En cuerpo y alma
Lo inesperado de esta historia es su rareza conceptual sobre un enamoramiento único donde los opuestos se atraen y repelen por una desconfianza instalada desde heridas abiertas y profundas.

“Me quemo, y en mi corazón antes vacío reina el Amor”. (Uror, et in vacuo pectore regnat Amor)

Ovidio

Especial para Ideas de Babel. El amor es una forma de locura, como buena parte de nuestras existencias también. El amor banalizado por el cine es lo normal. Son muy pocas las películas que exploran éste sentimiento de una manera artística y genuina. No es el caso de En cuerpo y alma, una auténtica sorpresa agradable en el firmamento cinematográfico actual.

Estos ‘enamorados’, los protagonistas de esta película húngara dirigida por Ildikó Enyedi, ya están rotos por dentro. Y la incapacidad por rehacerse es apenas una posibilidad remota, algo que por cierto, es el desiderátum aprehensivo de los miles de corazones despechados y ávidos del elixir de Venus. Del desencuentro al encuentro hay una vuelta de tuerca fantástica a través de los sueños premonitorios o de la autorrealización cumplida. Ambos son náufragos y damnificados. Ella debe tener algún tipo de autismo en grado menor que le impide socializar y le hace ser extrañamente metódica y arisca a cualquier contacto humano; él es un hombre maduro curtido en mil batallas desde una sabiduría del desgano que le otorga un talante sabio y comedido aunque con ilusiones adormecidas. El ambiente laboral que propicia el encuentro es de paso malsano y brutalmente repelente: un matadero de bovinos.

Lo inesperado de esta historia es su rareza conceptual sobre un enamoramiento único donde los opuestos se atraen y repelen por una desconfianza instalada desde heridas abiertas y profundas. Estos adultos atareados en una cotidianidad pobre y sin incentivos, desde una tristeza como escalada, redescubren las posibilidades de una vida plena desde el amor romántico sin florituras al estilo de las películas de Julia Roberts.

En En cuerpo y alma sobra la ternura. Y sobra el encariñamiento como un pacto sagrado de la naturaleza cuya pureza se construye desde los defectos y la imperfección. No hay reproches entre los amantes sino miedos sobrellevados desde una soledad terrible asumida estoicamente y sin la cursilería acostumbrada de las telenovelas latinoamericanas. Teniendo todos los motivos para llorar y estremecerse en la desgracia ésta pareja no lo hace y encara el tormento del enamoramiento con estricta sobriedad y autenticidad. Autenticidad como clarividencia de un destino humano posible.

Esta película, a nuestro criterio, debió haber sido la ganadora en los Oscars pasados en el renglón de mejor película extranjera.

EN CUERPO Y ALMA (A teströl és a lélekröl), Hungría, 2017. Dirección y guion: Ildikó Enyedi. Fotografía: Máté Herbai. Música: Adam Balazs. Elenco: Morcsányi Géza, Alexandra Borbély, Ervin Nagy, Pál Mácsai, Júlia Nyakó, Tamás Jordán, Gusztáv Molnár, István Kolos, Annamária Fodor, Itala Békés, Vince Zrínyi Gál, Attila Fritz, Zoltán Schneider, Réka Tenki, Rozi Székely, István Dankó.

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