El infierno del odio 1
El gran Toshirô Mifune en una escena fundamental de ‘El infierno del odio’, de Akira Kurosawa.

Sinopsis. En un momento crucial de su vida financiera, Gondo (Toshirô Mifune), un directivo de una importante empresa de zapatos, recibe la noticia de que su hijo ha sido secuestrado. El rescate exigido es una gran cantidad de dinero, pero Gondo la necesita para cerrar una negociación que le dará el control de la empresa.

Comentario de Jcobo Penzo. Este thriller de Akira Kurosawa a partir de una novela de Ed McBain, posee una estructura dual que se muestra desde que observamos la ubicación de la mansión del  rico empresario en la cima de una colina, contrapuesta a la visión de algunos que la observan desde abajo, hundidos en  la profundidad de sus existencias perversas. Esa visibilidad en la altura de la vida cotidiana de un hombre exitoso, seguramente es lo que permite a los criminales conocer  sus rutinas y diseñar sus siniestros planes. Esta disposición de los escenarios habla irónicamente de la vulnerabilidad de quién ha alcanzado la cima, haciéndose paradójicamente más visible e  indefenso ante quienes codician sus riquezas.

Un niño es secuestrado, supuestamente se trata del hijo del empresario. Sin embargo su sorpresiva aparición sano y salvo revela la verdad de lo sucedido: el niño secuestrado es en realidad el hijo del chofer, quién llevaba las ropas del hijo al cual los criminales intentaban raptar. Un hombre honesto y noble, el empresario acepta pagar el enorme rescate exigido por los secuestradores. Este gesto no solo habla de su generosidad, también pone en evidencia su estoicismo al trastocar catastróficamente sus planes de negocios. El niño regresa ileso a los brazos de sus padres y allí termina la primera parte.

La segunda posee la estructura de un thriller tradicional y se limita a la ardua búsqueda de los delincuentes, inmersos en un siniestro laberinto de drogas y muerte. Destaca la presencia disciplinada e incansable de la policía japonesa. Kurosawa muestra una disposición notable a enfatizar el trabajo en equipo de los policías, como si se tratara de un cuerpo que no actúa sino en función colectiva sin que destaque la heroicidad de nadie en particular. Las reuniones en las que se presentan los informes policiales, tienen un carácter casi escolar que nos hace sonreír al pensar en nuestros héroes policiales agresivos e individualistas.

El director aprovecha esta sección del film para destacar no solo la perversidad del secuestrador, también enfatiza una visión dantesca del universo de quienes han caído en el abismo de la droga. En alguna medida muestra que se trata del lugar más bajo en el reino siniestro del mundo inferior sobre cuya cima se alza la casa del empresario.

La escena final con la confrontación entre el hombre de negocios y el secuestrador deja en claro que a pesar de su falta de arrepentimiento ante la condena a muerte, el criminal está atormentado por su próximo fin y sus alaridos de desesperación contradicen sus cínicas palabras llenas de fingida arrogancia e inútil soberbia.

El infierno del odio se presenta el 29 de noviembre en los Sábados Selectos del Cinecelarg3, a las 2:00 pm. Entrada libre.

EL INFIERNO DEL ODIO (Tengoku to Jigoku) Japón, 1963. 143 minutos. Director: Akira Kurosawa. Guión: Hideo Oguni, Akira Kurosawa, Ryuzo Kikushima, Eijiro Hisaito. Fotografía: Asakazu Nakai & Takao Sito. Música: Masaru Sato. Reparto: Toshirô Mifune, Kyoko Kagawa, Yutaka Sada, Takashi Shimura, Tatsuya Mihashi, Tatsuya Nakadai. Productora: Kurosawa Production Co.

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