Recorridos habituales
La selección lograda de entre un archivo suculento e infinito de más de ¡cinco mil fotografías! fue una faena admirable a dúo entre la curadora, Ruth Auerbach, y Gisela Viloria su esposa, diseñadora gráfica y su pareja eterna.

Saliendo de la adolescencia, casi imberbe, se topó con la fotografía y decidió sin mucho preámbulo que sería esta su forma de expresión y vida, no otro arte, no otro oficio. Fue una estupenda elección no porque una disciplina o manera creativa sea más válida que otra sino porque pudo crecer en y con ella, porque se descubrió allí, porque, aunque nunca imaginó el trabajón que le depararía el ejercicio de retratar gentes y la vida, ese quehacer que es prolongación de sus ojos, de sus entrañas, de su corazón, de sus manos, lo habitaría como enriquecedora compañía para siempre. La fotografía, que es asombro, pesca permanente, emoción, prisa y congelación del tiempo, ambas lecturas a la vez, también es voz, y Ricardo Gómez Pérez, que dice que no es bueno en entrevistas, ha conversado estos días con holgura y franqueza, en radio y todo lo demás, con buen rollo. Anda por ahí, retratándose con gracia; claro que la exposición Recorridos habituales también habla de él.

Recorridos habituales 1Cuando la muestra —“tenía como 20 años que no hacía una individual en Caracas”— está por clausurar, será este domingo 9 de agosto en la Beatriz Gil Galería —Jalisco con California, Las Mercede—, los que han visto su trabajo, una selección de cuarenta y pico de fotos, quedan ahítos y con ganas de más. La selección lograda de entre un archivo suculento e infinito de más de ¡cinco mil fotografías! fue una faena admirable a dúo entre la curadora, Ruth Auerbach, y Gisela Viloria su esposa, diseñadora gráfica y su pareja eterna. Familiar y de talante intimista, hijo de una mujer encantadora, Amelita Pérez —líder de la comunidad de Petare, dama hermosa y solidaria— tenía en mente un día sin fecha de un futuro remoto armar una exposición que convocara a los amigos y los conocedores —de su maestría— a ver esa trayectoria de clics indetenible y maravillosa. Alguien con olfato, con sentido de la pertinencia, lo hizo posible. Entró en aquel umbral mágico de registros virtuales, su iphone, donde retoca y de una vez, guarda. Su recortado, manual, portátil cuarto de laboratorio.

Dos miradas femeninas fueron el filtro y quedó redonda la narración que se separaría en tramos: Botánica, Objetos, Ciudad según los contenidos. Fotos hechas todas con celular, las llama iphonografías, son un retablo de texturas, elegancia, luz, perfecta definición, formas, volúmenes, historias inconcebibles, contadas con piedras rugosas, paredes descarapeladas, hojas secas, ruedas de  bicicletas, bancos del parque, labios, niños. “Me gusta mucho más la foto urbana que la que registra el paisaje más hermoso, prefiero el tejemaneje de una calle escondida que la monumentalidad de postal de la Gran Sabana, cuya hermosura es obvia, aturde”. La colección recoge sus afanes estéticos y lo que le apasiona —“ojalá pudiera hacer más tomas en la vía, en la ciudad de Caracas”—, su mirada creativa y su sentido de composición. Su clic es su memoria y su mensaje. “Hay fotos que no pude tomar pero, extrañamente, regresaron y se posaron junto a mí, dándome una segunda oportunidad, hay fotos que nunca hice y hay fotos que aunque jamás registraré quedaron en mis ojos”.

Recorridos habituales 2Militante del blanco y negro, apuesta al sepia en su trabajo —ver la exposición—, ‘color’ tal al que le rinde culto, paradójicamente, sin nostalgias. Enamorado de la tecnología que permite construir una foto en un segundo en vez de en un día —“¿qué se ha eliminado con la modernidad? el tiempo, hemos ganado muchísimo y no hay vuelta atrás, he intentado tomar fotos con cámaras manuales y ya no puedo”— quien hiciera sus pinitos a favor de su vocación en Colombia, estudiara en Inglaterra y allí se quedara a vivir diez años, expusiera en Europa y ha buen tiempo vive en Venezuela registra, recuerda, inmortaliza, pero no siente que el pasado es un sitio que quiere visitar menos añorar. Dice él.

Que el futuro viene y él tiene la cámara lista.

Quien trabajara a dúo con Ricardo Jiménez —los ‘Ricardos’— y por años fuera retratista en la revista Gerente, cree que la exposición viajará a Estados Unidos y que vendrán más. Material tiene, igual que materia gris este artista del blanco y negro que encapsula al mundo, lo acota, lo escinde, lo reúne, lo cuenta, lo cose y lo devuelve con nueva profundidad, más enfocado, universal, íntimo, seductor, según su fantástico punto de vista.

RECORRIDOS HABITUALES. Fotografías de Ricardo Gómez Pérez. En Beatriz Gil Galería. Calle California con calle Jalisco, en Las Mercedes. De lunes a viernes de 10:00 am a 7:00 pm. sábados de 10:00 am a 4:00 pm, y domingos de 11:00 am a 2:00 pm. La entrada es libre.

 

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