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Bryan Cranston, en su primera actuación desde ‘Breaking Bad’, interpreta con mucha fuerza al guionista perseguido.

En 1970 la Asociación de Guionistas de Estados Unidos rindió un merecido homenaje a Dalton Trumbo, uno de los grandes escritores del cine norteamericano de los añs cuarenta, cincuenta y sesenta y un importante activista por los derechos civiles en una época particularmente intolerante en su país. Eso fue seis añs antes de su muerte.

El discurso que pronunció el anciano guionista en esa ocasión —hace 46 años— constituye una de las escenas fundamentales de Trumbo, el film de Jay Roach que rescata su figura para expresar la lucha de un puñado de creadores en defensa de su derecho a elegir sus ideas políticas, ante el fanatismo anticomunista desplegado por el Comité de Actividades Antinorteamericanas del tristemente famoso senador Joseph McCarthy. Uno de los capítulos más vergonzosos en la historia de Hollywood.

Roach —un cineasta con más experiencia en la comedia que en el drama— expresa de forma medular la intolerancia de la Guerra Frí­a —cuando la alianza antinazi entre EEUU y la URSS se habí­a disuelto— que se manifestó en un patrioterismo fanático y en la persecución a los militantes del Partido Comunista (que era entonces y sigue siendo legal), a los homosexuales, los negros, los hispanos, los judí­os. El dominio republicano del Congreso violó la primera enmienda de la Constitución estadounidense con una mezcla de chauvinismo y fariseí­smo. Irrespetaron la Carta Magna que debín defender. Sus sí­mbolos mediáticos fueron la periodista Hedda Hopper, los actores John Wayne y Ronald Reagan, el fiscal J. Parnell Thomas —que luego terminó en la cárcel por evasión de impuestos— y el propio McCarthy, entre otros. Roach aprovecha el dramatismo de esa época y rinde homenaje a uno de los mejores escritores cinematográfico de todos los tiempos.

El guionista John McNamara eligó con acierto contar ese capítulo de la llamada Lista Negra a través de los ojos y, sobre todo, las palabras muy elocuentes y brillantes de un personaje de mucha fuerza. Narra cómo el autor de la novela antibélica Johnny tomó su fusil —que le vali’o el Premio Nacional del Libro en 1939—se convirtió en el prohibido guionista que escribió bajo seudónimo clásicos del cine norteamericano como Vacaciones en Roma (‘Holiday in Rome’, 1953), dirigida por el gran William Wyler y con Gregory Peck y Audrey Hepburn en los roles estelares,  El niño y el toro (‘The brave one’, 1956), de Irving Rapper, ambas ganadoras del Oscar a la mejor historia original. Trumbo no pudo ir a recoger estos premios de la Academia. Se trata de un caso único en la historia de Hollywood.

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El verdadero Dalton Trumbo a mediados de los cincuenta.

El film de Roach recoge el degradante juicio que condenó a Trumbo y al resto de los llamados Diez de Hollywood a once meses de prisión. Cuando salió de la cárcel, comenzó a escribir bajo seudónimo, para sobrevivir, en películas importantes y en producciones mediocres. Hasta que el director Otto Preminger y el actor Kirk Douglas decidieron poner su verdadero nombre en los créditos de  Éxodo y Espartaco (ambas de 1960), respectivamente. El guionista McNamara y el director Roach se encargan de destacar la actitud ética de Preminger y Douglas. Hay que destacar que Espartaco, protagonizada por Douglas, fue dirigida por Stanley Kubrick, y cabe recordar El testaferro (‘The front’, 1976), de Martin Ritt, con Woody Allen encabezando el elenco, Buenas noches, buena suerte (‘Good night and gook luck’, 2005), dirigida por George Clooney. Incluso la muy reciente Puente de espías (‘Bridge of spies’, 2015) de Steven Spielberg, aborda el mismo tema desde la perspectiva de los profesionales del derecho.

Bryan Cranston, en su primera actuación desde Breaking Bad, interpreta con mucha fuerza al guionista. Diane Lane protagoniza a su esposa Cleo, Helen Mirren a Hedda Hopper y un reparto muy eficaz da vida a los personajes de ese oscuro capí­tulo. Roach, siguiendo las palabras y el ingenio de Dalton, no busca héroes ni villanos porque todo el mundo “tiene derecho a estar equivocado». Sin embargo, lo más importante del film reside en su alegato contra la intolerancia, ya sea polí­tica, racial, religiosa o sexual. Algo que en el mundo de hoy, en otro contexto histórico, mantiene su vigencia conceptual y humana. Algo que nos toca directamente en Venezuela, cuando vemos que el poder omní­modo del chavismo viola la Constitución de 1999 de forma aviesa y descarada.

Más allá de la historia de Trumbo, el film resulta un tributo a todos aquellos que defendieron la Constitución de EEUU en momentos tan difí­ciles. Escritores como Liliam Hellman, dramaturgos como Arthur Miller, cineastas como Martin Ritt fueron condenados a priori, entre otros. Muchos de ellos ni siquiera era comunistas sino creadores que defendí­an la libertad de pensamiento. El propio Trumbo después se alejó críticamente de las polí­ticas de la URSS, pero siempre mantuvo su perseverancia y su actitud rebelde. Al final, el mismo Hollywood que lo persiguió tuvo que recogerlo en su industria. Fue socialista pero amaba ser rico y exitoso con su trabajo. Un hombre excéntrico, apasionado, que nunca se rindió.

Esta es la historia de un hombre que al final venció.

El sábado 9 de abril, en el Trasnocho Cultural y a las 10:00 am en punto, tendremos un Cine Encuentro sobre Trumbo, organizado por Trasnocho Cultural, Cines Unidos e Ideas de Babel. Después de la proyección hablarán el abogado y escritor Américo Martín, gran conocedor del tema, y Luis Bond, crítico de cine y profesor universitario. La moderación estará a cargo de Trino Márquez, sociólogo y editor de Ideas de Babel. Los esperamos.

TRUMBO (Trumbo), EEUU, 2015. Dirección: Jay Roach. Guion: John McNamara. Fotografía: Jim Denault. Montaje: Alan Baumgarten. Dirección de arte: Lisa Marinacio y Jesse Rosenthal. Música: Theodore Shapiro. Elenco: Bryan Cranston, Diane Lane, Hellen Mirren, Elle Fanning, Louis C.K., John Goodman, entre otros. Distribución: Cines Unidos.

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