez: A cor no espaço e no tempo, Pinacoteca do estado, São Paulo, Brasil, 2012; Carlos Cruz-Diez: El color en el espacio y en el tiempo, Museo Universitario Arte Contemporáneo – MUAC, México, D.F., 2012; Light Show, Hayward Gallery, Londres, 2013; La Invención Concreta: Colección Patricia Phelps de Cisneros, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2013; Dynamo. Un siècle de lumière et de mouvement dans l’art. 1913-2013, Galeries nationales du Grand Palais, París, 2013; Didática e dialética da cor, Casa Daros, Río de Janeiro, Brasil, 2014; Radical Geometry: Modern Art of South America from the Patricia Phelps de Cisneros Collection, Royal Academy of Arts, Londres, 2014.

RVB, LES COULEURS DU SIÈCLE, hasta el 1° de noviembre en la Galerie Gimpel & Müller. 12, rue Guénégaud, 75006, Paris. Teléfono: +33 (0) 6 16 81 71 49. Email : info@gimpel-muller.com.

http://www.gimpel-muller.com/

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El público ocupó los espacios internos y externos de la galería Gimpell & Müller la noche de la inauguración.

 

 

 

 

 

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