Tenemos que ser valientes y enfrentar los diversos matices que ahora nos conforman.

Urge en nuestra sociedad el espíritu crítico. ¿De qué se trata este planteamiento?, se pueden preguntar algunos, sobre todo aquellos que sienten que intervienen, que hacen mucho y que colaboran con las transformaciones necesarias en el país, porque son fanáticos de las redes sociales.

Estemos claros, tenemos mucha gente dentro y fuera del país que tuitea durante todo el día, incluso mientras comen, ven televisión y mientras hacen el amor. El resto del tiempo mandan mensajes vía WhatsApp, replican todo lo malo que reciben y cuando tienen oportunidad reprenden al que discrepa de sus ideas y lo llevan hasta el paredón digital.

Todo esto sin olvidar que existe un grupo fuera del país que ordena, crítica, se lamenta, añora El Ávila hasta más no poder y se encarga no solo de arruinar su propia experiencia de vida la cual no logra desatar de sus orígenes, si no que se empeña en recordarnos que en este país nada funciona mientras ellos tienen agua, luz, comida, se desplazan en transporte público, tienen vida social y trabajo. ¿Cuál es el aporte que nos hacen? ¿Cuál es el estimulo a quienes los leen?

Tenemos otro tipo de promotores de los cambios necesarios, que repiten hasta el cansancio las mismas teorías de años atrás y de lo exitosas que fueron en su momento. A esos no les importa para nada que hayan pasado cuarenta años y que nuestro actual entramado social no tenga nada que ver con los que vivimos el día de ayer, incluso porque ya tenemos unas cuantas generaciones que carecen de referencias en relación con lo que fuimos una vez.

La urgencia del espíritu crítico radica en la importancia que tiene en primera instancia, revisar si pertenecemos a alguna de estas categorías porque en cualquiera de ellas estamos anclados a la teoría y estamos contribuyendo muy poco al reconocimiento de lo que nos ocurre desde perspectivas que nos permitan ser ciudadanos activos trabajando por una mejor sociedad.

Contribuir a los cambios necesarios en lo social es tan estratégico como el hacer política y hacer estrategia requiere de ese espíritu crítico por el que abogo al principio de estas líneas, porque solo él trae consigo la duda en todas nuestras acciones cotidianas. Tenemos que dudar para descubrir todas las posibles interpretaciones que se desprenden de nuestro comportamiento.

Tenemos que ser valientes y enfrentar los diversos matices que ahora nos conforman. Convoquemos a todos los que nos rodean a reconocernos y a reconocerse, a entender que tipo de participación tenemos en nuestra sociedad. Convoquemos  a la necesidad de reconocer al otro, a ese con el que tenemos poco contacto. Reconocernos quizá sea el primer ejercicio práctico para hurgar  más allá de la superficie en lo que nos pasa como sociedad. Escarbemos hasta nuestros cimientos, ese es el inicio ante la ardua tarea de transformación que nos espera, los cambios sociales no se producen partiendo de la nada.

Publicado originalmente en https://pasionpais.net/

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