El jardín de los cerezos 2
Marialejandra Martín y Adolfo Cubas lideran el elenco de «El jardín de los cerezos».

Cuando Antón Chéjov presentó El jardín de los cerezos, en los años iniciales del siglo XX, Rusia experimentaba una serie de cambios que marcarían su historia y la de sus ciudadanos. La última pieza del autor de La gaviota contempló las transformaciones que se operaban en una familia a partir de la ambición de poder, la frustración social y la necesidad de mantener ciertos privilegios. Esta esencia de la obra de Chéjov se halla en la adaptación y el montaje que el director venezolano Juan Souki ejecutó para establecer un punto de vista actual, vigente en cualquier sociedad del planeta, que marca una diferencia significativa y que ofrece nuevas perspectivas sobre un drama que parece ocuparse de todos los tiempos. La acaban de estrenar en la Casa de Rómulo Gallegos, en Altamira.

Son diez personajes en escena presentados en cuatro actos (como es originalmente) y uno final del adaptador que van marcando los cambios que se desarrollan en una tradicional familia rusa que dilapida su dinero en operaciones financieras, mientras  el hijo de un viejo criado despunta como empresario con una ambición desmedida. El nervio central del conflicto dramático se ubica en la posesión de la casa de la familia que tiene un hermoso jardín de cerezos. Es el símbolo de la prosperidad que pasa de una mano a otra cuando el ex criado Lopajin se convierte en el nuevo dueño de la hermosa propiedad de la bella Liubov. Entre estos dos ejes humanos se mueve la trama donde se desenvuelven las hijas de Liubov, su hermano Leonid, el estudiante, la institutriz y otros seres cuya existencia está cruzada por la casa con el jardín de los cerezos.

He visto varios montajes de El jardín de los cerezos, tanto en Venezuela como en el exterior, incluido el excelente trabajo de Eduardo Gil de hace unos cinco o seis años con el TET. En la adaptación de Souki resalta su deseo de romper con las viejas formas narrativas y de marcar una distancia con el texto original. Lo hace a través de una sexualidad que pareciera fundamentarse no sólo en la búsqueda del placer sino sobre todo el poder, el sometimiento del otro, el dominio de algo que se perdió o que se acaba de adquirir. Toma la forma de la violación que intenta Lopajin contra Liubov —y después grita que es el dueño de la casa— o de la usurpación de la misma Liubov de los genitales de un muchacho que representa lo distinto, lo nuevo, lo no conocido. Así es la conducta de Lopajin y de Liubov, aunque en planos diferentes y con motivaciones distintas. No hay goce en su sexualidad, sino el deseo de dominar, a diferencia de los encuentros de los personajes más jóvenes o en la esperanza de una institutriz.

Tengo entendido que esta adaptación y puesta en escena tuvo mucho éxito en el teatro Classic Stage Company de Nueva Cork. El montaje venezolano fue producido por Imaginarios de Venezuela, compañía que convocó el talento de Marialejandra Martín y Adolfo Cubas para los roles centrales, con el apoyo interpretativo de Virginia Lancaster, Gabriel Blanco, Nathalia Paolini, Carmen La Roche, Adriana Romero, Giovanny García, Reinaldo Rivas y Víctor Romero. Actuaciones parejas, sin fisuras, que expresan de forma convincente las angustias de sus personajes.

A medida que avanzaba la obra pensaba su desarrollo en función de nuestra realidad actual, porque entiendo que es la propuesta de Souki. Es evidente que en la Venezuela de los últimos diez años se han desarrollado cambios notables. Ha existido un desplazamiento en el poder político, obvio, pero también en el ascenso social y económico. Identificamos una nueva oligarquía que detenta un poder casi omnímodo. Muy en el enfoque original de Chéjov, no hay buenos o malos sino poderosos y humillados. Pero más allá del esquema y siguiendo la óptica del autor ruso, el poder trasnforma a quien lo ejerce. Como sabemos que ha sucedido en nuestro país. Lopajin y  Liubov son símbolos de un orden que se altera formalmente, pero en esencia los personajes secundarios siguen padeciendo sus limitaciones. Como usted o como yo.

EL JARDIN DE LOS CEREZOS, de Anton Chejov. Dirección y adaptación: Juan Carlos Souki. Producción: Imaginarios de Venezuela. Vestuario: Laili Lau. Música: Xavier Losadal .Elenco: Marialejandra Martín, Adolfo Cubas, Virginia Lancaster, Gabriel Blanco, Nathalia Paolini, Carmen La Roche, Adriana Romero, Giovanny García, Reinaldo Rivas y Víctor Romero. En la Sala 1 del Celarg, en Altamira. Viernes y sábados a las 9:30 p.m. y los domingos a las 8:00 p.m.

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