Ganadora mayoritaria del reciente Festival Interclubes de Teatro, Ruido de piedras vuelve a la sala Luisela Díaz del Jeff Levy Playhouse, en una breve temporada que abarca dos fines de semana a partir del próximo jueves 7 de agosto. El montaje de Ives Bitton de la obra del dramaturgo venezolano Johnny Gavloski se demarcó rápidamente del resto de las piezas en concurso y logró obtener los premios más importantes. Un texto sólido, una puesta acorde con el drama de su historia y unas actuaciones muy comprometidas con sus personajes fueron sus mejores fortalezas ante el jurado. Décadas atrás, cuando Gavloski la escribió, el peso de las dictaduras latinoamericanas se sentía de manera profunda y traumática. Represión, tortura y muerte fueron los signos de una época dolorosa que aún hoy pervive en la memoria con sus terribles consecuencias para miles de seres humanos.

¿Qué es lo que diferencia la justicia de la venganza? ¿Cuándo se borra esa frontera tan frágil que existe entre la condición de víctima y la de victimario? ¿Quién puede detener la espiral de la violencia? Son preguntas que nos hacemos cuando conocemos las historias que se filtran desde los más oscuros mecanismo de la miseria humana. Sobre todo cuando los regímenes totalitarios han generado el abuso del poder como forma de existencia. Los «grandes ideales» justifican los medios del terror y la brutalidad. Quien se apropia de «la verdad» es capaz de ejecutar los más horrendos crímenes. En el caso de Ruido de piedras esa circunstancia se agrava cuando sus personajes centrales son un esbirro de la dictadura caído en desgracia y su hija que intenta demostrar su inocencia ante la justicia del nuevo gobierno. Los planteamientos racionales sucumben bajo el peso de las emociones. Padre e hija pueden pasar del amor al odio, de la mentira a la verdad, de la venganza al perdón.

La dirección de Bitton es muy sobria en su concepción del espacio y la luz, fundamentado en las puertas que se cierran y se abren, en los encuentros y desencuentros, en las confesiones y los artilugios. No muestra un afán realista sino la representación simbólica de sus personajes interactuando en una circunstancia difícil de aceptar. No ubica su drama en un país determinado pero sí identifica los valores del terrorismo de Estado como afines a todos los regímenes dictatoriales.

La dirección de arte de Silviainés Vallejo y la música de Álvaro Paiva contribuyen a crear un clima opresivo que atrapa no sólo al victimario sino también a sus víctimas. Por eso el espacio amplio pero aislado, con una simbólica escalera que asciende o desciende de una puerta que representa el mundo exterior. Un ascetismo que puede mostrar la rigurosidad de una cárcel que va más allá de una celda. En este marco, el elenco funciona de modo parejo, sin altibajos, guardando coherencia en acciones y palabras, sobre todo en el diálogo revelador que se establece entre padre e hija, es decir, los dos polos dramáticos que alternan sus sentimientos.

A pesar de su dramatismo Ruido de piedras atrapa al público y termina siendo una muy valiosa opción en una cartelera teatral que luce excesivamente comercial. Sobre todo porque el grupo Jeff Levy Playhouse nació como una compañía de un club social y poco a poco se ha convertido en una instancia estable y profesional. Si se quieren alejar de los monólogos y la risa fácil, no se pierdan esta obra a partir del jueves 7. Es teatro de verdad.

RUIDO DE PIEDRAS, de Johnny Gavloski. Grupo Teatral Caracas Playhouse. Dirección: Ives Bitton. Producción: José Manuel Ascensao y Enith Pulido. Música: Álvaro Paiva. Dirección de arte: Silviainés Vallejo. Elenco: John Dinan, Martha Ostos, Juan Rajbe, Carolina Martínez, Gustavo Adolfo Ruiz, Cralos Clemares, Levi Zielinsky, Glenn Brenning, Ángel Bajares, Enith Pulido y Carlos Rincones. En el Teatro Luisela Díaz, en el Caracas Theater Club, a las 8:00 p.m. desde el jueves 7 hasta el domingo 17 de agosto. VIP: Bs. F. 50. Preferencial: Bs. F 40. General: Bs. F 30.

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