La única gloria en la guerra es sobrevivir, dijo alguna vez el gran Samuel Fuller, que de eso algo sabÃa. HabÃa atravesado la Segunda Guerra Mundial en la Primera División de infanterÃa, el Big Red One, desembarcado en NormandÃa, y salvado el pellejo en el avance sobre Europa antes de liberar el campo de concentración de Falkenau. Vuelto a la vida civil (vuelto a la vida, pues) se dedicó a escribir sus memorias y a construir una obra personal, inquieta y deslumbrante que coronó, en 1980 con la pelÃcula que siempre habÃa querido hacer sobre la guerra, sus compañeros, sus recuerdos y, su juventud recordada. Los productores se la mutilaron y recién en 2004 se pudo ver la impecable versión completa. La evocación no es gratuita. La guerra implica la muerte y al final de los finales, siempre se muere solo. Y difÃcilmente otro género sea capaz de entrelazar mejor la aventura grupal con la peripecia privada. Por eso, desde ese doloroso homenaje fulleriano, la guerra no es un asunto de triunfadores, sino de sobrevivientes. El tránsito no es gratuito y entre las dos categorÃas se abre paso una derrota, la de Vietnam, que en buena medida removió fantasmas inevitables de la polÃtica exterior norteamericana: aislacionismo o intervencionismo, el primero y principal. En todo caso la reflexión cinematográfica sobre Vietnam presentó héroes cansados, vencidos por el sinsentido de la guerra (el Willard de Apocalipsis ahora fue el más notorio) o patéticamente sumidos en el deseo de jugar la revancha (Rambo), que llegarÃa treinta años más tarde.
A diferencia de los films sobre Vietnam, que llegaron tardÃamente, las guerras de Bush concitaron una atención inmediata. Y se dio un fenómeno curioso: el inmediatismo de los noticieros era triunfalista (Fox News fue el ejemplo más obsceno) en tanto que el cine se permitió algunas reflexiones mayores. The hurt locker que ganó el Oscar en el 2008 fue la mejor muestra. En todo caso para el cine bélico contemporáneo los héroes no son triunfadores, son, para volver al maestro Sam Fuller, sobrevivientes.
El mejor ejemplo es esta pelÃcula dirigida por Peter Berg, al que ya se le debÃa la estimable El reino, otro drama bélico. La trama no puede ser más simple. Un comando debe cazar y eliminar a un jefe talibán, amparados en una inconmensurable ventaja tecnológica y logÃstica. Las cosas se complican cuando el contingente baja al terreno y son detectados. Caben dos opciones, o liquidar a los tal vez inocentes testigos infringiendo las reglas de la guerra, o abortar la misión y escapar, corriendo el riesgo de ser cercados en territorio enemigo. El mismo tÃtulo nos advierte que solo uno sobrevivirá, cosa que reafirma el prólogo, asà que la pelÃcula es la crónica de una agonÃa a través de un doble conflicto. El primero es ver como los equipos que dan la superioridad bélica (transmisores, armas) van siendo abandonados o destruidos por un enemigo inferior tecnológicamente pero superior en conocimiento del terreno propio. El segundo tiene que ver con el drama individual del hombre cercado, por fuerzas que no puede controlar y que lo sobrepasan. Wahlberg es, si se quiere el anti Rambo. Al inicio es alguien que carga todo el poder bélico que puede producir el mundo contemporáneo. Sin embargo, ese poder se ve reducido a la nada frente a su enemigo. Algun iluminado hablará de la guerra asimétrica. La respuesta es mas fácil y cultural.
Casi futbolÃstica para estar a tono con los tiempos. El talibán juega en su cancha, el norteamericano viene del exterior. Si sobrevive no es gracias a su cultura, que se manifiesta en el aparataje bélico, sino a la generosidad de otra facción local, igualmente conocedora del lugar, pero de signo opuesto. Sobrevivir es una gracia dada por el extraño, con el que ni siquiera puede comunicarse. Todo un giro copernicano para el género para el cual solo existÃan dos categorÃas: el triunfo o el heroÃsmo. El sobreviviente es la crónica de una agonÃa. Importa poco el desenlace, en todo caso mucho menos que el proceso por el cual una máquina bélica se transforma en un ser humano degradado, reducido a su más elemental instinto, el de preservar la vida.
EL SOBREVIVIENTEÂ (Lone survivor). EE.UU., 2014. Director: Peter Berg. Con Mark Wahlberg, Eric Bana, Taylor Kitsch, Ben Foster.