Lucha contra el cáncer
Lo ideal es que la familia y amigos contribuyan a fomentar una actitud positiva y de superación hacia la situación que atraviesan.

El apoyo familiar es fundamental para la salud de los pacientes oncológicos, ya que es menos probable que atraviesen episodios depresivos que bajen sus defensas inmunológicas y dificulten su recuperación. Es por ello que los expertos de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV) consideran que la atención de la familia tiene un rol importante en el tratamiento de las personas con patologías oncológicas.

En la página web www.ayudaalpacienteoncologico.org.ve, el equipo de la SAV publicó una guía con recomendaciones para familiares de personas con cáncer. El material informativo enfatiza la importancia de mantener la calma al conocer el diagnóstico. El reflejo de sentimientos abrumadores es común para el entorno, por la asociación de la enfermedad con un desenlace fatal, lo que no siempre es real, pues en la actualidad detectar la patología en su fase primaria brinda mejores probabilidades de responder positivamente al tratamiento, bien sea radioterapia, quimioterapia o una intervención quirúrgica.

Lo ideal es que la familia y amigos contribuyan a fomentar una actitud positiva y de superación hacia la situación que atraviesan. También ayudaría el designar a un familiar como cuidador, quien deberá asumir la responsabilidad ajustando sus horarios de actividades para asistir a las citas con el oncólogo y mantenerse al tanto de todas las recomendaciones, de manera que pueda monitorear que el paciente cumpla al pie de la letra las indicaciones y así podrá instruir al resto de los parientes a construir en conjunto el apoyo necesario para el bienestar y la recuperación del paciente.

Es normal que él paciente presente depresión y reflejos de miedo. Lo más importante en estos casos es que tanto el paciente como sus familiares tengan presente que la persona más capacitada para brindarle una buena orientación es el médico tratante, de manera que puedan cuidar y apoyar al ser querido.

Recomendaciones para el cuidado:

  • Mantenerse alerta ante cambios como la pérdida del apetito, falta de aseo personal y largos períodos de sueño.
  • Fomentar visitas de personas que sean importantes para el paciente.
  • Pedir orientación de un psicólogo o un psiquiatra.
  • Describirle  soluciones que encuentras para resolver los problemas.
  • Procurar no juzgar el miedo de la persona con cáncer.
  • Preguntar a la persona qué teme o espera de los tratamientos, para lograr que sus dudas sean aclaradas con el médico.
  • Dependiendo de las recomendaciones médicas, hacer planes con la persona bajo tratamiento para la reincorporación a su vida cotidiana.

Relación paciente cuidador

Entre las cosas que se deben tomar en cuenta están los cambios emocionales de la persona con cáncer, ya que algunos se pueden volver agresivos por su enojo contra el malestar físico y la impotencia de no poder curarse de forma inmediata. También los cuidadores pueden sentirse agotados, tristes o molestos ante las demandas del familiar afectado.

Si se presenta un conflicto con el paciente, hay que escuchar todos y cada uno de los argumentos que éste dé. Es necesario repasar las soluciones posibles escribiéndolas en un papel. Si observan que falta información médica para pensar el problema, hay que tomarlo en consideración para la próxima consulta. No se debe descalificar las molestias de su  familiar, pero es necesario que exija respeto de su parte. Recuerde que algunos sentimientos de enojo se pueden deber a razones bien justificadas.

Es normal que en situaciones así el cuidador también se vea afectado emocionalmente. En estos casos es muy recomendable darse un espacio para pensar en el bienestar personal, y si es necesario acudir con ayuda profesional psicológica es totalmente válido, aludiendo que el paciente acudirá a esta figura por apoyo y es necesario que se encuentre lo más estable posible.

¿Qué hacer después de terminado el tratamiento para el cáncer?

Luego de terminado el tratamiento del cáncer comienza una etapa en la cual la persona debe asistir a chequeo periódico. En esta fase aún hay interrogantes que deben ser atendidas, tales como la frecuencia de las consultas, que dependerá del tipo de cáncer; así como los exámenes que tendrá que hacerse a partir de este punto.

La familia debe hablar con el paciente y velar por el cumplimiento de las consultas médicas de seguimiento, ayudarlo a mantener los controles y explicarle que aunque no presente  síntomas tiene que asistir a esos chequeos para evitar posibles recaídas. Igualmente hay que consultar con el médico sobre la alimentación, para saber si puede haber un cambio en la dieta una vez que culmine y seguir las recomendaciones del oncólogo para empezar a cultivar la calidad de vida.

Como parte de las recomendaciones de la SAV, se sugiere que la familia evalúe junto con el paciente los detalles de su reinserción a actividades cotidianas como los estudios, el trabajo, la práctica de alguna actividad deportiva y la participación en eventos sociales. Es posible que la enfermedad condicione lo que la persona puede hacer, desde el punto de vista físico y emocional.

Fuente: Comstat Rowland.

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