Nostalgia no sólo de un espacio sino también de una época. Aquella París de la Generación Perdida de los años veinte del siglo pasado se levanta como el telón de fondo y el motor espiritual de la más reciente película de Woody Allen, la cuadragésima primera que dirige, concebida como una comedia romántica en el más exacto sentido de esa denominación. Yo añadiría que se trata de una comedia romántica profundamente norteamericana, en contraste con quienes hablan de la “etapa europea” del realizador neoyorquino. La condición de europea se aprecia en la elección de ciudades como Londres, Barcelona y ahora París para narrar sus últimas películas. Pero debo precisar que éstas se definen desde una perspectiva estadounidense que marca definitivamente sus historias. Tal vez por eso, Allen nos plantea un viaje en el tiempo hacia aquella Ciudad Luz que albergó a Ernest Hemingway, John Dos Pasos y John Steinbeck, narradores norteamericanos que compartieron experiencias creativas con Luis Buñuel, Pablo Picasso, Max Ernst y otros genios del arte universal. Medianoche en París es un hermoso homenaje al espíritu aventurero y artístico de aquellos hombres y mujeres que transformaron la forma de pensar de su época con sus obras.

En el presente, a una pareja a punto de casarse se le ocurre la genial idea de viajar a  París para pasarse unos días antes de la boda. La poesía de la ciudad seduce especialmente a Gil, un joven guionista —alter ego del propio Allen—  que sueña con escribir la gran novela del siglo XXI a la vez que fantasea con una vida distinta. Tras la medianoche, la realidad se transforma de forma insólita y es transportado en el tiempo para compartir con grandes figuras de la intelectualidad europea como Picasso o Salvador Dalí y, de forma inevitable, para enamorarse de una encantadora mujer. Con un elenco de lujo encabezado por Owen Wilson, Rachel McAdams, Marion Cotillard, Kathy Bates, Adrien Brody y la primera dama francesa Carla Bruni, entre muchos otros, esta historia fantástica expresa la ilusión que los seres humanos poseen sobre una vida completamente diferente a la que están viviendo. Es un viaje mágico a la París de los años veinte, iluminada y embellecida para revivir los privilegiados encuentros de la aquella intelectualidad.

En su nueva obra Allen retorna a la fantasía de una etapa de su filmografía, especialmente la referida a La rosa púrpura de El Cairo (1985) o Zelig (1983), sin el tono amargo y desesperanzador de algunas de sus últimas películas como Match point (2005) y El sueño de Cassandra (2007). En cambio, Midnight in Paris ofrece una luminosidad esplendorosa que ofrece una salida vital a su personaje central. La vida cotidiana de Gil es aburrida y gris como los personajes que le rodean: fríos y distantes. El guionista que intenta ser escritor sólo se siente feliz cuando deja volar su imaginación. Como en las viejas películas de Hollywood, cualquier fantasía puede convertirse en realidad. Allen dispone que su protagonista escape y viaje hasta aquella época legendaria para encontrarse con Gertrude Stein, Francis Scott Fitzgerald y su esposa, Hemingway, Buñuel o Dalí, interpretado por un desmesurado Adrien Brody), y vivir una historia de amor con la amante de Picasso, la deliciosa Adrianne, protagonizada por Marion Cotillard. La magia se hace presente en las callejuelas de París y atrapa a Gil en su vagabundeo a medianoche. Emociona la facilidad del realizador para lograr que viajemos junto al Gil ochenta años hacia atrás, como su fuese lo más normal.

Destacan la maravillosa fotografía del iraní Darius Khondji, quien maneja la luz de manera mágica y sugestiva para expresar el mundo de fantasía que plantea Allen, y la magnífica actuación de Owen Wilson, intensa, franca, directa, que sorprende en un actor utilizado en comedias comerciales y banales. Encontró en esta oportunidad que le brindó Woody Allen la manera de salir del montón.

MEDIANOCHE EN PARÍS (Midnight in Paris), EEUU y España, 2011. Dirección y guión: Woody Allen. Fotografía: Darius Khondji. Montaje: Alisa Lepselter. Diseño de producción: Anne Seibel. Vestuario: Sonia Grance. Elenco: Owen Wilson, Marion Cotillard, Rachel McAdams, Kathy Bates, Michael Sheen, Adrien Brody, Nina Arianda, Mimi Kennedy, Kurt Fuller, Carla Bruni, Léa Seydoux, Tom Hiddleston. Distribución: Cinematográfica Blancica.

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