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Sahar Delijani ha escrito una novela que analiza las repercusiones que los distintos regímenes políticos han tenido sobre las familias iraníes.

Transcurría la Feria Internacional del Libro, en Londres, en abril de 2012. En esa feria lo más destacado fueron los 170.000 puestos de venta. Recorriéndola, el escritor español Manuel Rodríguez Rivero señaló que China era la protagonista absoluta en volumen de ofertas. Quedó sorprendido hasta que, volviendo a la calidad de la Book Fair, comprobó que lo más buscado y ofrecido (además de las consabidas novelas ‘negras’) seguía siendo la ficción escrita por mujeres (especialmente de países culturalmente en los cuales ellas viven constreñidas, por la religión y el Estado), con predominio de temas inspiradores: historias de amor y de amistad, pero sobre todo de heroísmo femenino y ‘superación’, y aún mejor si en la narración se entreveran recetas gastronómicas locales.

El ‘libro de la feria’ fue, sin duda, Children of the Jacaranda Tree, de la iraní (licenciada por Berkeley y residente en Turín: no es una paria) Sahar Delijani, que cuenta una historia multigeneracional con todos los requisitos para convertirse en uno de esos éxitos que se amoldan a la gente que ha comprendido el nuevo rol de la mujer en el mundo. La ha comprado por un anticipo de seis cifras Weidenfeld & Nicolson (un sello del grupo Orión, Madrid, que a su vez pertenece a Hachette, Francia), lo que ha dado pie a que determinadas agencias mediáticas ya estén haciendo su promoción internacional. En fin, la veremos pronto traducida, de modo que paciencia y a ver quién se la queda. No se equivocaba Rodríguez Rivero: ya hay traducción a ¡27 países! Pero, ¿quién es ella? Sahar Delijani nació en la prisión de Evin, en Teherán, Irán, en 1983; el mismo año, sus padres fueron arrestados debido a su activismo político contra el régimen islámico. En 1996, cuando tenía 12 años, sus padres decidieron mudarse al norte de California para unirse a la familia de su madre. Delijani se registró en una escuela media, a partir del séptimo grado. En 2002, Delijani fue aceptada en la Universidad de California, Berkeley, donde obtuvo una licenciatura en Literatura Comparada. En 2006, después de haber conocido a su marido, en Berkeley, se trasladó a Turín, Italia, donde vive desde entonces. Delijani ha estado escribiendo durante más de seis años. Sus obras han aparecido en una amplia gama de publicaciones y revistas literarias, incluyendo The Battered Suitcase, Tryst, Slice Magazine, Prick of the Spindle, Perigee, Border Hopping, Berkeley Poetry Review y Sangam Review. Sahar Delijani fue nominada para el Premio Pushcart en 2010 y 2011 y fue durante un tiempo colaboradora habitual de Iran Emrooz (Irán de hoy), diario político y cultural. Niños del árbol del Jacaranda es su primera novela, traducida al español, en 2013, como A la sombra del árbol violeta (Narrativa Salamandra). Irán era, y lo sigue siendo, un país dividido por la revolución y unido por el amor. La obra es un conmovedor homenaje a los que perdieron a algún pariente en la purga de 1988, cuando el régimen islamista ejecutó a 20.000 presos políticos. El argumento, una realidad tratada con nombres de ficción, es como sigue.

Neda nace en la prisión de Evin de Teherán, donde se permite a su madre amamantarla durante unos meses, antes de que los brazos de un guardia apareciesen un día en la puerta de la celda y, simplemente, se la llevara. En otra parte de la ciudad, un niño de tres años de edad, Omid, es testigo. Las detenciones de sus padres, activistas políticos, lo arrastraron desde su percha alzada en su mesa de cocina, mientras el yogur goteaba de sus dedos. Más de veinte años después de la purga violenta, sangrienta que tuvo lugar dentro de las cárceles de Teherán, Sheida se entera de que su padre era uno de los ejecutados, que el vacío silencioso firmemente plantado entre ella y su madre todos estos años no fue sólo la triste pérdida que viene con la muerte, sino la angustia y el horror del asesinato. Estos son los niños del árbol de Jacaranda, árbol que puede alcanzar hasta 30 metros de altura, produciendo inflorescencias racimosas de flores de color azul violáceo y forma tubular en algunas especies. El fruto es una cápsula plana con dehiscencia.

Situada en el Irán pos-revolucionario, 1983-2011, esta impresionante novela sigue a un grupo de madres, padres, hijos y amantes, algunos relacionados con la sangre, otros reunidos por la marea de la historia que se escurría sobre sus vidas. Finalmente, años más tarde, es la próxima generación que se queda con la carga del pasado y el futuro de su país, cuando una nueva ola de protestas y luchas políticas comienza. Niños del árbol del Jacaranda es un retrato evocador de tres generaciones de hombres y mujeres animados por el amor y la poesía, la quema con el idealismo, persiguiendo sueños de justicia y libertad. Escrito en la prosa fascinante de Sahar Delijani, capturar el lado íntimo de la revolución en un país donde el peso de la historia está en todas partes, es un emotivo homenaje a cualquier persona que ha contestado alguna vez su llamado.

«Todos llevamos un árbol adentro. Encontrarlo es cuestión de tiempo». Estas hermosas palabras provienen de uno de los personajes de A la sombra del árbol violeta, la novela con la que la iraní Sahar Delijani se convirtió en autora revelación también en la feria del libro más importante de Occidente: Frankfurt. La historia es ficticia, pero se alimenta de la biografía de la propia escritora, cuyo tío fue ejecutado en prisión y cuyos padres estuvieron encarcelados por orden de los guardianes de la Revolución, trayéndola al mundo mientras estaban entre rejas.

Ella nació entre rejas mientras sus progenitores permanecían detenidos por protestar contra el régimen teocrático represivo instaurado por el Ayatolá Jomeini.

Dice Sahar: «El libro está inspirado en la historia de mi propia familia, sobre todo en los primeros capítulos, cuando se habla de la década de los ochenta y de la prisión de Evin, de Teherán y de otros lugares», ha comentado la autora. «Mis padres y mis tíos fueron activistas políticos antes y durante la Revolución. Eran seculares, no islamistas, y querían convertir a Irán en una república moderna. Cuando el país se convirtió en una teocracia, se dieron cuenta de que no era lo que ellos esperaban e incrementaron su activismo político. En cierto sentido, se hizo oficial que estaban trabajando en contra del régimen, lo que llevó a cabo sus arrestos políticos en masa en 1983».

«Situada en el Irán posrevolucionario, la apasionante novela de Delijani es una acusación quemante de la tiranía, un tributo conmovedor a los que llevan las cicatrices de la misma, y una celebración de anhelo eterno de corazón del humano por la libertad», dice con emoción Khaled Hosseini, un escritor en lengua inglesa y médico afgano-estadounidense, que se hizo famoso con las superventas de sus libros Cometas en el cielo y Mil soles espléndidos. Nació en Kabul, Afganistán, en 1965.

Gracias a mi Kindle de Amazon pude adquirir y leer esta novela de la hermosa iraní Sahar Delijani; la novela me fascinó porque me hizo añorar las grandes luchas por la libertad que las mujeres venezolanas, y de todo el mundo vienen librando y la igualdad antorcha encendida desde los tiempos de Olimpia de Gouges, 1784-1793, escritora y heroína francesa que reivindicó la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en el marco de la Revolución Francesa, considerada precursora del moderno feminismo. Entre sus obras destaca la Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana (1791), título que inspirado de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (1789). Aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789; Sophie de Condorcet, quien produjo influyentes traducciones de Thomas Payne y Adam Smith; mucho más tarde Virginia Woolf una escritora a la altura de Thomas Mann, James Joyce y Franz Kafka, fue además pionera en la reflexión sobre la condición de la mujer, la identidad femenina y las relaciones de la mujer con el arte y la literatura, que desarrolló en algunos de sus ensayos; entre ellos, destaca por la repercusión que posteriormente tendría para el feminismo Una habitación propia (1932).

Una interesante antología de escritoras árabes disidentes es Escritoras Árabes, compilado por la escritora Alifa Rifaat. Incluye el relato En el paraíso no hay sitio para ella, de Nawal El Saadwi, líder feminista que preside la Asociación de Solidaridad con la Mujer Árabe. En Irán mencionamos a la gran cineasta Shirin Neshat, que estudió en Estados Unidos y ha vivido en Nueva York desde hace muchos años. Encontró el éxito internacional tras la liberación explosiva de sus imágenes de mujeres musulmanas envueltas en chador con versos de poetisas persas rebeldes trazadas en la cara, las manos y los pies.

En fin, para que se comprenda la naturaleza bárbara de los regímenes teocráticos e islámicos, cabe mencionar, entre los hombres, a Salman Rushdie cuyos Versos satánicos, en 1988, desataron un escándalo en el mundo musulmán, sobre quien pesa todavía un edicto religioso, o fatwa, leído en Radio Teherán por el ayatolá Ruhollah Jomeiní, instando a su ejecución. Y como Rushdie hay otros escritores perseguidos por la intolerancia arcaica del Islam integrista.

Celebremos pues la aparición en español de la novela A la sombra del árbol violeta, ahora en que el Estado Islámico no sólo decapita sino que tortura y asesina.

A la sombra del árbol violeta repasa las tres últimas décadas de la historia iraní, esto es, desde 1983 hasta 2011. Sahar Delijani ha escrito una novela que analiza las repercusiones que los distintos regímenes políticos han tenido sobre las familias iraníes, prestando especial atención al sufrimiento padecido por los padres de las nuevas generaciones, y recordando aquella purga de 1988 en la que el régimen ejecutó y enterró en fosas comunes a unos 15.000 disidentes. La cifra varía con facilidad, ya que el gobierno ocultó la información sobre los juicios sumarios realizados por los tribunales religiosos repartidos por todo el país. Pero si los antecesores de la actual juventud iraní fueron torturados, encarcelados y asesinados por el viejo régimen islamista, sus hijos han tenido que decidir si se quedaban de brazos cruzados o si, emulando a sus padres, salían a la calle para protestar contra el simulacro de las elecciones de 2009, en las que Mahmud Ahjmadineyad salió reelecto como presidente sin que nadie escuchara a quienes tildaron aquellos comicios de fraude. «En mi opinión, la principal diferencia entre aquella época y la actual estriba en que, cuando el régimen tomó medidas represivas y realizó las ejecuciones de la década de los 80, lo hizo fuera del ojo público», ha dicho la Delijani. «No se llevaron a cabo necesariamente en secreto, ya que la gente sabía que existían, pero no se hicieron en público, sino por la noche, en los patios de la prisión, abriendo fosas comunes. De alguna manera, los asesinatos fueron ocultados. Sin embargo, en las protestas recientes, todo sucedió en la calle. El régimen pegaba a la gente, la arrestaba o le disparaba a plena luz del día, como si ya no les importara que les vieran. Ni siquiera trataron de ocultarlo. No soy una analista política, pero creo que esto demuestra que los nuevos guardianes son más feroces e indecentes que los anteriores».

*Publicado originalmente en www.talcualdigital.com el 27 de septiembre de 2014.

 

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