Fahrenheit-451
Truffaut adaptó el texto de Bradbury y creó el icono del bombero incendiario.

Este bello film de Truffaut, algo envejecido en la forma, aún mantiene el primer impulso del relato del que proviene. Escrito por Ray Bradbury en 1953 intenta llamar la atención sobre el ataque irracional contra las ideas y la creación. La  amenaza al conocimiento, la creación y el saber acumulado se ha hecho presente varias veces en la historia de la humanidad. Dicha amenaza se ha cebado, en ocasiones, sobre la más antigua forma análoga de conservar la información: el libro. Tablillas de barro, códices, papiros y pergaminos, manuscritos copiados una y otra vez, intentaron a través de la historia, preservar y transmitir lo que el pensamiento humano había conseguido. Pero es solo hasta el siglo XV cuando la invención de la imprenta multiplicó la edición y sembró en el mundo la difusión masiva, no solo de las ideas, sino de las más audaces y diversas formas de la creación literaria.

Desde entonces toda forma de totalitarismo ha intentado borrar la casi indetenible proliferación del saber y la creatividad humanos. El estado nazi y el fascismo, la dictadura soviética, el franquismo y la multiforme hidra de la censura han intentado, a veces de forma sutil y otras desembozada, censurar o destruir no solo el conocimiento, sino el placer que la literatura ofrece. En este film de 1966, el epítome de esta actitud es lo que podríamos denominar “El discurso del bombero”. Porque Truffaut ha trocado, con ironía, al bombero en incendiario. Su labor se limita a quemar libros, y cada tanto a algún que otro ser humano. “Las novelas intentan que vivamos vidas que no nos pertenecen” afirma el quemalibros transformado en crítico literario. “Los libros de filosofía son simples modas pasajeras, un día proclaman que la vida está predeterminada, al otro afirman que el hombre es libre” continua aseverando el incendiario. “Nunca te vayas a leer La Ética de Aristóteles, inmediatamente te creerás superior a los demás. Las biografías y autobiografías solo son escritas para mirar a tus iguales por encima del hombro”. Este personaje muere, por cierto,  justamente devorado por el fuego en una de las escenas del film.

En nuestros días la proliferación de discos duros, dispositivos personales, la nube y en general Internet, hacen bastante difícil hacer desaparecer definitivamente cualquier documento digitalizado, sea este literario o de otro cariz. En el futuro es posible que cada uno de nosotros posea, en un dispositivo diminuto, toda la literatura. ¿Nos ha liberado definitivamente la tecnología del bárbaro quemalibros? No lo podríamos asegurar. Pero en último caso, queda la poética alternativa de este film. Que cada ser humano memorice un libro y que la libertad perviva, al menos,  en la memoria.

Fahrenheit 451 se exhibirá el 10 de mayo, a las 3:00 pm, en los Sábados Selectos del Cinecelarg3. Entrada libre.

FAHRENHEIT 451 (Fahrenheit 451), Reino Unido,1966. 108 min. Director: François Truffaut. Guion: François Truffaut y Jean-Louis Richard, sobre la novela de Ray Bradbury. Música: Bernard Herrmann. Fotografía: Nicolas Roeg. Reparto: Julie Christie,  Oskar Werner,  Cyril Cusack,  Anton Diffring,  Jeremy Spenser,  Alex Scott. Productora: Universal Pictures.

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