No deja de asombrarme como el tema de lo polÃtico ha invadido todos nuestros espacios y me pregunto, a medida que veo a la gente debatirse entre los aspectos más perversos del tema, en qué consiste la incapacidad que nos asiste hoy en dÃa de darnos cuenta que tal tema, forma parte del cambio ideológico promovido en la sociedad.
Quizá lo que más me asombra es que hay una buena parte de la colectividad que cree que porque repite hasta el cansancio una serie de frases aprendidas, está ejerciendo la polÃtica, sin darse cuenta que exactamente lo mismo sucede con los que ven lo que nos sucede desde el otro lado de la acera.
Incapaces del análisis certero, preciso, adecuado y en el tiempo necesario, nos explayamos en una serie de razones tamizadas desde la experiencia personal, lo cual implica que nuestras carencias, necesidades y creencias individuales son las que conforman el entramado de nuestro discurso, ignorando, tal vez, que la polÃtica para que tenga la representatividad necesaria forma parte de un ideario colectivo, del cual no se nos puede escapar la capacidad de análisis objetivos, para expresar y tomar las decisiones adecuadas, porque uno de los grandes valores de su ejercicio, radica en el pensamiento estratégico.
Yo insisto, tal vez equivocadamente, que la polÃtica debe estar en manos de los polÃticos y la ciudadanÃa en manos de los ciudadanos y lo digo partiendo del hecho de que hoy en dÃa la polÃtica a nivel mundial dejó de ser un ejercicio del habitante de la polis, para convertirse en una profesión universitaria, con distintos grados y especializaciones. Ello ocurre porque en la medida que las grandes sociedades se han vuelto más complejas y con mayores ámbitos de desarrollo, necesitan que quienes las dirijan se adecuen a ello. Hay quienes argumentan que si no participamos de manera directa en el ejercicio de la polÃtica no podremos superar la serie de problemas a los cuales nos enfrentamos. Entonces, me pregunto: ¿no nos hemos dado cuenta que una gran parte de esos problemas surgen precisamente en el momento que asumimos que cualquier persona podÃa escalar posiciones dentro de la polÃtica, sin la formación necesaria? La definición conceptual dice: “La polÃtica es una actividad orientada en forma ideológica a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos. También puede definirse como una manera de ejercer el poder con la intención de resolver o minimizar el choque entre los intereses encontrados que se producen dentro de una sociedadâ€. ¿Tal definición no les suena a gerencia? ¿A capacidad y preparación? ¿A especialización?
El verdadero ejercicio propiciado por el accionar, la participación y sobre todo la contralorÃa queda en manos de los ciudadanos, hombres y mujeres de libre pensamiento y profesión, capaces de escuchar, de elegir el “discurso†más acorde a sus principios, pero sobre todo capaces de activarse para el desarrollo social.
¿Por qué no aceptamos que si no nos hemos preparado para el ejercicio de la polÃtica como profesión, lo que nos corresponde es el ejercicio de la ciudadanÃa? Porque tal decisión es mucho más riesgosa, comprometida y difÃcil que cualquier otra. La CiudadanÃa forma parte de nuestra condición de integrantes de un paÃs. En consecuencia tenemos derechos y deberes que no surgen de la nada, sino que se encuentran claramente descritos en la Constitución. Un ciudadano debe conocer su sistema polÃtico, administrativo y jurÃdico, pero a su vez determina a través de sus acciones su comportamiento, el respeto a las normas de convivencia y la tolerancia que implica la aceptación de la diversidad.
Mientras más estudiamos sobre ciudadanÃa más encontramos elementos claves como el referente a “un sentido en pro de la moral y las buenas costumbres de una naciónâ€. Y finalmente, cuando entendemos la importancia de ser ciudadano, nos damos cuenta que tenemos, desde el punto de vista democrático, derechos como el del ejercicio del voto para escoger a quienes nos representan, asà como aquellos derechos que tienen que ver con nuestra concepción social y que nos deben hacer exigentes en temas como la educación, la atención médica, el buen servicio de las instituciones públicas y los derechos humanos, entre otros. Asà como no deberÃamos olvidar que uno de los principales deberes que tenemos es el del pago de nuestros impuestos, por lo cual también deberÃamos ser contralores en lo económico.
En fin, ante la larga lista de todo lo que nos toca ejercer como ciudadanos, creo que en la medida en que perdamos una hora de formación ciudadana en hablar y teorizar sobre polÃtica repitiendo las mismas frases una y otra vez, no podremos resolver ninguno de los males que nos aquejan, porque lo que hacemos es demostrar cómo se ha logrado penetrar nuestro ideario social, hasta convertirnos en unos analistas persistentes, que no avanzamos en la argumentación necesaria y hasta nos ofendemos cuando alguien dice: «aquà no se habla de polÃtica, se habla de sociedad».
No hemos crecido porque hablemos de polÃtica, no nos engañemos, yo dirÃa más bien que nos hemos adormecido. Hemos perdido la libertad de actuar a cambio de la reflexión impuesta, atrapados en un cÃrculo vicioso que repercute de forma visible en el estancamiento en el cual nos encontramos. Qué importante serÃa avanzar hacia el rol que nos corresponde.