Andrés Caicedo 1
Andrés Caicedo, un personaje inabarcable, en el film de Francisco Forbes y Álvaro Cifuentes.

Noche sin fortuna (2011) se ha venido exhibiendo en Venezuela, en funciones de entrada gratuita realizadas en lugares como el Centro Cultural Chacao. La película argentina, traída al país por una pequeña distribuidora independiente, trata de Andrés Caicedo, cuyo suicidio a los 25 años de edad hizo cristalizar en torno a él una aureola de autor de culto que se desprende también del recuerdo de una época marcada por la rebeldía iconoclasta, la experimentación con la droga, la libertad sexual y la formación en Colombia del llamado grupo de Cali, que publicó la revista Ojo al Cine y del que surgió, entre otros filmes, el clásico Agarrando pueblo (1977) de Carlos Mayolo y Luis Ospina.

“Él no quería saber más del mundo que se venía, y tuvo toda la razón porque lo que nos dejó a nosotros es una podredumbre. Todo lo que nos ha tocado vivir después de la muerte de Andrés han sido jarteras (…), cosas en contra del ser humano. Arte no ha salido, música nueva no ha habido desde los sesenta, desde los setenta y pico para acá. Hemos perdido treinta años”, dice Mayolo en una entrevista realizada por Álvaro Perea y Susana Urrea, incluida en el documental de autor codirigido por Francisco Forbes y Álvaro Cifuentes.

Caicedo, que nació en 1951, ganó en 1969 el segundo premio en un concurso latinoamericano de cuentos organizado por la revista Imagen de Venezuela. De tres años antes data su primera obra de teatro, a las que pronto se añadirían cuatro. En 1977, luego de recibir un ejemplar de la única novela que publicó en vida, ¡Que viva la música!, ingirió suficientes pastillas de somnífero como para quitarse la vida. Opinaba que vivir después de los 25 años de edad debería dar vergüenza, y fue consecuente con eso.

El documental Andrés Caicedo unos pocos buenos amigos (1986), de Luis Ospina, es un intento anterior de rescatar la figura de Andrés Caicedo. Alberto Fuguet también lo ha reivindicado. El escritor y cineasta chileno considera a la obra del colombiano como un antecedente de la suya y del movimiento McOndo, y por ende enemiga de García Márquez y del realismo mágico. Caicedo también fue director del Cine-Club de Cali e integrante del equipo de Ojo al Cine, y en 1973 viajó a Hollywood para tratar de venderle cuatro guiones a Roger Corman. Una de sus historias para el cine, el western Los amantes de Suzie Bloom, figura como un cortometraje de dibujos y locución insertado en Noche sin fortuna.

Luego de la primera secuencia, en la que Guillermo Lemos, uno de los amigos de Caicedo, cuenta la historia de la vez que jugó ruleta rusa con 2 balas, el narrador presenta al escritor de esta manera: “…me di cuenta de que Caicedo era un autor inabarcable, y me pregunté: ‘¿Cómo diablos puede convertirse un tipo de 25 años en un autor inabarcable?’” Un primer detalle de Noche sin fortuna en el que hay que reparar es el “yo” que se expresa en esa frase. No puede ser sino la reflexión de un personaje ficticio, que habla con la voz de Leonardo Murúa. El documental está narrado en primera persona del singular pero los directores son dos, y no se indica que lo que se dice sea opinión de Forbes o de Cifuentes.

Lo inabarcable de Caicedo podría ser la clave de la amplia diversidad de materiales con los que fue conformada la película, principalmente citas de numerosas películas, desde Corman hasta Ingmar Bergman. Son como las que el espectador podría imaginar que vio Andrés Caicedo en Estados Unidos, cuando se dedicó a pasar días enteros en el cine, lo que fue también una de las fuentes del imaginario urbano de su obra literaria, de acuerdo con el cineasta Oscar Campo, otro de los entrevistados. Además de los testimonios de los que lo conocieron, se destacan en la película los materiales caseros, como las respuestas a un cuestionario para el ingreso en un hospital psiquiátrico por parte de dos niños, los hermanos Guillermo y Clarisol Lemos, de una inquietante inteligencia y rebeldía, y la lectura del último texto conocido del escritor, una carta a su novia, Patricia Restrepo, leída por ella para la realización del documental. Su comentario, al final, es una pincelada reveladora: “Tiene partes aburridas, ¿no? Tiene partes que no interesan mucho”.

El resultado es un filme que trasciende el propósito planteado al principio, el de la semblanza del autor, hecha por un hipotético lector que se convirtió en fan desde lo primero que leyó de Caicedo. Noche sin fortuna es además una reflexión sobre la memoria que puede tenerse de una persona y de su tiempo, irónicamente tamizada por la voz de un narrador que es un personaje ficticio. La figura de Caicedo resulta así tan borrosa como las fotos vistas en plano detalle, y como lo es ya su recuerdo para Oscar Campo. Agrega que el escritor que él conoció se parece poco a lo que ha leído sobre él y que en su época no era alguien importante para nadie. Luis Ospina aporta a la desmitificación un comentario sobre la labor de Caicedo en Ojo al Cine: el índice que se publicó en el quinto y último número de la revista no fue sólo resultado del rigor de los editores, sino de haber probado una droga que los mantuvo despiertos durante días. Finalmente está el testimonio que ofrece el estado físico de Hernando Guerrero, en cuya casa se estableció Ciudad Solar, una comuna hippie de artistas. Es una manifestación de los estragos del tiempo que separa el presente del pasado en el que los jóvenes se consideraban los más bellos, como dice Mayolo en el filme. “El resto es historia, literatura”, dice el narrador al final, parafraseando a Shakespeare.

NOCHE SIN FORTUNA

Argentina, 2011

Dirección: Francisco Forbes, Álvaro Cifuentes. Producción: Luis Gabriel Velásquez, Florence Ortiz Coste. Cámara: Francisco Forbes, Álvaro Cifuentes, Juan Felipe Chaverra. Montaje: Francisco Forbes. Sonido directo: Damián Turkieh. Mezcla y montaje de sonido: Damián Turkieh, Milton Rodríguez, Nicolás J. Scatamacchia. Narración: Leonardo Murúa.

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