El distinguido director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, con su Sinfónica Simón BolÃvar, presentó en el Teatro Santo Domingo un nuevo concierto que es parte de la que parece ser una bienvenida visita anual de estos artistas. La obra en esta ocasión fue la difÃcil Novena sinfonÃa de Mahler, obra profunda y de gran envergadura que sin embargo fue recibida con atención inaudita del público, que no sólo no se arredró ante esta creación que se presentó sin intermedio, sino que además tuvo un conmovedor silencio de casi un minuto al final de ella, como para mostrar hasta qué tan adentro habÃa calado.
Dudamel mostró en su versión de esta obra maestra que es un mahleriano de primera categorÃa y su interpretación fue de gran dignidad ya que supo exhibir esos aspectos Ãntimos de la inmensa creación, al tiempo que los dos movimientos centrales, de carácter casi que satÃrico, los supo presentar sin exageraciones, pero permitiendo que la parodia inherente en esos momentos fuera transmitida. Del mismo modo ese misticismo inherente en esta difÃcil pieza tuvo sus momentos y fueron admirables los pianÃsimos casi inaudibles, pero muy efectivos, que necesitan de una orquesta virtuosa para lograrlos. Como alguien dijo después del concierto: tocar duro, cualquier orquesta puede hacerlo, pero para poder hacer esa transición a momentos de menos exuberancia se necesita de una orquesta y de un director virtuosos. Esto se demostró que existÃa en el concierto que se comenta, el cual nuevamente despierta envidia de la buena ante la existencia de un conjunto de esta categorÃa en donde los vecinos. Eso se debe al famoso Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles, que aquà se está tratando de emular con buenos resultados en las orquestas de Batuta, inspiradas en el éxito de los venezolanos. Quizá ya los miembros de la orquesta no sean tan juveniles ni tan infantiles, pero son excelentes músicos y ellos nacieron de la bella iniciativa de hace tantos años.
Hay que resaltar también que a pesar del aplauso entusiasta del público, se hayan abstenido de dar “bises†ya que, a menos que se tocara otra sinfonÃa de Mahler, lo cual evidentemente no es práctico, cualquier ñapa hubiera restado de las excelencias del concierto. Quienes tuvimos la fortuna de oÃr esta obra del atormentado compositor, desde ya podemos catalogar el concierto que se comenta entre los momentos musicales inolvidables que se han vivido en Bogotá. Con mencionar que he tenido la oportunidad de escuchar esta sinfonÃa por artistas de la envergadura de Bruno Walter, Pierre Boulez y William Steinberg y que lo que se oyó aquà estuvo a la altura de lo que hicieron esos legendarios maestros, está dicho todo.
* Tomado de http://www.elespectador.com/opinion/dudamel-y-mahler-columna-503707