Cientos de miles de vidas están en peligro y el pranato hace poco, para no decir que nada.

En Venezuela, nos encontramos en el peor escenario para enfrentar la ‘gripe china’. Las opciones que tiene el venezolano ante sí son catastróficas, pues nos agarró la peste con un Estado fallido y una población vulnerable. Estamos de pronóstico reservado.

Los informes de todo tipo

Es mucha la información que corre por las redes sociales, los noticieros y las locuciones oficiales sobre el Covid-19. Tanta que es difícil digerirlas y menos hacerse una clara, y más que clara, sino una apropiada idea de lo que está pasando.

Sobre la pandemia que azota al mundo hay más preguntas que respuestas. En Venezuela, el asunto es más grave. Hay una deliberada intención de ocultar la verdad. Y aunque esto no es nada nuevo, en estas graves circunstancias, mentir es más que delictivo: es inhumano. Cientos de miles de vidas están en peligro y el pranato hace poco, para no decir que nada.

Vulnerabilidad del venezolano

Sin dudas, Venezuela es el país más vulnerable de la región para enfrentar la pandemia. Eso lo sabemos todos. Son fantasías los apoyos de Cuba y China. El primero simplemente “no tiene con qué” y el segundo está abrumado, pues tiene peticiones de todo el mundo que atender, sin que exista garantía de haber vencido la pandemia.

No basta con haber impuesto una cuarentena a la población, exigir que si sale se usen mascarillas o tener unos pocos puntos de detección mal equipados. Esto no lo resuelve, porque el grave problema de Venezuela es tener un sistema de salud colapsado.

Por otro lado, está la situación de vulnerabilidad de una población famélica, sin acceso a medicinas y envejecida, pues la mayoría de los jóvenes han migrado. A esto hay que agregarle las condiciones higiénicas de la gente y de los hospitales por los constantes cortes de agua y luz, para no hablar de la falta de desinfectantes y jabón.

Además de que la mayoría de esta población está en el modo de sobrevivencia, y debe salir día a día a buscar qué comer.

La situación de Venezuela es peor de la planteada en la vieja película Sophie’s Choise (‘La decisión de Sophie’, 1982), basada en el libro de William Styron, donde una madre debe escoger entre la vida de su hijo y la de su hija o perder a ambos. Los venezolanos deben escoger entre salir a ‘resolverse’, es decir, salir a buscar comida y exponerse al virus, o acatar la cuarentena del régimen y morirse de hambre en casa.

Pareciera que el régimen está apostando a lo que se llama ‘inmunidad de la manada’ (Herd Immunity), es decir, que el aumento de los que sobreviven a la enfermedad, y por lo tanto están inmunes, baje la tasa de trasmisión del virus, casi por selección natural darwiniana, ya que las medidas que toma el régimen son totalmente inadecuadas e insuficientes. En esta opción la tasa de mortalidad es mayor que la prevenida por  tratamientos medianamente eficaces. Imagínense si se está frente a  una población muy vulnerable, como la nuestra. Así que cuando hablemos de muertos por el Covid-19 en Venezuela, hablaremos de varios miles de muertos.

Lo de Malthus al revés

Los que se queden en casa deberán depender más de las dádivas del régimen; las cajas CLAP. En otras palabras, tendrán más chance de sobrevivir los que muestren su sometimiento al ‘carnet de la patria’. ¡Qué perverso!

El desastre económico apunta hacia una ley de Malthus al revés, pues las hambrunas no se dan debido a que la población crece más rápido que la producción de alimentos, sino que el hambre viene de que no hay producción; pues al sector productivo lo han quebrado y lo que se importa —fuera de las CLAP— no llega (falta de gasolina) o es accesible para ese 90 % de pobres esparcidos por todo el territorio nacional que conforma la mayoría de esa población vulnerable. Y para colmo de males, están los casi 6 millones de venezolanos que han salido en estampida del país, quienes verán sus vidas comprometidas, pues si ya se sienten desvalidos, cómo será en medio de una crisis médica humanitaria en un país extraño.

Esa mezcla entre Darwin y Malthus crea un escenario peor que la decisión de Sophie, pues cualquiera sea la opción que se tome, se tiene mucho que perder.

Esta es la tragedia que enfrenta el venezolano cada día, frente a un Estado fallido que apenas está preparado para proteger parte del cogollo de los que detentan el poder. A los demás solo nos queda confiar en la misericordia de Dios y luchar para desalojar del poder las causas de toda esa tragedia, que no hace sino incrementarse con cada nueva catástrofe.

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