La Mamma (foto de Ernesto Constante)
Es una obra que deja al público pensando y a los actores exhaustos de trabajar dignamente durante tres horas. Vale la pena verla.

Especial para Ideas de Babel. Desde que entré a la sala no pude despegar mis ojos de las tres mujeres que hablaban, reían, peleaban y comían lo poco que había, todo en una puesta en escena perfecta. Ellas: la mamma, Adalgisa Dattoli Silvetti (interpretada por Nattalie Cortéz), esperanzada en que sus cartas al Duce le regresasen a su hijo del frente; Splendora (Verónica Arellano), su amiga simpatizante de los partisanos, y la joven Leda (Larisa González), quien deseaba a toda costa ser madre, en un pueblo donde los hombres disponibles habían partido a la guerra a defender la patria por órdenes de Mussolini.

Tampoco dejé de observar las botas de gran tamaño del padre Amedeo (Djamil Jassir). De ese cura con buen verbo que ayudaba a Adalgisa a escribir las cartas al dictador pidiendo por su único hijo. Amedeo defendía las causas justas y en forma muy sincera, al final, se despide de Adalgisa pues se va a Roma a colgar los hábitos porque después de haber visto el cuerpo desnudo de Leda en un ataque de locura, cuando ella se da cuenta que su amante fugaz, el soldado desertor alemán Eugen (Alexander Kaas/Ricardo Lira) se ha ido, despiertan en él los sentimientos de amor y deseo.

Del fascista, mentiroso, manipulador, machista y agresor de Adalgisa no me quiero acordar, pero debe haber hecho muy bien su papel, Renato (Armando Cabrera) porque me desagradó. Las cartas que nunca entregó a Mussolini eran solo un pretexto para que Adalgisa fuera su mujer por la ilusión del regreso de su hijo, y por dádivas como la apreciada azúcar o latas de comestibles. Todo sucedía en un pueblo de las montañas de Abruzzo en Italia.

Es una obra que deja al público pensando y a los actores exhaustos de trabajar dignamente durante tres horas. Vale la pena verla.

Hasta el 23 de junio estará en el Espacio Plural de Trasnocho Cultural La Mamma, obra teatral escrita, dirigida y producida por Luigi Sciamanna.

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