MUSEO PRADODe pie frente al óleo Adán y Eva de Alberto Durero, grita en pleno Museo del Prado:

¡Qué par de patriotas! ¡En una selva llena de bestias, sin ropa ni zapatos y para comer sólo una manzana, no protestan, son camaradas felices porque están en el paraíso!

Es la reacción de muchos durante medio siglo ante el obvio fracaso de la revolución castrista y es tema de estudio en el Manual del perfecto idiota latinoamericano (1996) donde los analistas políticos Carlos Alberto Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza y Álvaro Vargas Llosa actualizan al pionero y visionario Del buen salvaje al buen revolucionario concebido veinte años atrás por el pensador y periodista venezolano Carlos Rangel.

En griego clásico el vocablo “idiota” designó a quien se mira el ombligo despreciando el interés público. Y en latín es sinónimo de ignorante. La fusión de ambos conceptos por uso define al aislado que se pasma sujeto a dependencias “sin pensar” como lo describió nuestro Pedro Emilio Coll en su famoso El diente roto (1890). 

Trabajar en la bendita democracia imperfecta con y para la juventud renueva al pedagogo porque su función radica en motivar la curiosidad y actitud crítica del educando. Y le siembra al maestro fe de creyente en el conocimiento libre para mejorar la condición humana. En el actual infierno venezolano esa convicción se venía disolviendo como sal en agua.

Si no fueran suficientes, la evidencia de los textos escolares revolucionarios, el discurso modelo de Fidel-Chávez que ni el parco Stalin soportaría, el caletre del incapacitado Nicolás Maduro, el orfeón de loros que vegeta en la Asamblea, la crueldad del obediente cortejo judicial y la pobreza analfabeta de los en sus bolsillos nada pobres Diosdado Cabello con su cúpula militar trisoleada, tan sin luces que pretende escapar a la muy lenta pero segura justicia internacional, basta entonces escuchar cualquier frase o declaración de jóvenes funcionarios, alumnos o miembros del oficialismo, para sentir pasmo, dolor y tristeza por el destino que les aguarda sumidos y perfectos en el Jurásico.

De repente, un hecho histórico complejo como el reciente 12 de febrero, todavía inconcluso, estallido parcial del gueto Venezuela chavista siglo XXI, ocurre para estímulo de la lucha progresista que cada día suma el número de opositores a esta dictadura mafiosa. A mayor persecución, tortura, maltrato y criminalidad gubernamental, crece la resistencia desde la Generación estudiantil 14 que aglutina grupos antes paralizados por caos y miedo. ¿Cómo desarticular y orientar al sector juvenil venecubanizado? La represión es el arma bestial de un poder con pies de barro. Ahí está el detalle.

 “Colorín colorao, este cuento se ha acabao” era el susurro para que durmiéramos. Ahora es grito para despertar, desobedecer constitucionalmente y levantarse de una vez. En idioma subliminal cursi pero a gusto del G2-PSUV: El verde ramo entre rejas es moho pero al aire libre se vuelve bosque.

Allí está la clave para quien decida salir de la idiotez. Incluido el sector disidente de los partidos políticos sentado para tertulias de mesa que por su terco caudillismo parroquial engendró a Hugo Chávez. Y sigue comiendo cuentos.

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