Nazarín
Sugiere Buñuel, de alguna manera, que Nazarín y su prédica son superfluos y que el hombre se las arreglaría mejor sin ellos.

Sinopsis: La película constituye una fábula sobre cómo sería la vida de Jesús de Nazaret, si se encarnara en la actualidad, los conflictos que crearía, el enfrentamiento que tendría con la Iglesia, el rechazo que provocaría y su condena a una vida de exclusión, humillación y pasión. La caridad de Nazarín en lugar de provocar efectos positivos, levanta reacciones agresivas, airadas y amenazadoras. Su apego a la verdad le indispone con las vecinas del mesón, que le insultan y humilllan. Más adelante, se ve enfrentado a la Jerarquía eclesiástica, que le expulsa del sacerdocio por conducta inmoral.

Análisis de Jacobo Penzo. Esta inolvidable obra de Buñuel incluye algunas de sus imágenes más inquietantes. Por otra parte, propone una relectura de la imitación de Cristo, en medio de las tribulaciones que impone la realidad en un violento país latinoamericano del siglo veinte. La imposible tarea de hacer útil y efectiva la caridad cristiana y el amor al prójimo en un mundo lleno de debilidades y frenéticos pecadores ocupa buena parte de la temática de Buñuel. De la impotencia de las intenciones al chocar con la cruda realidad brota el absurdo, un absurdo que se resuelve muchas veces en humor provocando la sonrisa y a veces la sonora carcajada. Intentando salvar a los seres humanos, a Nazarín no deja de enredársele la vida porque muchos de los pecadores prefieren seguir pecando antes que salvarse.

La película está teñida de un humor negro recurrente en toda obra del cineasta aragonés, y muy frecuente en casi todas sus películas mexicanas. Una de las imágenes mas perturbadoras es ese insólito Cristo riente que embosca a la enfebrecida imaginación de un Nazarín enfermo. Este Jesucristo que pierde toda adustez al carcajearse impúdicamente rompe con la iconografía cristiana al uso en la que, como es sabido, toda expresión risueña brilla por su ausencia. Esa ironía vuelve a repetirse en obras como La Vía Láctea cuando Jesucristo intenta afeitarse la barba y la Virgen María, muy atenta a la imagen de su hijo, le quita la navaja de la mano. Tales apuntes muy agudos revelan que en alguna medida la creencia en cualquier religión, responde a un determinado marketing de una cierta iconografía, o como en el caso del islamismo, a la supresión de la misma. De esta manera la imagen religiosa es poderosa tanto por su presencia como por su ausencia.

A esta socarrona visión contribuye sin duda la contenida interpretación de Francisco Rabal, quién pleno de convicción da vida a esta criatura casi angelical perdida en un mundo que no corresponde a su bondad. En el fondo Buñuel  vuelve a decirnos que la religión quiere que seamos buenos, cuando esa exigencia parece exacerbar en cada uno la capacidad de caer en falta y pecar de nuevo. Nazarín decidido a  hacer el bien, multiplica los desastres y va dejando a su paso, tal como vemos muy claramente en el film, un rosario interminable de desaguisados que se habrían evitado si el personaje no hubiese aparecido nunca por aquellos lares.

Sugiere Buñuel, de alguna manera, que Nazarín y su prédica son superfluos y que el hombre se las arreglaría mejor sin ellos. Porque como decía Jung, esa creación del espíritu, el alma inmortal, no pertenece a esta tierra, por ello para pagar sus transgresiones se hace necesario inventar infiernos imaginarios y tormentos sin cuento. El ser humano en cambio es tan imperfecto como el mundo en que vive, y no le hace falta que a sus tribulaciones se le sumen las exigencias casi imposibles de cumplir de las religiones oficiales.

Este clásico de Luis Buñuel se exhibe el 25 de agosto en los Sábados Selectos del Cinecelarg3. A las 2:00 pm. Entrada libre.

NAZARIN. México, 1959, 92 minutos. Director: Luis Buñuel. Guión: Luis Buñuel y Julio Alejandro. Fotografía: GabrielFigueroa. Música: Rodolfo Halffter. Producción: Producciones Barbachano. Intérpretes: Francisco Rabal, Marga López, Rita Macedo, Ignacio López Tarso, Ofelia Guilmáin, Luis Aceves Castañeda, Noé Murayama, Rosenda Monteros.

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