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Este brillante grupo musical se ha dedicado a la interpretación del bolero y del son cubano, en su más pura expresión.

No considero nada vergonzoso honrar a los hermanos.

Esquilo

La Historia Universal registra un sinfín de hermanos famosos que se han destacado en los campos más diversos del quehacer humano. En el mundo científico, destacan —con derecho propio— los hermanos Wright, los Montgolfier, los Lumiére, y, más recientemente, los hermanos Rasmussen, creadores de la tan útil y necesaria aplicación Google Maps.

En materia deportiva, destacan las hermanas Williams, los Schumacher, los Aoyama, los Makelele, los de Boer, los Gasol, los Alou quienes, mucho brillaron en las Grandes Ligas, y tantos otros, que han situado a los genes compartidos en el alto de podios o en las fotos de las relevantes copas ganadas.

El mundo cinematográfico y televisivo no es ajeno a la fraternidad, los emblemáticos hermanos Marx y sus ocurrencias, los Baldwin, los Coen, los Bardem, sin olvidar a las López, las Cruz y las Lohan, e incluso a las revoltosas Hilton, disfrutando a sus anchas de su legado hotelero.

Venezuela no se queda atrás, con orgullo muestra una serie de fratelli que han dejado su huella en la memoria de los hoy sufridos súbditos bolivarianos. Presentes están los hermanos Herd para los sesenteros que disfrutamos El Club del Clan; los Davalillo que con sus atrapadas y batazos hacían levantar de las tribunas a los que somos fanáticos de los super laureados Leones del Caracas, o los más recientes hijos de Ali Primera: Servando y Florentino, quienes vienen dando su aporte a la causa de la Venezuela Posible, que una hablachenta e ineficiente alianza cívico–militar se empeña en imposibilitar. Los Monagas aparecen lejanos en la historia, juzgados por sus bondades y defectos.

Y qué decir de los Hermanos Rodríguez, ese trío que cumple 50 años de vida artística, que inició su trayectoria en la década de los setenta presentándose en el celebérrimo Show de Renny. Este brillante grupo musical se ha dedicado a la interpretación del bolero y del son cubano, en su más pura expresión, estructurando un repertorio muy personal, integrado por grandes boleros y sones del patrimonio tradicional del Caribe.

Favor no confundir a estos Hermanos con mayúscula, con el par de hablachentos, televisivos y confusos hermanitos que portan el mismo apellido, y que son más reconocidos por su intransigencia e intolerancia, por una enfermiza y atávica defensa de lo que pudo haber sido y no fue.

 Estos hermanitos —hijos de la sedición bolivariana— ocuparán. sin dudas, un destacado puesto en la Historia Universal de la Perversidad.

 

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