Los ciudadanos venezolanos no se rinden y a pesar de todos los obstáculos están dispuestos a expresarse y actuar.

El año más duro que ha vivido el planeta en lo que va de siglo está a punto de concluir, con su carga de muerte masiva, retroceso económico, desempleo y pobreza, parálisis cultural, angustia e  incertidumbre  y oportunismo político que ha supuesto la covid-19. Lo peor es que la amenaza no termina con este año y 2021 se presenta como un período muy difícil.

Hemos atravesado diez meses de pandemia y aislamiento personal y colectivo en medio de expectativas y frustraciones. Proyectos, sueños, emprendimientos y oportunidades de desarrollo se han caído inexorablemente. Las sociedades y los individuos de este mundo ya tenían muchos problemas —migración irregular, autoritarismos de todo tipo, hambre y miseria, discriminación étnica y religiosa, entre otros— cuando en marzo se sumaron la cuarentena necesaria y la lucha por sobrevivir. Si bien es cierto que ya se anuncian las vacunas contra el coronavirus —lo cual supone un triunfo científico— también lo es que la distribución del fármaco será más compleja de lo que se supone en una primera lectura.

En el plano nacional la situación es mucho más complicada pues a todos los problemas que padecemos se suma la opacidad informativa oficial que oculta las verdaderas cifras del impacto del virus. En un país sin infraestructura sanitaria y sin servicio regular de agua y electricidad, la covid-19 se suma a una crisis humanitaria atroz, con implicaciones sociales, económicas y políticas que afectan a los venezolanos de todos los sectores.

Sabemos que superar esa crisis humanitaria y de salud pasa necesariamente por un cambio de gobierno. El régimen de Nicolás Maduro no puede enfrentar esos retos exitosamente. No puede controlar la inflación ni la devaluación del signo monetario. No cuenta con los recursos de la antigua Pdvsa. Solo se sustenta con el narcotráfico y la explotación irracional del Arco Minero y a merced de sus aliados Rusia, China, Irán, Cuba. Ya Maduro ha demostrado su ineficacia en todos los órdenes, salvo en la conservación del poder. Es lo único que le interesa.

El éxito de la Consulta Popular convocada por el gobierno interino de Juan Guaidó y el fracaso del fraude electoral parlamentario del régimen del 6-D evidencian que los ciudadanos venezolanos no se rinden y que a pesar de todos los obstáculos están dispuestos a expresarse y actuar. Ese es el gran capital político de la oposición organizada. En 2021 vamos a necesitar coraje, perseverancia y mente fría.

Esta es la última edición de Ideas de Babel de este año que cierra muy pronto con todo su dolor. Volveremos en enero para continuar con nuestra labor de generar opinión en la política, las artes y los procesos sociales.

Simplemente queremos desearles a ustedes la mayor felicidad posible en estas circunstancias, que logremos superar la crisis humanitaria, cambiemos el régimen autoritario y convoquemos  elecciones libres y trasparentes para abrir las puertas de la transición política que nos permita reconstruir el país.

 

 

 

 

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