El trabajo iniciado en 2013 con la diáspora y las asociaciones diaspóricas y a través del Observatorio de la Diáspora Venezolana, nos ha permitido recabar y mantener actualizada la información de los venezolanos en el mundo: 300 ciudades y 90 países

Me siento orgulloso de esta tercera edición actualizada de La voz de la diáspora  venezolana y agradecido con Unión Editorial Colombia y con el regalo de las palabras de Thays Peñalver y Moisés Naím y el prólogo de Francesca Ramos Pisnataro, directora del Observatorio Venezuela de la Universidad del Rosario.

Venezuela vive hoy un fenómeno político, económico y social sin precedentes. De país de inmigrantes se transformó en país de migrantes y refugiados. A principios de la década de los sesenta, el 15% de la población venezolana estaba conformada por inmigrantes de primera generación y de origen fundamentalmente europeo. Más adelante recibimos nuevas oleadas migratorias provenientes mayoritariamente de países latinoamericanos: colombianos, peruanos, ecuatorianos, chilenos y argentinos. Todos se incorporaron al desarrollo del país y con ellos Venezuela se hizo más grande. Bajo el régimen del socialismo del siglo XXI Venezuela rompe con su tradición democrática de varias décadas y con la tradición de país receptor de migrantes a lo largo de 200 años.

Un modelo político y económico que asfixia las libertades y la democracia, ahoga a la propiedad privada, la empresa y el mercado, incapaz de garantizar la seguridad personal y jurídica, constituye el detonantes de un masivo éxodo: más de 6 millones 200 mil venezolanos, aproximadamente 20% de nuestra población. Como todo modelo socialista de inspiración marxista, posee como uno de sus atributos el de la migración de sus ciudadanos a quienes desprecia con términos como traidores, tránsfugas, ‘gusanos’ o como en el caso venezolano, ‘lava retretes’ y armas bioterroristas.

El propósito del estudio —y del proyecto global del que forma parte— es darle voz a la diáspora. Conocer sus narrativas, expectativas, las razones de su decisión de migrar, su perfil sociodemográfico, la forma en que se integran al país de acogida y la disposición a retornar y su interés en participar en el proceso de reconstrucción de un país devastado y saqueado. Sus voces las recogimos aplicando varios instrumentos: el primer cuestionario global, entrevistas a profundidad, historias de vida, fragmentos de vida, focus groups, talleres y desde hace cinco años, a través de los espacios de radio y televisión, La voz de la diáspora y Diáspora y Ambiente en Radio Caracas Radio (RCR750.com)

El trabajo iniciado en 2013 con la diáspora y las asociaciones diaspóricas y a través del Observatorio de la Diáspora Venezolana, nos ha permitido recabar y mantener actualizada la información de los venezolanos en el mundo: 300 ciudades y 90 países. Pese a la magnitud del fenómeno —y de ello Colombia puede dar fe pues alberga a aproximadamente 28% de toda la diáspora— la xenofobia del régimen venezolano se expresa en desconocerlo, negarlo o minimizarlo. Una bofetada a sus ciudadanos y las ciudades y países que los acogen.

La venezolana —como toda diáspora— contribuye a la reducción de la pobreza global y sus beneficios se extienden a las ciudades y países receptores, al país de origen y por supuesto al migrante mismo. Resaltar estos impactos y combatir los mitos y falacias más extendidos, es uno de los objetivos del proyecto global de la diáspora, en particular: las mitos de la fuga de cerebros, de la destrucción del empleo y los salarios de los nativos, o de que solo llegan para beneficiarse de las instituciones del Estado de Bienestar, del poco o mucho que los países posean. En realidad ocurre todo lo contrario y siempre da más de lo que recibe en la ciudad de acogida.

Evidenciar los aportes de la diáspora al mejoramiento de la productividad, al crecimiento del PIB, a la creación de empleos directos e indirectos y al efecto positivo en los terrenos social y cultural es fundamental para combatir tales mitos y falacias. A ello contribuye el trabajo desplegado por las asociaciones diaspóricas en cada localidad, ciudad y país. Todo lo anterior nos permite presentar una estrategia de gobernanza de la diáspora cuyo fin es impulsar la integración y sacar el mayor de los provechos del más formidable de los activos del que dispone un país: el capital humano.

Un capital humano integrado por más de seis millones de nuevos embajadores, agregados comerciales y empresariales, tecnológicos y científicos, culturales y sociales, con los cuales imprimir un nuevo impulso a la integración, las alianzas, la cooperación para el fortalecimiento económico, social, cultural, institucional y democrático.

Para nosotros el hecho de que la tercera edición se publique en Colombia tiene un significado muy especial. El país con mayor número de migrantes venezolanos a quienes ha acogido y atendido privilegiando los derechos humanos sobre la noción de frontera. Un país con problemas propios, millones de desplazados, intentado salir de una confrontación armada de muchas décadas, razones que nos obligan a valorar más y  mejor el trato brindado a nuestra diáspora ensombrecida por unos pocos y aislados incidentes negativos

Reiteramos el generoso regalo de las palabras de Moisés Naím, de Thays Peñalver —con quien construimos el espacio pionero, radial y televisivo, de la diáspora venezolana— y Francesca Ramos Pisnataro, directora del Observatorio Venezuela de la Universidad del Rosario en Bogotá, quien nos regala el prólogo de esta tercera edición.

 

 

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