
Por mucho que parezca que este artÃÂÂculo intenta crear algún tipo de nueva polémica, créanme que no está cerca de ser esa su intención. Quiero ofrecer una nueva perspectiva al hecho de que Un monstruo viene a verme se encuentre actualmente nominada para la próxima edición de los Premios Platino.
Para quien todavÃÂÂa no lo sepa, los Premios Platino son los galardones anuales creados en 2014 por la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (Egeda) conjuntamente con la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (Fipca).
El objetivo principal del galardón es reconocer el trabajo de los profesionales de la industria cinematográfica y proyectos realizados dentro de los territorios de América del Norte, América Central, del Sur, Caribe y Europa (España). Para la prensa varias veces han recibido la denominación de ser el equivalente a los premios Oscar para Latinoamérica o para pelÃÂÂculas en idioma español.
Teniendo en claro estos puntos de la iniciativa y de la ceremonia en sÃÂÂ, creo que es entendible poner en duda que dentro de las candidaturas de este 2017 se encuentre Un monstruo viene a verme, si bien está dirigida por un realizador de nacionalidad española, Juan Antonio Bayena, y también fue producida por dicho paÃÂÂs gracias Telecinco Cinema, entre otras.
No se siente particularmente una pelÃÂÂcula que refleje o exponga un tema importante sobre su paÃÂÂs o  quiera hablar de un tema de particular interés para los paÃÂÂses que conforman el conglomerado de representantes que la ceremonia dice homenajear. ¿Suena radical? Quizás un poco, después de todo es entendible que no necesariamente todas las pelÃÂÂculas nominadas deban tener un algún tipo de trasfondo sociopolÃÂÂtico sobre su paÃÂÂs de origen o tener un mensaje estrictamente regionalista.
Después de todo, si nos vamos al simple contenido de la cinta, se habla de un tema lo suficientemente humano y universal como para que todos puedan disfrutarla por igual, lo que es indudablemente cierto.
Pero si lo vemos desde un punto de vista más simple, cuando observas que todo el diálogo está en inglés y toda la historia está ambientada en Estados Unidos, con notables y costosos efectos especiales, con el casting principal conformado por actores de renombre en la industria hollywoodense, como Sigourney Weaver y Liam Neeson, entonces…
¿No se ve extraño que esta pelÃÂÂcula en particular se encuentre a la par con otras de las producciones tales como El ciudadano ilustre, El desierto, Neruda y Desde allá? No porque sea una pelÃÂÂcula con menos valor que las otras, sino que parece pertenecer a otra categorÃÂÂa diferente.
Es muy común dentro de la cinematografÃÂÂa española en la actualidad buscar hacer producciones nacionales pero disfrazadas de norteamericanas usando los mismos escenarios y actores de aquella industria, obteniendo muy buenos resultados y razón por la cual es entendible que participen en los Goya. Pero cuando te vas al objetivo principal de los Platino… no se puede dejar de sentir como un poco extraño y fuera de lugar. ¿Sera valido hacer esta reflexión?