Con un ritmo pausado, unos planos cuidadosamente compuestos y una hermosa fotografía, Kawase convierte esta pequeña fábula en un homenaje al ritual de la cocina.

Entre las muchas cosas que nos hemos perdido están las películas de Naomi Kawase, una interesante cineasta que ha participado varias veces en el Festival de Cannes, donde ha ganado la Cámara de Oro y el Premio del Jurado.

En 2015, Kawase volvió a Cannes a participar en la muestra Una Cierta Mirada con Una pastelería en Tokio, una película sencilla y algo predecible, pero que vale la pena ver.

La historia gira alrededor de un hombre que lucha para sacar adelante su pequeña pastelería en Tokio. Sus productos son simples, una especie de panqueques rellenos con pasta de fríjol dulce, así como lo es su clientela, unas colegialas que los consumen con desdén.

El negocio no anda muy bien por la apatía con que el hombre encara su labor, pero todo cambia cuando llega al local una anciana insignificante buscando empleo como cocinera.

La trama que propone Una pastelería en Tokio está cantada desde el comienzo. Es evidente que el pastelero tiene serios problemas personales que afectan la calidad de su cocina, y que la anciana viene a enseñarle una o dos cosas sobre la vida. Pero aunque el desarrollo de la historia es predecible, la manera como está narrada termina cautivando el espectador.

Con un ritmo pausado, unos planos cuidadosamente compuestos y una hermosa fotografía, Kawase convierte esta pequeña fábula en un homenaje al ritual de la cocina y una reflexión sobre el contraste que hay entre la vida vacua de quienes lo tienen todo y la plenitud que se puede alcanzar a pesar de las carencias.

UNA PASTELERÍA EN TOKIO (An), Japón, 2015. Dirección y guion: Naomi Kawase, sobre la novela de Durian Sukegawa. Fotografía: Shigeki Akiyama. Música: David Hadjadj. Elenco: Masatoshi Nagase, Kirin Kiri, Miyoko Asada, Etsuro Ichihara. Se exhibe en el Trasnocho Cultural.

*Mauricio Reina es un destacado economista, periodista y crítico de cine colombiano. Esta nota fue publicada en el diario El Tiempo el 1 de junio de 2016, por su estreno en Bogotá.

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