Es protagonizada por un irreconocible Russell Crowe y su punto de partida es expuesto en una escena clave por el mismo Ailes en la primera presentación de lo que será Fox News.

Tenemos un concepto intuitivo de la verdad. El diccionario dice que es verdadero «aquello que es real, que tiene existencia real y efectiva», lo que no hace sino desplazar el problema al concepto de realidad, con lo cual ya entramos en honduras mayores.   

Parte del problema es que —en algunos ámbitos— la verdad tiene que ver con la versión de los hechos tal como ocurrieron, siendo los medios de comunicación un espacio privilegiado para la disputa sobre lo que ocurrió en realidad. No hace falta ser muy agudo para entender que los hechos no se perciben en estado puro. Se inscriben en un contexto, en un relato que —ese sí— puede modelarlos a su antojo. El tema es complejo y a la sombra de esta complejidad han nacido términos tan extraños como los tiempos que corren. El de la posverdad es el que últimamente se ha hecho más famoso.

El tema se agrava porque, de la mano de los medios y el entramado de intereses, narrativas y luchas por el poder político, emergió triunfante un demagogo de verbo rápido y hábil dominio de la escena que llegó a ser el hombre más poderoso del planeta. Los cuatro años de angustia pasaron, pero sus efectos no. Tampoco ha mermado la curiosidad por saber cómo se llegó a esa mezcla de circo con angustia.

Pero la respuesta, sin duda, está en los medios. Y empieza antes, mucho antes de 2016.

The loudest voice/La voz que habla más duro es el título de una miniserie apasionante que narra la meteórica carrera de Roger Ailes, creador y guía del canal de noticias Fox, notable operador político, estrella ascendente del ala más conservadora del Partido Republicano, y ángel caído en desgracia por el acoso a muchas de sus colaboradoras.

Es protagonizada por un irreconocible Russell Crowe y su punto de partida es expuesto en una escena clave por el mismo Ailes en la primera presentación de lo que será Fox News. En general, dice Ailes, los medios de comunicación tienen una orientación de centro izquierda («liberal» en la jerga política norteamericana). Sin embargo, al menos la mitad del país tiene una ideología conservadora. Por lo tanto, es necesario crear una cadena de noticias que veinticuatro horas al día los alimente con la versión de las cosas desde la derecha. Así, de ser un pequeño pero ambicioso emprendimiento del imperio Murdoch, Fox News se transforma no solo en la cadena preferida del público, sino —y mucho más importante— en el factor clave de poder mediático. Y por supuesto, sus tejes y manejes desde la óptica más conservadora posible llevan a la necesidad de un outsider: Donald Trump.

El logro de la serie es anudar su trama en torno a la personalidad de Ailes. Gordo, torpe, frágil por hemofílico, obsesionado por el poder y dentro de ese laberinto dominador de mujeres que considera un objeto que puede moldear a su gusto. El libreto logra un retrato fascinante de esa lujuria del poder, siempre con un bocado a la mano, haciendo de su silueta y del hecho de devorar una metáfora de sus ansias de poseerlo todo y todo dominarlo, sin darse cuenta de que ese hubris es el que lo guía hacia su caída. El análisis de este periplo es atrapante porque la historia, capitalizando las posibilidades narrativas de una serie en varios capítulos, oscila entre las idas y venidas de la política de EEUU y sus sacudones y la forma en la cual Fox, es decir Ailes, es capaz de leer esos hechos, digerirlos y rendirlos en salsa conservadora a sus clientes.

«Días extraños estos», cantaba John Lennon hace ya unas décadas en un tema llamado Nadie me dijo. Sin duda, vivimos una época confusa en la cual la verdad es un concepto etéreo, fluido y de difícil aprehensión. «Una esfera infinita cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna», con como decía Pascal resumiendo el espíritu de los tiempos que corrían. Era una forma de decir que ya no se podía creer ni siquiera en la perfección de una esfera. Como tampoco se puede creer ahora en la imagen, que alguna vez ingenuamente se creía la aproximación más pura a la verdad. Ocurre que ahora el público sigue al que habla más duro.

 

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