Solo un profesional de la experiencia y el conocimiento de Ugo Ulive podía encarar una comprensión de Hamlet tan audaz y desconcertante como la que el Grupo Skena ha  montado bajo la dirección de Armando Álvarez. Una adaptación que sintetiza y compacta en noventa minutos la esencia del extenso drama de William Shakespeare, tal vez su obra más versionada en el mundo, a través de una interpretación muy precisa de su conflicto medular. La duda ante la venganza y el poder se convierte en la fuerza motriz de su condena a la madre y a los mecanismos que operan políticamente en la Corona tras la muerte del Rey. Triste destino de un príncipe danés que no puede y no quiere controlar sus afectos y sus frustraciones. Este no es el Hamlet que estamos acostumbrados a ver, aunque después de pensarlo un poco identificamos de manera nítida sus claves básicas. Ulive las extrapoló y las convirtió en un discurso dramático denso y con peso de tragedia irreversible, mientras Álvarez las escenificó con la articulación de diversos recursos, algunos muy sencillos pero todos bastante efectivos. Desde que se estrenó, hace más de cuatro siglos, Hamlet es un reto.

Lo que más me gustó fue la puesta en escena de Álvarez, ambiciosa estéticamente pero muy precisa en su resolución. Un trabajo complejo y bien armado. Uno siente que lo que está viendo es teatro de verdad. Desde los primeros minutos el manejo de la luz (Víctor Villavicencio y Valentina Sánchez), el concepto de la escenografía (Carlos Agell), las características del vestuario (Eva Ivanyi y Cape Grillet) y los valores de la música (Luis Alberto Vila, Gabriel Figueira y Rubén Gutiérrez) crean un clima que propicia y expresa la síntesis del texto que a continuación se desarrolla. Los tres fosos, las esculturas (Gaudí Esté), el uso de los globos y otros elementos escénicos y sonoros introducen al espectador en la angustia y la incertidumbre de un hombre que se debate entre el amor y el miedo. Esta realización acentúa un conflicto íntimo que ilustra lo que puede asumir un ser humano en circunstancias extremas. Una historia mil veces contada vuelve a tener vigencia al privilegiar la emoción sobre la razón en un drama sin solución.

El dolor y la rabia de Hamlet se ponen de relieve a través de la actuación de Basilio Álvarez, quien interpreta a un personaje que en esta versión casi opaca al resto. La pieza se concentra en el universo íntimo del hombre que observa a su madre y su tío en una maniobra del poder. Es un rebelde que clama justicia, acusa a su propia madre de traición e ignora los consejos de quienes lo rodean. Gertrudis, Claudio, Polonio, Horacio y Ofelia conforman una suerte de coro gestual y sonoro que circunda al personaje principal. El desplazamiento de los actores dentro y fuera del escenario construye una dinámica que atrapa la atención del espectador. Fedora Freites, Armando Cabrera, Sócrates Serrano, Juan Carlos Ogando y Vicente Peña cumplen sus roles sin complicaciones bajo esta concepción. Sin embargo, la reducción minimalista implica un riesgo que la obra logra salvar solo parcialmente, pues hay elementos que se manejan en un campo confuso, no suficientemente perceptible. Por ejemplo, las motivaciones de Horacio y Ofelia o las intenciones de Claudio y Polonio. Aún más la fragilidad de Gertrudis.

Una concepción como ésta encuentra alguna resistencia entre un público ya habituado al teatro fugaz, de evasión, sin compromiso creativo. Es una obra que le exige al espectador una postura más activa, menos cómoda. He escuchado que con esta versión de Hamlet se busca captar a un público juvenil. Honestamente, no creo que haya sido la intención de Ulive. Pienso, más bien, que propone una nueva perspectiva para comprender a un personaje devenido en símbolo en el transe de tomar una decisión ante la vida.

HAMLET, de William Shakespeare, según versión de Ugo Ulive. Dirección: Armando Álvarez. Producción. Basilio Álvarez, Beatriz Mayz, Samantha González y Armando Álvarez para el Grupo Teatral Skena. Escenografía: Carlos Agell. Iluminación: Víctor Villavicencio y Valentina Sánchez. Vestuario: Eva Ivanyi y Cape Grillet. Esculturas: Gaudí Esté. Música original: Luis Alberto Vila, Gabriel Figueira y Rubén Gutiérrez. Elenco: Basilio Álvarez, Fedora Freites, Armando Cabrera, Sócrates Serrano, Juan Carlos Ogando y Vicente Peña. Teatro del Trasnocho Cultural, C.C. Paseo Las Mercedes. Viernes y sábados a las 8:00 pm y domingo a las 6:00 pm.

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