Diría que las mujeres todavía hoy tienen que rendir más para lograr lo mismo que sus colegas masculinos.

Ronja Kemmer, joven política alemana, logró un mandato en el Bundestag, el Parlamento alemán. Su recorrido desde la militancia estudiantil y en la organización juvenil Junge Union (de la Unión Demócrata Cristiana) muestra un esfuerzo continuado por llevar la perspectiva de la mujer al Parlamento.

En esta entrevista especial para Diálogo Político, nos cuenta su forma de ver la capacidad transformadora de la mujer en la política.

¿Por qué ingresaste en la política?

Ciertamente es una pregunta fascinante. De alguna manera siempre me ha interesado la política. A los 18 años, en un momento pensé: «Es genial discutir, pero quiero también mover las cosas». El contexto estaba dado por las elecciones parlamentarias en el estado federado de Baden-Württemberg. El tema relevante era la política escolar, que me afectaba en mi calidad de estudiante. Se trataba de la cuestión de cómo el sistema escolar podía funcionar aún mejor y cómo debería reformarse, o no. En ese momento, todavía tenía un poco de miedo de acercarme a un partido político, cosa que no era frecuente para personas de mi edad. Si bien en mi clase había interesados en el tema, casi nadie estaba comprometido políticamente. Finalmente, a través de amigos, encontré el camino hacia la Junge Union, la organización juvenil de la CDU, y me di cuenta: «Bueno, son como tú y yo. Son personas normales».

Entonces comencé allí y vi que, de todas las organizaciones políticas, la que más me convencía era la Junge Union. Allí encontré la mayor superposición de temas interesantes. Pero además yo realmente quería hacer algo y moldear activamente la política. Al final, todo fue muy rápido. No pensé que mi compromiso me llevaría tan solo unos años después un obtener un mandato en el Bundestag alemán. Me di cuenta de que, en el nivel municipal o en la universidad, se pueden lograr cosas increíbles a través de la política, pero para esto debes tener el coraje de querer involucrarte. Hoy todavía estoy feliz de haberme hecho miembro activo de la Junge Union en aquel entonces.

Bürgersprechstunde von Ronja Kemmer am 24.10.2018 in Ulm - Ronja Kemmer

¿Qué dificultades encontraste en tu propio partido como mujer en la política?

Diría que las mujeres todavía hoy tienen que rendir más para lograr lo mismo que sus colegas masculinos. Pueden lograr lo mismo, pero a menudo tienen que hacer más para eso. Desafortunadamente, esto es así no solo en la política, sino en muchas otras áreas.

Pero también encuentro a muchos hombres que han entendido que necesitamos más mujeres en la política y que apoyan esto fuertemente. Sin embargo, como mujer tienes que desarrollar una sana autoestima. Tuve que aprender eso también. En particular, siempre hay que exigirse mucho. Esto es también una escuela importante para toda la vida, ya que la política suele ser una tarea a largo plazo. También en el voluntariado y en las organizaciones juveniles se aprende mucho para más adelante en la vida. Por ejemplo, pararse frente a la gente y hablar, reclamar cosas con confianza, argumentar firmemente frente a otros partidos u otras opiniones, convencer a otros de tu causa. Creo que esta es una escuela increíblemente buena para toda la vida.

Cuando obtuve mi escaño en el Bundestag, ascendí en un distrito electoral ajeno. Hubo una primera reacción en los periódicos, que generalmente critican el hecho de que haya muy pocos jóvenes y mujeres en la política: «Resulta que ahora viene una mujer joven». Creo que eso no lo habrían dicho si se tratara de un hombre joven. Y el periódico regional local incluso me aconsejó que no aceptara el mandato. Siempre he creído que después de cierto tiempo se puede juzgar y discutir sobre el trabajo político de alguien, pero antes de haber puesto un pie en esta circunscripción electoral o de haber hecho algo de carácter político ya existía la percepción de que «una mujer joven no va a ser capaz de hacerlo». Esta dicotomía —por un lado, la crítica a la falta de mujeres jóvenes en la política y, por el otro, este rechazo—, esta contradicción, me molestó. Pero también fue un incentivo para convencer a estos críticos.

Por lo tanto, queda mucho por hacer en el tema de percepción igualitaria de las mujeres en la política. Pero esto solamente lo podremos cambiar si particularmente las mujeres jóvenes están dispuestas a involucrarse y participar políticamente.

¿Cuál fue la lección aprendida más importante en tu vida política?

Tienes que apretar los dientes, persistir aun tras los errores y no cuestionarte constantemente. Por supuesto, eso no significa volverse arrogante. Pero el mayor problema para las mujeres es que quizás son un poco más autocríticas que los hombres y, por lo tanto, tienen menos confianza en sí mismas. También tuve que aprender que por supuesto a veces cometes errores. Esto también es un problema, por lo cual las mujeres lo evitan y, a menudo, terminan no candidateándose o haciéndolo solo como suplentes. Es que a menudo tienen más miedo al fracaso o a perder. O tienen miedo de cometer errores. Pero cometer errores es normal, y a los políticos también les sucede. Cuando empiezas a asumir responsabilidades, sin importar si tienes 30 o 50 años, las cosas no siempre funcionan bien. La lección más importante para mí fue esta: está bien que sea así. Eso es lo que aprendí y ahora estoy en paz conmigo misma. He aprendido que las cosas siempre pueden salir mal. Solo se puede dar forma a las cosas positivamente si se está listo para asumir la responsabilidad. Sin embargo, siempre existe el riesgo de que las cosas no marchen bien y se produzcan errores.

¿Qué recomendarías a mujeres jóvenes que quieran dedicarse a la política?

¡Atrévanse! No lo están haciendo per se mejor o peor que hombres jóvenes. A menudo falta la confianza en sí mismas. Y he visto a tantos hombres jóvenes y viejos que no eran particularmente competentes, pero eran buenos para venderse y se presentaban con mucha confianza en sí mismos. Por supuesto, depende de los contenidos, se trata de la sustancia, hay que apasionarse por los temas y estar convencidas. Pero una no debería dejarse volver loca y seguir preguntándose: ¿he entendido todo al cien por cien? Debemos estar preparadas y tener el valor de abordar los problemas con claridad. Solo entonces podremos hacer avanzar las cosas. Y para eso no es necesario memorizar los puntos y las comas de una petición de mil páginas.

Das waren super Erfahrungen“ - mitmischen.de

¿Qué queda por hacer para que la política sea un lugar más amigable para las mujeres?

Buena pregunta. Explícitamente no mencionaría la compatibilidad de familia y trabajo, ya que eso implica que siempre son solo las mujeres las que deben compatibilizar ambas cosas. En general, me gustaría ver un mundo en el que seamos más amistosos y constructivos el uno con el otro. Por otro lado, esto también es una ilusión, ya que la política a veces se hace a codazos y seguirá siendo así.

Respecto al tema de las cuotas de mujeres admito abiertamente haber cambiado de opinión. Hace diez años habría dicho: «No necesitamos cuotas. Es cuestión de tiempo que las mujeres desarrollen más espacio en la política». Pero hemos visto en el Parlamento alemán que la proporción de mujeres está disminuyendo, a pesar de que siempre pensamos que esto se resolvería automáticamente y que el tiempo curaría este problema.

No soy fanática de la cuota, pero por ahora la considero el único medio que realmente ayuda. Por supuesto, también necesitamos programas de financiación, más confianza especialmente entre las mujeres, y la voluntad de postularse como candidatas. En muchas áreas de la sociedad hoy en día hay mujeres donde antes solo había hombres y es normal que las mujeres estén allí. Han pasado muchas cosas, especialmente en los últimos años. Pero en política, en particular, no podemos evitar la cuota. Y es por eso que estoy a favor de que discutamos primero dentro de la CDU y luego decidamos cómo proceder.

Estoy deseando que llegue el día en que ya no necesitemos la cuota. Pero por el momento creo que es el único remedio probado que funciona. También tenemos que diferenciar nuevamente entre participación, representación y poder. No es solamente la participación numérica en los parlamentos lo que define sobre la participación de las mujeres. Hay suficientes parlamentos en el mundo que tienen una cuota y en los que el cincuenta por ciento son mujeres. Pero eso no significa que estas mujeres realmente ejerzan influencia política. En Alemania tenemos una posición progresista. La presidente de la Comisión de la UE es de nuestro partido. El mismo que, con Angela Merkel como canciller federal, ha proporcionado la mujer más poderosa del mundo durante muchos años. Eso ya demuestra que se trata de algo más que representación. Se trata de influencia y poder. Afortunadamente, tenemos muchos buenos ejemplos aquí en el partido.

Entrevista realizada para Diálogo Político por Sebastian Grundberger, director del programa KAS Partidos, el 11 de febrero de 2021.
Traducción: Manfred Steffen.

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