El endeudamiento de Venezuela con China al pagarse con materias primas (hierro y petróleo) coadyuvó a  la depresión económica del país.

Poco a poco se revela como los créditos chinos no han sido beneficiosos para Venezuela, pero si para ellos. Más bien, han profundizado los desatinos económicos del régimen chavista. Esta relación tóxica, que no solo se ha dado en Venezuela, se está empezando a conocer como ‘la trampa de la deuda china’.

Al comienzo de esta oprobiosa era chavista, Chávez estaba empeñado en establecer relaciones estratégicas con China y Rusia, seguramente animado por el Fidel Castro.  Sin embargo, para esos días ni el imperio de los zares ni el imperio azul mostraban la menor simpatía por lo que el barinés proponía. La primera visita del militar golpista a Moscú estuvo lejos de ser un éxito. Los chinos no estaban muy interesados en Venezuela, ni es nuestro petróleo. Según su embajador, no tenía sentido exportar hidrocarburos a China cuando el mercado natural de Venezuela era EEUU.  Pero esto, como sabemos, cambió. Ahora estos dos imperios son base de sustentación del régimen de Maduro.

Recientemente se han venido revelando algunos de los mecanismos que utiliza China  para domeñar a los países que dice apoyar para su desarrollo. Cada vez más se viene hablando de ‘la trampa de la deuda china’.

Entre préstamos directos y créditos comerciales a Latinoamérica,  los chinos,  que virtualmente no habían invertido nada en la región para fines del siglo pasado, habían entregado unos US$1,6 billones para 2018. Y Venezuela es uno de los principales deudores (US$60 millardos).  Para China esto es más que un tema económico-financiero, es un asunto geopolítico.  Hace uno cuatro años, así lo hacía notar el entonces secretario de Estado, Rex Tillerson,  en su discurso en la Universidad de Texas, antes de su viaje a la región cuando advertía que “China está utilizando el manejo económico para poner a la región en su órbita”, pero “¿a qué precio?» se   preguntaba. Y señalaba que al final esta relación sería contraproducente para los países de la región.

La diplomacia de la trampa de la deuda (Debt-trap diplomacy) ha sido presentada como característica de la política internacional de China. Ella se basa en ofrecer créditos en condiciones y a tasas muy favorables para al final aprovechar la incapacidad de pagar las deudas y así obtener beneficios que de otra forma no serían posibles. Se coloca como ejemplo lo que habría sucedió en Sri Lanka donde, a fin de pagar la deuda a China, ese país debió entregar en concesión el puerto de Hambantota por 99 años. Otro ejemplo sería el Corredor Económico chino-pakistaní, que está atado a crecientes préstamos de China y que es parte clave de la famosa Ruta de la Seda. Esto ha sido negado por Pekín que ha emprendido una campaña mundial a este fin. Lo interesante es que como uno de los ejemplo también se habla del caso venezolano.

Recientemente un grupo de investigadores de Dialogo Chino,  una plataforma de periodismo independiente dedicada a comprender la relación China-América Latina, en conjunción con Armando.info y el Centro Latinoamericano de Periodismo de Investigación (CLIP) ha puesto la lupa sobre el acuerdo de Venezuela y China con respecto a la empresa estatal CVG Ferrominera Orinoco.

En 2009 se firmó el contrato entre ambos países. En él se establecía que durante los próximos ocho años Venezuela debía proveer 42,96 millones de toneladas de mineral de hierro a China y se entregó un millardo de dólares al régimen como pago adelantado, lo que alcanzaría a menos de 25 % del valor de mercado del hierro.  Por su lado, China debería proporcionar cooperación a fin de mejorar la capacidad de producción de mineral de hierro de Ferrominera. Pero ni China cumplió con su parte del contrato, al no apoyar la recuperación de la producción de Ferrominera ni esta compañía estatal pudo cumplir con sus metas anuales de entrega de material, por lo que fue multada.

Pero mientras Ferrominera se deterioraba, China se favoreció triplemente: pagó el hierro a un precio por debajo del valor de mercado; incumplieron su obligación de cooperación; y salieron favorecidos con US$ 70 millones de la multa.

Por otra parte, el peso del compromiso del pago en especies, hizo que Ferrominera no pudiera obtener ganancias para mejorar su desempeño, pues la mayoría de su declinante producción se entregaba a China como pago del millardo de dólares, y a un precio muy por debajo del mercado. Por ejemplo, en 2013 entregó la tonelada a  US$ 23 cuando en el mercado internacional alcanzaba $130. Se trata del mecanismo de la venta a futuro, el mismo que se usó para otros créditos chinos a pagarse con entrega de petróleo. Y este es un mecanismo perverso cuando no se puede invertir en mejorar y aumentar la producción.

Las propias autoridades chavistas dejaban claro que “CVG Ferrominera no se ha beneficiado de los recursos del financiamiento”. El pago adelantado fue dilapidado por el régimen y apropiado por algunos de sus funcionarios corruptos. De hecho, en 2013 se destapó un escándalo de corrupción que llevó a la cárcel al presidente de Ferrominera y varios de sus más altos ejecutivos.

China sabía que la empresa no estaba en condiciones de producir eficientemente, por eso la clausula de capacitación. También debió saber lo corrupto del régimen, por ende debió prever que al final se produciría un quiebre técnico de Ferrominera, pero esto tampoco importó. En 2006 se producían 22,5 millones  de toneladas de hierro y hoy solo 3,7 millones: una caída de 83,5%. Mientras tanto China obtenía uno de los mejores hierros del mundo.

El endeudamiento de Venezuela con China al pagarse con materias primas (hierro y petróleo) coadyuvó a  la depresión económica del país, pues la mermada producción no alcanzó para obtener ingresos para reinvertir o simplemente adquirir divisas para las necesarias compras internacionales. Se estima que 25% del petróleo producido se envía China para el pago de préstamos y otro 25% a la India.

Así pues, aunque lo nieguen los chinos, el ejemplo venezolano de la trampa de la deuda china, muestra cómo esta relación ha sido tóxica para la economía venezolana.

 

 

About The Author

Deja una respuesta