De óxido y hueso 3Es una historia dura, hermosa, sin moraleja, sobre dos seres diferentes en sus orígenes e intenciones pero afines en sus conflictos internos. Ali es un perdedor sistemático que le toca cargar con Sam, su hijo de cinco años, desde su Bélgica natal hasta la casa de su hermana en Antibes y más allá en los Alpes Marítimos franceses. Se abre camino con rudeza, sin sutilezas ni razonamiento complejo. Lo suyo es la supervivencia, ya sea buscando restos de comida en los basureros, trabajando como portero de un discoteca o liándose a puñetazos en las peleas con apuestas ilegales. Stéphanie, en cambio, está atrapada por otro tipo de violencia y trata de liberarse de una relación que parece anodina con un hombre que la cela. Pero, además, ella entrena orcas en un balneario de Villeneuve-Louvet, donde protagoniza un espectáculo para turistas. De pronto sucede algo inesperado que cambia la trama de De óxido y hueso, el nuevo drama de Jacques Audiard que une a dos personas que arrastran sus heridas vitales y tejen una relación a partir de sus dolencias. Casi al final del film otro acontecimiento vuelve a cambiar la trama de manera definitiva. Ambos comprenden que el dolor y el amor abofetean sus existencias pero también enseñan como seguir adelante.

Dueño de una filmografía notable que incluye Un profeta, 2009, De tanto latir mi corazón se detuvo, 2005, Lee mis labios, 2001, y Deja caer a los hombres, 1994, Audiard vuelve a sus personaje lacerados, sus outsiders de las calles, sus seres desesperados en situaciones extremas. El director parisino de 60 años planteó la  diferencia entre Ali y Stéphanie en la actitud vital de cada uno más que en sus distintas clases sociales. Ella ha conocido una nueva situación que la abate y no se imagina el futuro. Él simplemente sobrevive día a día, de una manera poco consciente de su vida y del futuro de su hijo y de su hermana en una Europa sumida en la crisis económica y social. Ali come cuando quiere y puede, fornica cuando una mujer se lo permite, pelea cuando la paga es buena. Stéphanie se entrega a su nueva vida, la acepta y busca otra razón de ser. Los dos cambian cuando se relacionan de manera fortuita, poco tradicional, casi sin sentido. Lo curioso es que estos dos personajes se corresponden muy vagamente con los que habitan Rust and bone, el libro de cuentos del norteamericano Craig Davidson que inspiró el guión escrito por Thomas Bidegain y el propio Audiard. Tomaron los ocho relatos, combinaron situaciones y protagonistas, cambiaron detalles de aquí y allá y entonces surgió la trama medular del film. Eso sí: conservaron el espíritu sórdido con olor a perdedor del original literario.

De forma un tanto caprichosa, los guionistas dan por sentadas varias situaciones que nos ponen a pensar como espectadores. Jamás sabemos con certeza por qué Ali tiene que hacerse cargo de Sam y viajar hasta Antibes. Suponemos la necesidad de buscar refugio en una figura femenina con familia estable. Cabe la duda sobre su pasado como boxeador. Al principio Stéphanie sufre un percance en una discoteca y sabemos que vive con un hombre, pero este personaje no vuelve a aparecer en las terribles circunstancias que ella debe enfrentar. No conocemos su existencia anterior ni su lugar de origen ni por qué se convirtió en entrenadora de peligrosas orcas. Ambos seres están allí, sin mayores explicaciones. Cuando Ali responde a la llamada de Stéphanie, descubre a una mujer muy diferente a la que conoció. Ahora es una persona derrumbada, inútil, víctima de un desgraciado incidente. La trata con normalidad, como si no hubiera sucedido nada y la anima a recuperar el control de su vida. El guión primero establece un contraste marcado entre ambos personajes y luego permite una relación con detalles poco usuales que buscan la normalidad. Las vidas de ambos se entrelazan a través de las apuestas del boxeo, el sexo sin compromiso, la reconstrucción de sus afectividades. Nada será igual.

De óxido y hueso se fundamenta de manera esencial en las interpretaciones de la francesa Marion Cotillard y el belga Matthias Schöenaerts, realmente sobresalientes en la comprensión y expresión de estos dos seres humanos. Pero también en la puesta en escena de Audiard, dedicada a transmitir las experiencias y las emociones de los protagonistas y a involucrar al espectador en el drama de estos dos supervivientes. Destacan los efectos de producción que detallan el cuerpo de Stéphanie y los puños de Ali, de forma perfectamente convincente, así como la magnífica fotografía de Stéphane Fontain. Un renglón aparte merece la música original de Alexandre Desplat y la banda sonora en general que incluye piezas de Katy Perry, Likke Li, Bon Iver y el propio Bruce Springteen.

Audiard ha vuelto a crear una obra muy personal, sin concesiones para sus personajes y para el público, que trastoca la lógica del drama. De óxido y hueso es, sin duda, una de las mejores películas del 27° Festival de Cine Francés de Caracas. No se la pierda.

DE ÓXIDO Y HUESO (De rouille et d’os), Francia y Bélgica, 2012. Dirección: Jacques Audiard. Guión: Jacques Audiard y Thomas Bidegain sobre l libro de relatos  homónimo de Craig Davidson. Producción: Pascal Caucheteux. Fotografía: Stéphane Fontaine. Montaje: Juliette Welfling. Música original: Alexandre Desplat. Dirección de arte: Michel Barthélémy. Intérpretes: Marion Cotillard, Matthias Schöenaerts, Céline Sallette, Bouli Lanners, Armand Verduse, Corinne Masiero, Jean-Michel Correia. Distribución: Cinematográfica Blancica.

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