Ana Belén Myerston, Tenedor de Oro al Chef en 2010.

Con 26 años de trayectoria, la Academia Venezolana de Gastronomía se ha convertido en una referencia determinante en el campo de la culinaria nacional, a partir de la congregación y las discusiones de personalidades vinculadas con el buen yantar. Pero entiendo que su Consejo Directivo 2010-2012, presidido por Leopoldo López Gil, también se plantea una labor hacia afuera, es decir, hacia los no profesionales en las artes de la cocina. Por eso se ha propuesto la ejecución de distintos eventos de carácter formativo que incluye catas, talleres y degustaciones —la denominación de origen controlada del ron venezolano, por Vladimir Viloria, ya realizada; la experiencia de un cocinero venezolano en EEUU, por José Luis Álvarez, el 18 de noviembre; y el pan de jamón, por Miro Popic, el 3 de diciembre— así como la fundación de los capítulos regionales de la AVG, el relanzamiento de su sitio web, la publicación de trabajos de investigación de sus miembros, el fortalecimiento de las relaciones con los medios de comunicación y el acto de entrega de los premios Tenedor de Oro y Armando Scannone. Precisamente, estos reconocimientos se anunciaron en un acto oficial el martes pasado aunque ya se había colado la información a través de las redes sociales dedicadas a la gastronomía. Incluso, en el SIG recién concluido ya era vox populi que Ana Belén Myerston, la aplaudida jefe de cocina de Mokambo, era la merecedora del Tenedor de Oro al Chef en 2010.

Pero esa indiscreción no empaña la importancia del máximo premio de los sabores y las técnicas de los fogones en Venezuela. El Gran Premio Tenedor de Oro 2010 fue para Mi cocina ligera a la manera de Caracas, el llamado «libro verde» de Armando Scannone, verdadero caballero de la gastronomía nacional, mientras que el premio denominado en su honor Armando Scannone le correspondió a Tamara Rodríguez y Rosa Bosch por el desarrollo de una cocina regional y autóctona. Y las menciones Tenedor de Oro —muy bien otorgadas— recayeron en Andrés Rodríguez, patrón de El Mesón de Andrés, uno de los mejores restaurantes de Caracas, la fábrica de embutidos La Monserratina, con seis décadas de excelencia, la bombonería La Praline, finísima cultora del chocolate, y los orgullosos productores del insustituible ají dulce margariteño: Daniel Anchieta, de Granja Agroecológica, Manuel Furió, de Cultivos Protegidos Venezolanos, Julio Requena, de Cultivos Paraguachoa, y Sergio Somos, de Agrocultivos de Margarita. A todos los premiados una gran felicitación.

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