
Entre las postuladas en las diferentes categorÃÂÂas para optar por las prestigiadas estatuillas oro, este año se encuentra Moonlight como posiblemente una de las candidatas más fuertes e inusuales entre la competencia. Esta es una pelÃÂÂcula de bajo presupuesto como posiblemente existirán muchas de jóvenes directores. Sin embargo, esta es poderosa solo como muy pocas pueden llegarlo a ser.
La génesis del segundo largometraje de Barry Jenkins â€â€Âbasado en la obra de Tarell Alvin McCraney se remonta unos años atrás cuando ssu director, en vista de la necesidad de realizar una nueva pelÃÂÂcula, se arma en la búsqueda de una historia que sea capaz de contarse con muy bajo costo pero que aun asàhablara de algo ‘muy personal’.
Encontrarse con la obra de Tarell, In Moonlight Black Boys Look Blue (que podria traducirse como ‘Bajo la luna los chicos negros lucen azules’), debió haber sido como hallar una perla en la inmensidad del desierto, por no decir la casualidad de paralelismos existentes en la vida de ambos autores que se encuentran plasmados en la misma historia. Los dos son originarios de un barrio de Miami, procedentes de una familia con muy bajos recursos y con una madre consumista de crack.
Este encuentro entre artistas dio lugar a esta adaptación cinematográfica (escrita por el mismo Jenkins) divida en tres actos temporales distintos en la vida de un mismo personaje con una sexualidad reprimida.
Tuvo un rodaje arduo de veinte dÃÂÂas sin casi tiempo para los ensayos. En el caso de Naomie Harris (interpretando a la madre) solamente tuvo cinco dÃÂÂas completos para hacer todas sus escenas, cosa impresionante desde un punto de vista de dirección y producción cuando ves la presencia que tiene el personaje en toda la cinta… ¿pero de qué podemos decir que trata exactamente Moonlight?
Intentar definir el eje central de la historia es precisamente hablar sobre la búsqueda de una identidad propia. No es de extrañar que el protagonista, Chiron, haya vivido a lo largo de dos décadas bajo diferentes seudónimos impuestos por su entorno tales como Little (apodo en su infancia por su pequeño tamaño) o Black (sobrenombre puesto por uno de sus amigos durante la adolescencia pero que después adoptarÃÂÂa voluntariamente en su vida adulta).
Pero todo este planteamiento del autodescubrimiento y la búsqueda personal se verán siempre bajo las condiciones más hostiles posibles. Es una pelÃÂÂcula que trata sobre la lucha eterna contra los estereotipos y al mismo tiempo el destino que las sociedades dictan de un determinado grupo, ya sea este, social, étnico o sexual.
Todo este espectro de cosas forma parte de la identidad de una persona pero no necesariamente tienen que ser las únicas para definir realmente quiénes somos. Tampoco son todas estas caracterÃÂÂsticas contradictorias o excluyentes entre sÃÂÂ. Es decir, ¿por haber nacido pobre y negro tampoco se tiene permitido ser homosexual? ¿Por ser pandillero tampoco se puede ser buena persona? ¿Debemos amar a nuestra madre bajo cualquier circunstancia? Todas estas son preguntas que están en el aire en el trascurso de la cinta, pero a veces sin una respuesta clara.
Desde el principio se nos expone, tal y como dice uno de los personajes, “nosotros trazamos nuestro caminoâ€ÂÂ, pero esto más que una conclusión de la obra en su totalidad viene formar parte de solo un planteamiento inicial al que le siguen diferentes variables y emergen nuevas interrogantes… ¿cómo es la vida de quienes no son capaces de luchar contra lo que dictan las convenciones sociales? ¿Qué ocurre cuando la mezquindad del mundo puede más que nosotros mismos? ¿En qué momento decidimos enterrar realmente quiénes somos?
Este es el universo cinematográfico presentado en Moonlight; un mundo ordinario lleno de miradas nostálgicas y sueños destrozados. Desde un análisis puramente visual es sumamente poderoso. Planos secuencias magistralmente realizados, una poca profundidad de campo que aÃÂÂsla al protagonista conforme avanza el relato en sus momentos decisivos y una distorsión de la imagen que emula esa inconformidad constante con el entorno,
Además, una hermosa e inusual propuesta fotográfica para una pelÃÂÂcula con tantos elementos realistas como esta. James Laxton, el director de fotografÃÂÂa, irradia las escenas cruciales con brillantes e intensos colores tales como azul marino, naranja amarillento y diferentes tonalidades de morado que incrementan aún más ese estado melancólico y hasta cierto punto onÃÂÂrico. Es muy acorde desde un punto de vista simbólico y hace referencia a su tÃÂÂtulo original… “bajo la luna los chicos negros lucen azulâ€ÂÂ.
Todas las actuaciones aportan algo nuevo, puesto que el protagonista está interpretado por tres actores diferentes, pero esto no llega a desentonar. Los tres actores que interpretan a Chiron son rostros relativamente nuevos para el mundo del cine pero que muy fácilmente alguno de ellos podrÃÂÂa llegar a trascender en el futuro con papeles importantes.
Existen casos muy comunes de pelÃÂÂculas independientes que logran trascender masivamente a una audiencia internacional solo tras ser postulada en un evento tan popular como suelen ser los Oscar, aunque muy bien esta pelÃÂÂcula tiene de por si un mérito propio es satisfactorio saber que gracias a sus ocho candidaturas será más reconocida y dará alas para que un joven director pueda desarrollar una fructÃÂÂfera carrera.