Maduro. Morales y Correa
Maduro. Morales y Correa pusieron en práctica el antidesarrollo.

Hoy concluiremos con notas breves de Bolivia, Ecuador y Venezuela, que tienen en común autoritarismo, fórmulas tramposas de extensión del mandato presidencial, corrupción, ilusión de progreso económico e inclusión social, y el derrumbe de mitos apalancados por altos precios de las materias primas. Líderes ignorantes o no, el problema es que son populistas, para ellos cuenta solo el presente, más votos, la reelección indefinida, nada de complicaciones con la estabilidad y el futuro del país. Tres gobiernos autoritarios en el ocaso.

Comenzamos esta serie de tres artículos con la siguiente afirmación: Latinoamérica está cansada de los gobiernos populistas, las pocas naciones enfermas de tan grave mal van saliendo de la regresión autoritaria. Presentamos a Brasil en crisis; a Argentina, con esperanza. Hoy concluiremos con referencias breves sobre Bolivia, Ecuador y Venezuela, que tienen en común autoritarismo, fórmulas tramposas de extensión del mandato presidencial, corrupción, ilusión de progreso económico e inclusión social, y el derrumbe de mitos apalancados por altos precios de las materias primas. Misceláneas de tres naciones, de cada una puede editarse una enciclopedia del desastre; sin embargo, se presentan solamente notas que tienen coherencia dada por los referentes empíricos propios del populismo.

Bolivia produce gas y lo comercia con los países vecinos; Ecuador y Venezuela son exportadores de petróleo. Mientras los precios de los hidrocarburos subían a niveles nunca imaginados, y por un largo tiempo ingresaban divisas suficientes para dar una tajada a los más desfavorecidos, el modelo de reparto funcionó. Bolivia y Ecuador invirtieron en infraestructuras, el chavismo indolente las dejó desmoronarse. Ninguno hizo inversiones reproductivas, ni creó empleos modernos, estables y bien remunerados. Promovieron el anti-desarrollo: intervinieron industrias, persiguieron inversores privados, estatizaron empresas, secuestraron tierras cultivadas y fundaron eriales, destruyeron cadenas de comercialización, intervinieron el sistema financiero.

AdriánLa corrupción carcomió las estructuras de las organizaciones partidistas y gubernamentales, líderes máximos, familiares, cortesanos y funcionarios privilegiados, de alguna forma se han sumergido en la podredumbre. En el alboroto de los ‘papeles de Panamá’ —no será el último-— Venezuela aparece en 241.000 documentos de 11.6 millones al descubierto. En la lista de implicados destacan Adrián Velásquez Figueroa, el exjefe de seguridad del palacio presidencial hasta el 2007 y su esposa, varios años enfermera de confianza de Hugo Chávez, quien salió de Miraflores para la Oficina Nacional del Tesoro; por su experiencia ocupó la jefatura. Con el rendimiento de sus sueldos la pareja tiene cuentas en Suiza y República Dominicana, donde residieron hasta junio 2015, en propiedades de 400.000 dólares y 1 millón 600 mil dólares.

Fondo IndígenaVenezuela, quizás por disponer de mayores recursos, puede dar lecciones. Mas sería injusto restarle méritos a Bolivia. Destaquemos del folclórico Evo dos perlas del largo collar de tropelías. Una, la sustracción de millones de dólares del Fondo Indígena para el MAS, sus compañeros del partido. Incalificable el robo de dineros al sector social que —con un discurso racista— presume de defensor. La otra perla de la doble moral del izquierdismo es la telenovela de Gabriela Zapata y el hijo desconocido, con el agravante de que la amante del señor presidente dio el salto a ejecutiva de la empresa china con un negociado superior a 500 millones de dólares, e intermedió para otros contratos de plantas industriales y ferrocarriles. En el presente capítulo, Gabriela no tiene un final feliz, está en la cárcel.

En el informe Índice de Percepción de Corrupción 2015, elaborado por Transparencia Internacional, Ecuador ocupa la posición 107 de un total de 167. Ranking liderado por Dinamarca, Finlandia, Suecia, Nueva Zelanda y Holanda, que se caracterizan por absoluta libertad de prensa, acceso a la información sobre presupuestos, altos niveles de integridad entre los funcionarios públicos y poder judicial independiente. El país peor calificado es Venezuela. La opacidad administrativa del gobierno ecuatoriano es normal. Rafael Correa, al llegar al gobierno (2007), comenzó por destruir los pocos organismos de control que existían. Desde entonces ha creado, desmontado y vuelto a inventar innumerables aparaticos, cada uno con denominación más rimbombante que el anterior.

Se oye decir que Rafael Correa es economista, que no es un ignaro como Chávez, Maduro, o Evo Morales, y citan casos. En Ecuador las obras públicas marchan a gran velocidad, los ecuatorianos disponen de autopistas de primer mundo y avanza la construcción del metro de Quito. El índice de desempleo es bajo, el porcentaje de inversión en educación se ha quintuplicado. Los ingresos para esos gastos corrientes vienen de la exportación de petróleo. Los altos precios de los hidrocarburos permitieron al gobierno aumentarlos, fortalecer la clase media con la creación de empleos en el sector público, incrementar la inversión social y reducir los índices de pobreza… Más o menos… pero la bonanza tiene un reverso. La deuda externa del país se sitúa en 25% del PIB. Ccómo se va a pagar?

Correa no es un ignorante, es un populista; para él cuenta solo el presente, más votos, la reelección indefinida, nada de complicaciones con la estabilidad y el futuro del país. Los precios del crudo descienden y no volverán a los niveles anteriores. La producción del Ecuador está comprometida con China, que facilitó préstamos para infraestructuras. Hubo exceso de gasto sin transformación del aparato reproductivo. Ahora habrá desempleo, inflación, clase media sin oportunidades… más pobres. La apreciación no sale solo de los libros, está en la realidad contemporánea, miren a Brasil, el milagro, el miembro del BRICh, el club de las economías de mayor perspectiva en el mundo: en las calles de Río y Sao Paulo protestan los jóvenes desempleados de la nueva clase media.

ChurchillTres gobiernos autoritarios en el ocaso. En Venezuela perdieron las elecciones parlamentarias. Los bolivianos dijeron No a Evo en el referéndum convocado para perpetuarse. Correa deshoja la margarita, nadie sabe si ese marrullero se presentará a los comicios para reelegirse en 2017. Una de las claves actuales para cerrar definitivamente el ciclo populista está en la fortaleza de ánimo, el desprendimiento y la capacidad de las élites políticas democráticas. La situación exige postura de estadistas que disciernan lo mejor para la sociedad, una demanda sencilla, no académica, nada heroica ni reservada a hombres especiales; apartemos la pedantería de rememorar a Bismarck, Lincoln, Churchill, o Margaret Thatcher, la cuestión va por caminos accesibles: deponer intereses, definir objetivos, respetar los acuerdos.

De los libros 

“¡Patria o muerte!”, gritaba el Comandante. “¡Venceremos!”, aullaba en respuesta la masa enardecida. Era parte del acervo de la izquierda continental. Y el gobierno lo había estrujado con gusto y orgullo. Lo había incluso institucionalizado: en el año 2007, Chávez firmó un oficio que establecía que el lema “¡Patria, socialismo o muerte!” debía ser la fórmula de saludos entre los militares, en todos los actos de servicio de la Fuerza Armada. Se trataba de formalizar simbólicamente una épica, la épica que tanto le faltaba a la autoproclamada revolución bolivariana. Chávez no había tumbado a ningún dictador. No había combatido ninguna invasión. Pero hablaba como si fuera el Che Guevara, como si perteneciera a la liga de los grandes combatientes latinoamericanos. Su temperatura verbal estaba por encima de su realidad: solo había ganado las elecciones en un país petrolero. Nunca había enfrentado un peligro inminente en una acción militar: Era un funcionario, no un guerrillero.»ÃƒÆ’‚ (p. 194)

Alberto Barrera Tyszka:, PATRIA O MUERTE. TusQuets Editores. España, 2015.

*Publicado originalmente en http://www.iberoamericanos.com.es

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