Además de un extraordinario éxito de público, la sexta edición de Delicarte, celebrada el sábado 19 en el Centro Cultural Los Galpones, evidenció tres cosas. En primer lugar, Caracas mantiene su interés por descubrir sabores inéditos o ratificar los preferid y disfrutar los productos que se ofrecen en nuestro mercado. En segundo término, una buena idea puede ser un buen negocio para todos: los expositores que buscan colocar sus productos ante un público con cultura gastronómica, los propietarios de los espacios expositivos que abren una vertiente culinaria a sus actividades artísticas, los consumidores exigentes en busca de nuevas delicias artesanales y los organizadores que han impulsado este encuentro del gusto y los sentidos. Finalmente, Delicarte desbordó sus expectativas y requiere un espacio más amplio y de mayor capacidad organizativa. El sábado hubo tanta gente que por momentos las colas para pagar o para pedir el auto al valet parking eran muy largas. Hay formas de enfrentar estos obstáculos y satisfacer la preferencia de los consumidores. Estoy seguro que lo lograrán para la próxima edición.

Ciertamente disfrutamos de productos artesanales de calidad: quesos de cabra de varios productores, chutneys de distintos sabores, chocolates con diversos tipos de cacao venezolano, repostería finamente elaborada, patés en diferentes versiones, además de degustaciones de vino y destilados, amén de los obsequios de Pomar, Solera, Ron Carúpano y los vinos argentinos Trapiche. Una sugerencia: ampliar la variedad (no la cantidad) de productos a degustar. Estamos seguros que hay más productores de delicadezas que necesitan encontrarse con los consumidores.

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