GNB golpea a manifestanteUna de las terribles armas que el gobierno ha desenfundado para contener la rebelión civil ha sido la Guardia Nacional Bolivariana. Las pruebas de su ensañamiento, crueldad e intolerancia las vemos en la lluvia de videos y testimonios gráficos que día a día inundan los medios sociales.

Cada vez que veo a los escuadrones de la GNB en las calles exhibiendo sus uniformes blindados, me surgen mil preguntas. La primera, a quién van a enfrentar esas figuras acorazadas: ¿a un frente guerrillero armado, a una célula terrorista o acaso habrá algún extraño ejército oculto que no alcanzo a percibir? Es inconcebible que el enemigo de estos sujetos armados hasta los dientes sean jóvenes con blue jeans y franelas blancas. Luego, lo más terrible y a plena luz, las pruebas visuales del ensañamiento con los estudiantes o con cualquier persona que cae en sus manos, no importa si son mujeres, si es tercera edad  o si son jóvenes desarmados.

Los videos no ocultan nada, muestran el salvajismo y la falta de piedad. Son peores cuando tienen sonido, al oír las voces o gritos de estos personajes de la Guardia Nacional, sus imprecaciones escatológicas y amenazas de muerte. En algún video reciente los “guardias nacionales” amenazaban a los jóvenes con violarlos si caían en sus manos. Algunos dicen, como consuelo nacionalista, que estos personajes no son venezolanos, que son mercenarios venidos de Cuba, enviados por los dictadores Castro a cuidar sus negocios en Venezuela. Otros dicen que no son guardias verdaderos que son producto de torvas negociaciones con delincuentes peligrosos sacados de las cárceles bajo la promesa de que su labor destructora seria  premiada con indultos a las penas que tienen sobre sus hombros.

Estas versiones pueden tener parte de la verdad, pero sin embargo el tema es más grave. Es inevitable pensar en la Guardia Nacional como componente de algo mayor. Muchas preguntas surgen: ¿es un cuerpo extraño, un miembro tumefacto de las Fuerzas Armadas Nacionales, habrá otros como ellos en alguna parte? O quizás será que no tienen dirección ¿Cómo pueden sus oficiales obedecer a ciegas las órdenes de matar y reprimir? ¿Cuál es la raíz del odio que destilan en todas sus intervenciones, por qué convierten al ciudadano que protesta en un blanco a exterminar?

Si supiéramos que son cubanos en misión de guerra podríamos entender con claridad, pero el gran temor es que no lo sean, que sean gente de los estratos más humildes de nuestra sociedad los que integran este cuerpo cuyo lema no es otro que “El honor es su divisa” y que ya la gente conoce como aquellos que practican «el horror es su divisa».

Si resulta que son venezolanos entonces la conclusión es la peor que podamos suponer. Son personas formadas en el odio y en la creencia de que al ciudadano que protesta hay que eliminarlo.

¿Quién los entrenó? Esta respuesta la tendremos tarde o temprano, sabemos que los crímenes de lesa humanidad no prescriben. Recordemos los campos de concentración nazis, a los militares argentinos que desaparecieron a miles de ciudadanos y entendamos de una vez que estos crímenes muy pronto serán descubiertos en sus orígenes, con toda su brutalidad y ensañamiento.

Quién puede haber entrenado a las mujeres guardias en el ejercicio de la crueldad, maltratar a las personas que están en sus manos. Dónde aprendió la mujer-guardia que apaleó a Marvinia Jiménez, “Violada, herida, maltratada, vejada y humillada por una Guardia Nacional y dos funcionarios que me patearon hasta que quisieron”. Maltrato que solo detuvo cuando los compañeros le dijeron que estaba siendo fotografiada. Sus compañeros no le pidieron que parara por respeto a la persona que yacía tendida en el suelo, le pidieron que se frenara porque estaba siendo descubierta. La conclusión es terrible: ninguno de los guardias allí presentes fue capaz de detener la golpiza, por tanto son cómplices, quizás hubieran hecho los mismo. Marvinia luego de ser brutalizada fue imputada por ¡delitos de instigación pública, obstaculización de la vía pública, lesiones personales, resistencia a la autoridad y daño a la propiedad privada!

¿Quién es esta mujer-guardia, agresora? ¿Por qué la complicidad de la GNB que convierte a la víctima en reo de la justicia? ¿Tendrá familia, será madre, será hermana de algún estudiante? ¿Respetará a sus padres? ¿Creerá en Dios? ¿Qué puede haber en su conciencia, en su espíritu para proceder negando su naturaleza, no solo femenina sino su pertenencia al género humano? Los testimonios de la violencia de los GNB nos abruman, nos avergüenzan, nos llenan de profundo dolor. No dejo de recordar a los oficiales nazis que luego de torturar a los prisioneros en los campos de concentración llegaban a sus hogares a ayudar a sus hijos a realizar tareas escolares y a escuchar a Wagner.

La pregunta sigue en pie: ¿quién los entrenó? ¿Quién les inculcó que era legítimo destruir al contrario porque pensarán distinto? ¿Quiénes son los responsables de este crimen de lesa humanidad? ¿Quién diseñó estos diabólicos programas de formación, quién se responsabiliza por  haber empleado recursos del Estado para formar un cuerpo de individuos carente de cualquier condición moral? Con el paso de los días, la consideración sobre la GNB se envilece más, no hay entre ellos ninguna voz de alerta que reconduzca, qué ordene parar.

Tener un juicio sobre la GNB es una tarea difícil y delicada que se nos presenta a futuro. ¿Cómo entender a estos personajes, cuáles excusas pueden dar quienes los han dirigido? ¿Dónde están sus campos de entrenamiento, sus instructores, cual voz han obedecido? ¿Será verdad lo que denuncio Ameliach?

isaper@gmail.com

@isapereirap

* Isabel Pereira Pizani es socióloga de la Universidad Central de Venezuela, doctora en Sociología en la Universidad Pantheon-Sorbona de París, investigadora y directora de Políticas Públicas del Centro de Divulgación del Pensamiento Económico para la Libertad. Es autora de La quiebra moral de un país. Hacia un nuevo contrato social, Artesano Editores, Caracas, 2013.

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