Jordan Goudreau, director de Silvercorp USA, y el capitán GN (r) Javier Nieto Quintero.

Sobre la Operación Gedeón hay más preguntas que respuestas. Todos entienden que una de las razones claves del fracaso de esta opción ‘por debajo de la mesa’ ha sido la delación. Lo sucedido parece más un tirarse una parada, que un plan bien ejecutado y coordinado.

En el mundo de la posverdad y las fake news, la incursión de personas armadas por La Guaira, el 3 de mayo, provocó reacciones jocosas, memes y burlas. Pocos creían lo que informaba el aparato represor del pranato. En especial cuando acababan de suceder las incautaciones por la operación antinarcóticos de EEUU de varias toneladas de drogas vinculadas con un cartel de Paraguaná, donde altos funcionarios chavistas terminaron embarrados, así como la masacre en la Cárcel de los Llanos con medio centenar de muertos y los varios días de enfrentamiento a tiros entre bandas en la populosa barriada de Petare, Caracas.

“Guerra avisada…”

En medio de esa avalancha de escándalos, una incursión que estuvo precedida por un reportaje periodístico (30 de abril) en el cual se describían los prolegómenos de un plan al que respondían voceros del pranato diciendo que lo habían infiltrado desde hacía meses, volvió a ser recibida con un alzar de hombros. Sin embargo, lo que ahora se conoce como Operación Gedeón —nombre que proviene de la masacre de El Junquito, donde fue capturado y asesinado Oscar Pérez— siguió adelante. Incluso, anterior al segundo intento de desembarco, el 4 de mayo, por Chuao, estado Aragua, se informó a través de twitter que el plan proseguía su marcha y fue airado un video donde aparecen dos de los líderes de la intentona: Jordan Goudreau, director de Silvercorp USA, y el capitán GN (r) Javier Nieto Quintero. Era como telegrafiar la operación; algo inconcebible. Como dice el refrán: “Guerra avisada…”.

En total, capturan a más de una docena de estos hombres, entre ellos militares criollos y a dos norteamericanos vinculados con Goudreau. Entre las bajas también hay militares venezolanos luchadores por la libertad. En la segunda intentona capturan al hijo del general Baduel. Entonces, las risas y burlas se tornan en expectativas e incertidumbres. Y así estamos. Nadie cree en nada ni en nadie.

El fracaso

La mayoría de los reportajes que se encuentran disponibles señalan como elemento principal del fracaso de la incursión armada la delación, la infiltración, es decir, el ‘sapeo’, como decimos en Venezuela.

Los que vivieron los años de la guerrilla venezolana y anteriormente la lucha contra la dictadura perezjimenista saben que el manejo de la clandestinidad, el control de la inteligencia y la secretividad de las operaciones son asuntos de suma importancia. Anunciar con anterioridad una operación de esta magnitud es un sinsentido. “Los estábamos esperando”, dijo Maduro al dirigirse al público por televisión.

Los presuntos civiles en defender la costa también alegan que fue el pueblo patriota, los Agrupamientos Populares de Defensa Integral (APDI), los que actuaron; pero uno se pregunta si hubo tanta eficacia en esta operación porque no la ha habido cuando se trata del tráfico ilegal de narcóticos y otros metales preciosos que salen desde nuestras costas por toneladas.

Otros elementos del fracaso, señalados en diversos reportajes, serían la falta de preparación de los conjurados y la desarticulación con el aparato político de la oposición.

El famoso contrato

Según informó el experto en elecciones J. J. Rendón, sí se firmó un contrato con Goudreau, en octubre. Rendón declaró a The Washington Post que el Comité de estrategia del gobierno interino, que él preside, exploró este tipo de opciones, así como que Goudreau empezó a actuar erráticamente luego de la firma, por lo que decidieron, en noviembre, no seguir con la operación. Por su lado, Goudreau, según el mismo diario, se sintió traicionado y decidió seguir con la operación y proceder con incursión armada para localizar y capturar a Maduro, como lo estipulaba el contrato; lo que de ocurrir, por cierto, le aseguraría los $15 millones ofrecidos como recompensa por EEUU.

Otros desembarcos

Lo sucedido recuerda otros intentos de desembarco armado en nuestras costas, que van desde el del navío alemán Falke (1929) —recordado en las novelas El crucero de las bananas de Albert Daudistel (1936) y más recientemente, la escrita por Federico Vegas (2005), Falke— hasta la de los cubanos por Machurucuto (1967), que aún celebran los castrochavistas —con monumento y todo— pero que también fracasó.

Se habla y se quiere comparar lo sucedido con el caso de Bahía de Cochinos, cuando un grupo de cubanos —entrenados y financiados por Washington— intentaron invadir la Cuba castrista pero fracasaron, entre otras cosas por la falta de apoyo aéreo del gobierno norteamericano, que en este momento había cambiado y lo dirigía John F. Kennedy. El nudo gordiano de antes y ahora ha sido demostrar claramente que Cuba, y ahora Venezuela, son un riesgo claro y actual para la seguridad de EEUU para así justificar una intervención que de otra forma muchos entenderían como un acto imperialista sobre una pequeña nación.

El régimen ‘pranal’ ha querido vincular los hechos con la administración Trump, y tener su propia Bahía de Cochinos, pero eso no les ha sido posible. Pocos pueden creer que unas acciones tan mal ejecutadas tengan siquiera la asesoría de la principal potencia del mundo. Como dijo Trump: “Si alguna vez hiciéramos algo… no sería de esa forma… Se llamaría invasión …no mandaría a un grupo pequeño, hablaríamos de un Ejército”. El mismo Goudreau ha declarado que no consiguió apoyo de la administración Trump.

Nada claro

A estas alturas hay muchos asuntos que quedan obscuros, por ejemplo: algunos de los capturados habrían estado detenidos por las fuerzas de seguridad previamente; otros estaban en una lista de militares supuestamente detenidos el 26 de abril y hay algunos que han sido vinculados con narcotráfico o con torturas. También está el involucramiento del general Cliver Alcalá Cordones del grupo originario chavista —con orden de captura de tribunales del norte, por narcotráfico—, quien se entregó aduciendo su participación en un plan militar para sacar a Maduro con Goudreau.

Además, habrá que explicar lo absurdo de los sitios de desembarco y las extrañas posesiones de los detenidos, como llevar identificaciones reales, así como las razones por las cuales el ejército no participó en estas acciones de este día, entre muchas zonas obscuras de esta operación. La cual, por cierto, a todas luces se perfilaba como un fracaso. La pregunta clave es ¿por qué se continuó la operación?

Lo esperable es que el pranato aumente la represión sobre la oposición, buscando culpables de estos hechos. Ya se habla de un posible enjuiciamiento a Guaidó, un paso que hasta ahora el pranato no se ha atrevido a dar.

Una evaluación

Con tantos agujeros negros, el número de incrédulos que ven en lo sucedido una puesta en escena, un falso positivo, no es poco; lo trágico es que unos acusan al régimen y otros a la oposición.

Aunque aún es muy difícil juzgar y evaluar los hechos reportados independientemente, en esta confusión y manipulación de información en que vivimos hay que tener presente cuatro asuntos. Primero, la participación de miembros de las fuerzas armadas o policiales en estas acciones muestra un “compromiso de muchos hombres de armas en lograr la libertad de Venezuela”, como dijo Iván Simonovis. Que hayan tomado un camino equivocado es otra cosa. Segundo, que hay un serio interés de explorar todas las alternativas para salir de Maduro, las que están sobre la mesa y las que están debajo de la mesa, como dijo el presidente (e) Guaidó, cosa difícil de digerir en algunos grupos de la oposición. Tercero, que si como dijeron los gringos apresados el objetivo era capturar a Maduro y llevarlo ante tribunales, entonces las recompensas ofrecidas son un importante estímulo. Y, finalmente, que para este tipo de asuntos, como para muchos otros en la conducción del Estado y más precisamente en este gobierno interino, hace falta experiencia y conocimiento del tema militar, en este caso, además de buena voluntad y compromiso. Claro que como sabemos entre los venezolanos pululan los ‘radicales libres’ que en casos como este se entusiasman con ‘libretos de Hollywood’.

¿Pica y se extiende?

Por cierto, los que hablan por la Operación Gedeón aseguran que esto solo es el comienzo y que hay más grupos activos. Puestas las cosas así hay que entender que estamos en guerra, por ahora fría, aunque lo sucedido indica que estaría comenzando a calentarse y la oposición apenas está dando sus pininos. Amanecerá y veremos.

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