Esa papa trasatlántica fue ampliamente acogida y dio origen a platillos que caracterizan a la gastronomía de diferentes países convirtiéndola en signo de identidad cultural.

Al Celaup de la Unimet, in memoriam

Especial para Ideas de Babel. En conferencia dictada en la Maison de l’Amérique Latine, en París, Arturo Uslar Pietri subrayó que uno de los principales aportes de Latinoamérica a Europa fue la papa.

En efecto, ese tubérculo comestible que se extrae de la planta herbácea americana Solanum tuberosum originaria del altiplano andino —que luego los españoles, por comodidad, llamaron patata, nombre prestado del camote o del boniato— se diseminó por todo el mundo, después que los conquistadores hispanos la llevaron a España, acompañada del tabaco, el jitomate, el maíz y el cacao. Desempeñó un papel preponderante en la nutrición de los europeos.

Ciertamente, la papa es un tipo de carbohidrato complejo, lo que la convierte en una fuente de energía 100% natural. Posee un alto nivel de antioxidantes y nutrientes esenciales, contiene vitamina C, B6, B3 y B9, además es antiinflamatoria. En criterio del escritor venezolano, la papa de los Andes salvó de la hambruna a Europa, aunque como fue el caso en Irlanda también la propició, donde fue conocida como la Irish Potato Famine (Hambruna Irlandesa de la Papa). La patata era el principal alimento de aquel país en esa época. Los motivos de esa hambruna fueron los métodos inadecuados de cultivo y la aparición de un hongo (Phytophthora infestans) que destruía rápidamente el tubérculo.

Esa papa trasatlántica fue ampliamente acogida y dio origen a platillos que caracterizan a la gastronomía de diferentes países convirtiéndola en signo de identidad cultural. De acuerdo con el blog El Fogón de la Perla Gris tenemos en Europa estos platos a a base de papa:

Reino Unido

Las islas británicas son el mayor consumidor de patatas de Europa. No es de extrañar, puesto que son la base de uno de los platos más famosos del fast-food inglés, el fish and chips, hecho normalmente con bacalao o abadejo rebozado y patatas fritas.

El Shepherd’s pie, un pastel de carne picada, cebolla, verduras recubierto de puré de patatas y gratinado, es otra de las especialidades británicas más conocidas y exportadas, que también se puede encontrar en su versión vegetariana o con pescado.

La empanada de patatas, carne, nabo, cebolla y pimienta, Cornish pastry, rivaliza con el plato anterior como estandarte de la gastronomía inglesa.

Alemania


Los alemanes tampoco se quedan cortos a la hora de comer patatas, siendo los segundos del continente. Las Bratkartoffeln son un digno competidor de las patatas fritas en cuanto a acompañamientos se refiere.

Asadas con cebolla y panceta son uno de los principales reclamos de la cocina teutona.

Otro acompañamiento clásico alemán son los Knödel, de forma esférica y hechas a base de harina, huevo y patata. En el suroeste del país, el Dibbelabbes, que contiene patatas, panceta, cebolla y huevos, es uno de los pasteles salados más conocidos, junto con el Reibekuche  (también llamado Kartoffelpuffer), del norte de Renania y que está hecho de patatas ralladas y fritas con huevos y harina.

Bélgica

Las patatas fritas son uno de los platos más internacionales del mundo. Franceses y belgas se pelean por decir quién las inventó, aunque las de Bélgica tienen fama de ser las mejores del mundo. ¿Su truco? Las fríen en grasa de buey primero a fuego medio hasta que cogen color, y luego, en un aceite separado, a fuego alto hasta que queden bien doradas.

Acompañando a los mejillones, son una de las referencias de la cocina belga. Se pueden remojar con alguna salsa cuya base siempre acostumbra a ser la mayonesa. Otra de las especialidades es la Mitraillette, un bocadillo de carne cocida, patatas fritas y salsa, probablemente también será mayonesa.

Francia

A pesar de la fama de las patatas belgas, el hecho es que las francesas se han llevado el nombre, siendo conocidas como French fries en el mundo anglosajón.

Las regiones más cercanas a la frontera este con Bélgica, Suiza y Alemania son las que tienen en la patata un ingrediente básico de su cocina, como el Baeckoeffe, un estofado hecho a base de patatas típico de Estrasburgo, o la Tartiflette, una tarta de queso Reblochon, patatas, cebolla, panceta y nata, de la zona de Saboya y Alta Saboya.

Países Bajos

Otros que tienen pasión por las patatas fritas son los holandeses, posiblemente por su vecindad con los flamencos. Por la calle se encuentran decenas de puestecitos que venden las Patat (en el norte) o Friet (en el sur) en múltiples versiones, y siempre con mucha, mucha mayonesa.

Las Patatje speciaal incluyen además cebolla picada y salsa al curry, una mezcla a veces no tan apreciada por los extranjeros. Uno de los platos más tradicionales de la cocina neerlandesa es el Stamppot, un estofado de patatas y verduras, que se sospecha que tiene origen español.

Italia

Aunque la pizza y la pasta es lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en cocina italiana, lo cierto es que la patata es otro ingrediente muy importante del país transalpino.

Para empezar, es la base de los gnocchi, uno de los platos más conocidos y que se encuentra habitualmente en la categoría de pasta. Acompañado de salsa de tomate resulta delicioso.

En la zona del sur, concretamente en Bari, el Riso, patate e cozze, un risotto con patatas y mejillones, es muy apreciado. También lo es en Nápoles el Gattò di patate, un pastel que incluye, además de patatas, varios quesos y salami. Aunque la patata no sólo tiene lugar entre los primeros platos, sino que también puede estar en el postre, como las famosas rosquillas de Toscana.

España

Y por último, aunque no menos importante, está nuestro país, el cuarto consumidor de patata de Europa. Además de las patatas bravas y la tortilla de patatas, este ingrediente es la base de muchos platos y acompañamientos.

Un ejemplo es la Bomba, una bola de patata rebozada y rellena de carne picada y salsa brava, una de las tapas más solicitadas en los bares. Las patatas a la importancia, rebozadas en harina y huevo típicas de Castilla y León; las patatas a la riojana, con chorizo, pimentón y laurel; o las patatas a lo pobre, de Andalucía, con patatas, mucho aceite, pimiento verde y rojo, cebolla y ajo son sólo algunos de los platos que tienen este tubérculo como elemento principal.

En Cataluña, uno de sus postres más típicos del otoño, los Panellets, tienen en la patata su ingrediente secreto, combinada con huevos y harina, a los que se les pueden añadir otros sabores como café, coco o almendras.

¡Buen provecho!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Reino Unido

 


Las islas británicas son el mayor consumidor de patatas de Europa. No es de extrañar, puesto que son la base de uno de los platos más famosos del fast-food inglés, el fish and chips, hecho normalmente con bacalao o abadejo rebozado y patatas fritas.

El Shepherd’s pie, un pastel de carne picada, cebolla, verduras recubierto de puré de patatas y gratinado, es otra de las especialidades británicas más conocidas y exportadas, que también se puede encontrar en su versión vegetariana o con pescado.

La empanada de patatas, carne, nabo, cebolla y pimienta, Cornish pastry, rivaliza con el plato anterior como estandarte de la gastronomía inglesa.

 

Alemania



Los alemanes tampoco se quedan cortos a la hora de comer patatas, siendo los segundos del continente. Las Bratkartoffeln son un digno competidor de las patatas fritas en cuanto a acompañamientos se refiere.

Asadas con cebolla y panceta son uno de los principales reclamos de la cocina teutona.

Otro acompañamiento clásico alemán son los Knödel, de forma esférica y hechas a base de harina, huevo y patata. En el suroeste del país, el Dibbelabbes, que contiene patatas, panceta, cebolla y huevos, es uno de los pasteles salados más conocidos, junto con el Reibekuche (también llamado Kartoffelpuffer), del norte de Renania y que está hecho de patatas ralladas y fritas con huevos y harina.

 

Bélgica

 

Las patatas fritas son uno de los platos más internacionales del mundo. Franceses y belgas se pelean por decir quién las inventó, aunque las de Bélgica tienen fama de ser las mejores del mundo. ¿Su truco? Las fríen en grasa de buey primero a fuego medio hasta que cogen color, y luego, en un aceite separado, a fuego alto hasta que queden bien doradas.

Acompañando a los mejillones, son una de las referencias de la cocina belga. Se pueden remojar con alguna salsa cuya base siempre acostumbra a ser la mayonesa. Otra de las especialidades es la Mitraillette, un bocadillo de carne cocida, patatas fritas y salsa, probablemente también será mayonesa.

 

 

 

 

 

 

 

 

Francia

A pesar de la fama de las patatas belgas, el hecho es que las francesas se han llevado el nombre, siendo conocidas como French fries en el mundo anglosajón.

Las regiones más cercanas a la frontera este con Bélgica, Suiza y Alemania son las que tienen en la patata un ingrediente básico de su cocina, como el Baeckoeffe, un estofado hecho a base de patatas típico de Estrasburgo, o la Tartiflette, una tarta de queso Reblochon, patatas, cebolla, panceta y nata, de la zona de Saboya y Alta Saboya.

 

Países Bajos


Otros que tienen pasión por las patatas fritas son los holandeses, posiblemente por su vecindad con los flamencos. Por la calle se encuentran decenas de puestecitos que venden las Patat (en el norte) o Friet (en el sur) en múltiples versiones, y siempre con mucha, mucha mayonesa.

Las Patatje speciaal incluyen además cebolla picada y salsa al curry, una mezcla a veces no tan apreciada por los extranjeros. Uno de los platos más tradicionales de la cocina neerlandesa es el Stamppot, un estofado de patatas y verduras, que se sospecha que tiene origen español.

Italia

 

Aunque la pizza y la pasta es lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en cocina italiana, lo cierto es que la patata es otro ingrediente muy importante del país transalpino.

Para empezar, es la base de los gnocchi, uno de los platos más conocidos y que se encuentra habitualmente en la categoría de pasta. Acompañado de salsa de tomate resulta delicioso.

En la zona del sur, concretamente en Bari, el Riso, patate e cozze, un risotto con patatas y mejillones, es muy apreciado. También lo es en Nápoles el Gattò di patate, un pastel que incluye, además de patatas, varios quesos y salami. Aunque la patata no sólo tiene lugar entre los primeros platos, sino que también puede estar en el postre, como las famosas rosquillas de Toscana.

 

España

Y por último, aunque no menos importante, está nuestro país, el cuarto consumidor de patata de Europa. Además de las patatas bravas y la tortilla de patatas, este ingrediente es la base de muchos platos y acompañamientos.

Un ejemplo es la Bomba, una bola de patata rebozada y rellena de carne picada y salsa brava, una de las tapas más solicitadas en los bares. Las patatas a la importancia, rebozadas en harina y huevo típicas de Castilla y León; las patatas a la riojana, con chorizo, pimentón y laurel; o las patatas a lo pobre, de Andalucía, con patatas, mucho aceite, pimiento verde y rojo, cebolla y ajo son sólo algunos de los platos que tienen este tubérculo como elemento principal.

En Cataluña, uno de sus postres más típicos del otoño, los Panellets, tienen en la patata su ingrediente secreto, combinada con huevos y harina, a los que se les pueden añadir otros sabores como café, coco o almendras.

 

¡BUEN PROVECHO!

 

 

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