¿Retornará la marea rosada y rondará altivo el castrochavismo en las Américas?

Hace unas cuantas décadas leí el libro El Retorno de los Brujos y ese título vino a mi mente frente a la vuelta del partido de Evo Morales a la presidencia de Bolivia, la quema de iglesias en Chile, antes de la consulta por modificar la Constitución y el recuerdo del reciente regreso de Cristina Kirchner al poder en Argentina. Y todo esto en el marco de unas elecciones en EEUU que aún no se sabe qué puede pasar; pero que muestran lo golpeada que está la política en ese país y en el continente.

Como republicano y demócrata me preocupa, y mucho, que ambas cosas estén en juego en este continente. Recuerdo que a mediados de los años noventa escribía un ensayo que, parafraseando al de Alexis de Tocqueville, llamé Las democracias en las Américas. Eran los años en que todo el continente tenía gobiernos democráticamente electos; habían desaparecido las dictaduras de derecha e incluso de izquierda, a excepción de la Cuba de los Castro.

Una década después, con Chávez en el poder, esta idílica pintura cambiaba y comenzaban los tres lustros donde la llamada ‘marea rosada’ teñía el continente. El socialismo del siglo XXI tomaba cuerpo y este impulso redefinía la geopolítica de la región e incluso sus organizaciones multilaterales. Aparecieron Unasur, Celac, Petrocaribe y Alba; se apuntaló el poder del Foro de San Pablo y el castrochavismo pasó a ser la fuerza política que regía la región, incluyendo el Caribe.

Luego empezó la resaca y uno a uno los gobiernos alineados con el castrochavismo fueron dando paso a gobiernos de otra tesitura: Macri en Argentina, Piñera en Chile, Moreno en Ecuador, y Bolsonaro en Brasil, por nombrar algunos. Con la crisis económica de Venezuela el castrochavismo perdía fuelle en Latinoamérica.

Sin embargo, ahora vemos cómo de nuevo esta nefasta tendencia política que promueve gobiernos populistas izquierdistas, que como hemos visto se trastocan progresivamente en gobiernos autocráticos e incluso dictatoriales, viene retomando espacios, al ganar en México, Argentina, Bolivia y estar dando la pelea en Chile; incluso en Ecuador pues el candidato con mayores opciones, Andrés Arauz, para las elecciones de 2021 anunció a Rafael Correa como compañero de fórmula —aunque no podrá ir por estar inhabilitado. Es la misma fórmula de Cristina Kirchner con Alberto Fernández en Argentina. Lo mismo se planteó originalmente con Evo Morales y Luis Arce, pero al final al triunfar Arce dejó claro que Evo no iría al ejecutivo. Y no parece mala idea si vemos que la dupla argentina tiene problemas.

El 2021 será año de elecciones y cambios en Latinoamérica. Vienen elecciones en Argentina, Perú, Chile, Ecuador, Honduras y México, aunque solo las de Ecuador, Perú y Chile son presidenciales, además del referéndum constitucional de Chile.

¿Volverán estos gobiernos populistas de izquierda o estamos frente a un moderado proceso de transición? Nadie esperaba que Moreno en Ecuador se diferenciara tanto de Correa, o que Arce anunciara que Evo no iría al gobierno. ¿Son estos ejemplos de una transición de gobiernos más hacia el centro político? Ya veremos qué pasa en 2021.

Lo negativo para Venezuela es que las políticas internacionales de muchos de estos países, en los cuales retornan viejas tendencias, sean de transición o no, ya no se alinean activamente con las luchas democráticas en nuestro país. Es el caso de Argentina y México, como hemos visto en las votaciones en Naciones Unidas y en la OEA, además de que el reconocimiento de los embajadores del gobierno de Guaidó ha mermado. ¿Retornarán los brujos en Latinoamérica?, es decir, ¿retornará la marea rosada y rondará altivo el castrochavismo en las Américas?  Es una pregunta clave que debe poner en guardia a las fuerzas democráticas del continente y del mundo.

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