Oh, sorpresa. ¿Qué es esto? A medida que avanza la proyección de Una guerra de pelÃÂcula voy de desconcierto en desconcierto y descubro una obra de tintes surrealistas que roza el absurdo en su puesta en escena pero mantiene la coherencia de un guión nada tradicional sobre un tema permanente en el cine norteamericano: la guerra. En este caso la de Vietnam. La única guerra que EEUU ha perdido. Pero lo insólito es que se trata de una comedia y no de un drama. El colmo es que la escribió y dirigió Ben Stiller, un actor de extensa trayectoria que ha desarrollado una muy irregular carrera como director. Esperaba encontrarme con una pelÃÂcula terriblemente mala como su anterior Zoolander (¿recuerdan aquel pastiche?) y me topé con un ejercicio de inteligencia y ambición que, además, pone a reÃÂr a todo el mundo.
Una guerra de pelÃÂcula (“Tropic thunderâ€Â) narra las desventuras de un grupo de actores en pleno rodaje de la producción más cara que se haya hecho sobre Vietnam. Las pésimas condiciones de trabajo estimulan una crisis entre el director y sus intérpretes, a tal punto que éstos abandonan la filmación y crean una crisis en medio de la selva. Desde este punto de partida dramático se construye una trama que pasa de la ficción prevista â€â€la del guión de esa producción a la realidad más sorprendente â€â€la de una guerra verdadera que se desata en el lugar del rodaje que obliga a los actores a comportarse como los personajes que interpretaban. Nunca han sido soldados pero ahora deberán “actuar†como soldados para sobrevivir. Y los que han sido soldados deben comportarse como actores. Desde luego, todo esto da pie a una incesante serie de equÃÂvocos donde todo pasa.
Son muchas las pelÃÂculas y los realizadores que narran la vida interior del cine. Para nombrar sólo a tres de los grandes: François Truffaut lo hizo con La noche americana, Robert Altman con El pez gordo y Woody Allen con La Rosa Púrpura de El Cairo. Asàque Una guerra de pelÃÂcula no intenta ser abanderada de la originalidad. A su director, guionista y actor le interesa más jugar con el tema de lo real y lo aparente, de la ficción y la realidad, de la representación del actor y la experiencia humana, para expresar el absurdo de la guerra y el absurdo de la industria cinematográfica. Claro, esto pasa por ciertas licencias creativas que revisan los roles de los productores, los directores, los actores, los especialistas en efectos y todo el equipo de un rodaje. El paralelismo que Stiller establece entre filmación y guerra es notablemente inteligente. Por una parte están los errores de planificación que significan pérdida de millones de dólares y de dÃÂas de trabajo por una estúpida equivocación que se convierte en un alud indetenible. Por la otra se encuentran las crueldades de la guerra, la pérdida de vidas humanas y la humillación de los combatientes ocasionadas por otra estúpida equivocación.
Uno de los aspectos fundamentales del film se halla en el guión, construido de manera coherente, salpicado de diálogos muy incisivos y determinado por la posición de Stiller ante el permanente drama que la guerra ha significado para su paÃÂs. Un tema pertinente en tiempos de Irak y Afganistán. No obstante, no intenta moralizar ni hacer apologÃÂa polÃÂtica. Busca divertir al público abordando un asunto que hoy por hoy es muy importante para los estadounidenses.
Otro de los campos a destacar se encuentra en el interesante elenco que Stlller logró reunir. Además de si mismo como Tugg Speedman, el actor de pelÃÂculas de acción que últimamente han fracasado en la taquilla, el director convocó a Jack Black como Jeff “Fast†Portnoy, como un actor drogadicto y escatológico, y a Robert Downey Jr. como un actor australiano que decide hacerse cirugÃÂa para convertirse en negro como el rol que interpreta. Estos tres señores constituyen el eje central del relato, pero se han hecho acompañar de otros personajes absurdos que incluyen estrellas como Tom Cruise y Nick Nolte en caracterizaciones que se burlan de sus propias actuaciones en otras producciones famosas. Una guerra de pelÃÂcula ha generado toda suerte de comentarios, incluso contradictorios, pero nadie puede ignorarla.
UNA GUERRA DE PELÃÂCULA (“Tropic thunderâ€Â), EEUU, 2008. Dirección y guión: Ben Stiller. Producción: Stuart Comfeld. FotografÃÂa: John Toll. Montaje: Grez Hayden. Música: Theodore Shapiro. Elenco: Ben Stiller, Jack Black, Robert Downey Jr., Brandon T. Jackson, Nick Nolte, Tom Cruise y Matthew McConaughey, entre otros. Distribución: UIP.