Música 1Paz y jazz.

Jacques Braunstein

SER

Es un conjunto de garabatos sobre líneas que solamente los músicos saben traducir en sonido para convertirlos en arte a través de la voz humana y los instrumentos que la imitan. Pero toda civilización y cultura registra en imágenes y manuscritos, una élite no clasista de talento innato, que sin estudiarla sabe componer, interpretar y hasta dirigir música sólo de oído. En jerga venezolana ese milagro recibe el nombre de guataca. Por contraste abundan los eruditos con su saber teórico que a su vez no pueden obtener de sus herramientas o las ajenas, ni una sola nota bien emitida.

Se dice que la música es un instinto primario pues los latidos del corazón son el compás rítmico de un tambor que permite el crecer del feto y al instante de nacer la especie animal emite una melodía del quejido por abandonar el refugio que la nutrió.

Formalmente música es cualquier sonoridad que trasciende el ruido natural y puede sensibilizar a un oyente capaz de levitar sin límites su imaginación afectiva. En su raíz ese sonido proviene de la naturaleza: el ondular del oleaje y las plantas, la brisa, el habla de las aves, la palabra y su silencio de un ser amado. La poesía es el otro extraño privilegio de una escritura que recrea o sugiere tan mágico proceso.

La maravilla musical da todo eso y mucho más. Para bien y para o por el mal. De los músicos depende. Se supone buena y recta a toda persona que inventa, enseña, divulga o reproduce música y que de por sí es un ser espiritualmente superior, elevado en valores humanos esenciales, propenso a cambios que mejoren su calidad humana. Alguien que sabe perdonar, evita la doble moral y no se doblega ante amenazas o mentiras.

QUEHACER

George SteinerY es uno de los humanistas mayores del siglo XX, George Steiner, (n. 1929, Francia) quien con profunda claridad logra explicar una diaria, histórica y fatal contradicción a lo largo de toda su inmensa obra pero puntualmente en su libro de ensayos Errata. Melómano al punto que confiesa no explicarse la propia vida ni la compañía amorosa sin escuchar música, en especial el jazz porque fusiona lo académico y lo popular, lo nacional y lo global. Advierte que su arte predilecto sólo es una partitura de diseño neutro, con signos precisos sobre un pentagrama, señales a la vez ambiguas, aptas para ser manipuladas, un don que se presta para beneficio mayor o máximo daño individual y social. La música no es opaca o brillante, victoriosa o sumisa, inocente o culpable. Es lo que transmisor y receptor buscan, necesitan, usan, enriquecen o destruyen.

Hitler, sus secuaces y partidarios eran adictos a la música académica y germanizaron a los clásicos. Antes de alcanzar el poder incluso gustaban de esa mezcla “judeo-negra y degenerada” del jazz como la definieron luego para prohibirla y perseguir con tenaz crueldad a sus ejecutantes, tal cual lo relata una extraordinaria pieza literaria de impecable documentación sobre el racismo, ya traducida a varios idiomas, al castellano en 2012 por Alba Contemporánea Ediciones de Barcelona.Un blues mestizo España. Es la novela Un blues mestizo reconocida con el premio Scotiabank Giller y finalista en el Man Booker. Su autora, Esi Edugyan, es canadiense, hija de inmigrantes de Ghana. Narrada con una original imitación del género jazz, parte de un tema que improvisa tiempos, espacios, interacción de personajes en diálogo y acciones alrededor de Louis Armstrong vivo, figura ética central por su conducta durante el asedio nazi a París donde quiso grabar un disco el año 39, pues “así le decimos al mundo, y a los nazis, algo que sólo la gente del jazz puede decir.”

El Antiguo Testamento contiene al menos dos ejemplos de la certeza analizada por el sabio Steiner: la manada oye y obedece a su conductor patriarca cuando los llama desde el shofar, cuerno de carnero del pastor alerta que convoca al plácido rebaño y éste lo sigue porque le tiene confianza y sabe que su guía la merece. Pero también, al contrario, describen los textos sagrados cómo el guerrero Josué convocó al pueblo disperso, resentido, caótico y lo unificó mediante los alaridos de siete trompetas sacerdotales que en complicidad hicieron de ciclón para destruir las murallas de Jericó.

Por esa natural, frágil y utilitaria doblez, en Venezuela, el maestro Vicente Emilio Sojo nunca quiso legitimar con su presencia personal ni la de su orquesta, los actos oficiales del dictador Juan Vicente Gómez y el maestro Moisés Moleiro, sin ser político activo, secundó y protegió a la espiada militancia local que luchó contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, esa que persiguió al activo militante Alfredo Sadel, su temible adversario, pues en la plenitud de su éxito musical foráneo sirvió de correo entre la resistencia y el exilio.

Muestra de múltiples ejemplos que precedieron al de la ya universal pianista venezolana Gabriela Montero quien antes de interpretar su composición Ex Patria en la escena mundial, sin cesar invoca en alta voz por la libertad y los derechos humanos de sus compatriotas.

La música con ética libertaria es una armonía de altísima y perenne buena nota.

alifrei@hotmail.com

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