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La comunicación humana va más allá de los idiomas.

Lo que subyace en La visita de la banda es la necesidad ineludible de traspasar los límites de la incomunicación entre seres humanos que tienen que vivir y convivir por todos los siglos de la vida. La egipcia Banda de la Policía de Alejandría arriba a territorio de Israel para ofrecer un concierto en una pequeña comunidad, pero en el trayecto se pierde y va a parar a otra localidad en medio del desierto, donde establecen relaciones con los vecinos para alimentarse y pasar la noche hasta que llegue el próximo autobús. Hombre recto y controlado, Tewfiq es el director del grupo musical que reúne a intérpretes de los antiguos temas árabes. Expresión de la sensualidad y la vida, Dina es la dueña del pequeño restaurante del pueblo. Tewfiq no habla hebreo, Dina no habla árabe. Sólo se pueden comunicar en inglés y a través de la música. En una noche las vidas pueden cambiar.

El cineasta israelí Eran Kolirin debutó en la dirección con esta película que ha cosechado 35 premios internacionales y se ha convertido en un acontecimiento en el Medio Oriente. Su punto de partida no está en los factores históricos y políticos que separa a Israel de los distintos países árabes sino en los elementos humanos que los unen. El guión establece la evolución de un conocimiento mutuo que les permite aceptarse. Las familias tienen sus propios problemas, los adolescentes quieren vivir el romance, los adultos buscan cumplir con sus responsabilidades, pero todo esto ofrece visiones más allá de lo aparente. Judíos y árabes, israelíes y egipcios, hombres y mujeres, todos se vinculan con sus necesidades y afectos. Cada cual comienza a admitir sus mentiras o a reafirmar sus verdades.

La realización de Kolirin es precisa y cuidada. Cada encuadre tiene una razón de ser, así como cada movimiento de cámara posee una intención. Los diálogos son breves y expresivos, tanto en árabe como en hebreo e inglés. Los gestos a menudo hablan más que las palabras. Nada sobra. Un film de bajo presupuesto que se nutre de la sencillez de las emociones de sus personajes y la complejidad de las expectativas que tienen unos y otros. La escena de la discoteca entre Papi y la prima Julia, ayudados por Haled es conmovedora. Las confesiones que Tewfiq hace a Dina le permiten aliviar sus sentimientos de culpa. La pasión que desata Dina esa noche es un gesto de liberación. La emoción de un músico que encuentra en los sonidos de un bebé en su cuna la inspiración para concluir el concierto que nos atreve a completar es reveladora. Todos tienen un rol que jugar en el entramado humano.

Las excelentes actuaciones de Sasson Gabai como Tewfiq, Ronit Elkabetz como Dina y Saleh Bakri como Haled constituyen los cauces de desarrollo de una historia que hunde sus raíces en las viejas relaciones entre Egipto e Israel a través del cine y la música. “Todas las chicas estábamos enamoradas de Omar Sharif” confiesa sonriente Dina a un sesudo Tewfiq. Sobre esta vinculación cultural y afectiva se construye un film extremadamente sencillo en su narrativa que plantea asuntos más complejos para los seres humanos.

LA VISITA DE LA BANDA (“Bikur hatizmoret”), Israel y Francia, 2007. Dirección y guión: Eran Kolirin. Fotografía: Shai Goldman. Montaje: Arik Lahav Leibovitz. Música: Habib Shehadeh Hanna. Elenco: Sasson Gabai, Ronit Elkabetz, Saleh Bakri, Khalifa Natour, Imad Jabarin, Tarak Kopty, Hisham Khoury, François Khell, Eyad SEIT y Shlomi Abraham, entre otros. Distribución: Cinematográfica Blancica.

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